domingo, 31 de mayo de 2020

Joker anda suelto en Minneapolis

Una figura inquietante destacaba este viernes en medio del tumulto, justo entre la avenida Chicago y la calle 38, donde sucedió el arresto policial y posterior muerte del afroamericano. Un hombre disfrazado de Joker paseaba solo con un cartel que reclamaba “Justicia para George”. Con el pelo verde y largo, la ropa chillona y una mueca afligida pintada en el rostro, Joseph Pudwill representaba la última versión cinematográfica de este macabro payaso interpretado por Joaquin Phoenix en la famosa película estadounidense. En ella, un Joker maltratado por la vida se torna un sangriento asesino. 

“Se ha convertido en un modelo de la injusticia social, el reconocimiento de las tragedias que ocurren, me he enamorado de este personaje y creo que hoy sirve para empujar el mensaje”, explicaba Pudwill, un empleado de supermercado de 36 años.

En Chile, la gestión del ministro de salud ha sido duramente cuestionada, sobre todo después de una desafortunada declaración en la cual señala que todas sus proyecciones epidemiológicas se han derrumbado como si fueran “castillos de naipes”; además, ha dicho que desconocía la “magnitud de la pobreza y del hacinamiento” que están viviendo muchos sectores de la población, agudizada todavía más por el problema sanitario. Todas estas señales de inoperancia fueron interpretadas en forma de indolencia por parte de la oposición, incluso desde el propio oficialismo, lo cual ha llevado a generar el debate en torno a la urgencia de las cuarentenas. El gobierno ha procrastinado estas medidas hasta el extremo y ha propuesto, en cambio, retomar poco a poco el hilo de la productividad económica, sobre todo cuando los números de contagiados aún no parecían lo suficientemente preocupantes ni alarmantes. Eso le valió una crítica férrea, en circunstancias de que el Colegio Médico y ciertas investigaciones expertas respecto al avance del patógeno ya habían advertido que la situación se iba a volver cada vez más peligrosa frente a la inminencia del invierno y que, definitivamente, el virus no se iba a volver “mejor persona”. Por ello, el gobierno, un tanto arrinconado, ha salido a desmentir las declaraciones sobre al aumento de contagios debido a los llamados a la “nueva normalidad” y el “retorno seguro”, y se propuso ir estableciendo cuarentenas cada vez más estrictas en sectores estratégicos como la Región Metropolitana y, prontamente en la Quinta Región, buscando de esta manera paliar los errores cometidos y enfrentar el emplazamiento de los sectores más disidentes, los cuales, en su mayoría, claman para que la clase política “salga de su burbuja” y aplique de una vez por todas la cuarentena total en aquellas zonas más vulnerables del país, solo que esta medida saca a relucir, una vez más, el grave problema de fondo: el de la desigualdad en el acceso al empleo y los recursos básicos, porque, desgraciadamente, la cuarentena total, sus consecuencias, no son iguales para todos. Es más, pone en evidencia que, en efecto, las cosas no son así. 

Por otro lado, en Argentina, opositores al gobierno de Fernández, entre ellos, científicos e intelectuales, se han puesto de acuerdo para cuestionar precisamente la cuarentena nacional, el ASPO (Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio), que ya lleva más de dos meses. El cuestionamiento lo han hecho a través de una carta en la que, según dicen, el gobierno ha encontrado en la llamada “infectadura” un relato legitimado por expertos para mantener un estado de cosas que atentaría peligrosamente con la propia democracia del país, bajo el pretexto de la seguridad pública. Desde el gobierno han salido a replicar los dichos de la carta, argumentando que no son pro cuarentena, sino que “anti muerte”, por lo que la cuarentena establecida por decreto es únicamente una medida provisoria. En este punto, el ministro de salud argentino señaló que por ningún motivo se está pasando a llevar la libertad de los individuos, como así lo creen, según él, sectores de la derecha (o, mejor dicho, liberales), sino que se está priorizando el bien común, el derecho colectivo a la vida. O sea, se está planteando un escenario un tanto distinto al chileno en este sentido: mientras que en Chile la oposición llama al gobierno a declarar cuarentenas cada vez más fortalecidas en pro de la seguridad social, en Argentina la oposición está más o menos convencida de que la cuarentena nacional indefinida ha redundado en perjuicio más que en beneficio, y quizá esto se deba a los distintos colores políticos que presiden cada país. 

La cuarentena se ha convertido, a la vez que en una política, en una disyuntiva ética. El quid del asunto estriba en la radicalidad del debate en torno a la necesidad de su implementación. Mal que mal, esta medida juega con un derecho humano intrínseco: la libertad de acción, que puede eventualmente entrar en conflicto con la legalidad y la seguridad colectiva. Pero la interrogante que cabría hacerse, para tantear una posible conciliación, sería la que planteó el periodista Ernesto Tenembaum, muy certeramente en un artículo: cuántas vidas se está dispuesto a sacrificar en pos de las libertades perdidas (tras la debacle).
A ver si entendí bien: ¿unos monos se metieron a un laboratorio indio a robar muestras de sangre de pacientes con covid 19? ¿Y este evento quieren relacionarlo con el argumento de la película 12 monos de Terry Gillian, so pretexto de aunar otro episodio en que, merced a la pandemia, la realidad ha superado a la ficción o, mejor dicho, la realidad ha alcanzado límites que entroncan incluso con la ciencia ficción más distópica? Según tengo entendido, en la película el Ejército de los Doce monos sería inicialmente señalado como el causante del desastroso virus que ha azotado a la humanidad, y por eso el protagonista Cole es enviado desde el futuro para averiguar sobre esta supuesta organización terrorista. Pero resulta que al final se descubre que el Ejército de los Doce monos era una organización animalista cuyo único objetivo era liberar a los animales cautivos en los zoológicos, y el verdadero culpable de desatar el virus mortal sería un asistente del laboratorio de Goines, quien no se encontraba en los registros de los expertos del futuro de Cole. Dado lo anterior, el Ejército de los Doce monos era totalmente inocente de la acusación que se le achacaba. Entonces tenemos que el paralelismo entre lo que sucede en el filme y nuestra contingencia no funciona ni siquiera a nivel simbólico, quizá solo aludiendo al escenario pandémico que ni por asomo alcanza las proporciones catastróficas de la película. ¿No estará siendo leída esta salida de madre de los monos en el laboratorio indio como otro argumento en clave viral para la tesis animalista y, en cierta manera, ecologista, de “el ser humano es el verdadero virus” (que en todo caso debería relacionarse precisamente con el planteamiento del Ejército de los Doce monos en la película de Terry Gillian)? ¿No será el pánico previo sobre esta mala interpretación del hecho ocurrido una nueva excusa para sostener que “los animales le están ganando terreno a los humanos, recuperando lo que les pertenece”?

lunes, 25 de mayo de 2020

Texto de requisito para postular al taller de “Nietzsche, la vida como ensayo de liberación” dictado por Martín Hopenhayn.

Mi interés por el taller pasa por un impulso de releer los conceptos de Nietzsche a propósito de los últimos avatares del nuevo milenio, en específico, el del último hombre, el del superhombre y el de la voluntad de poder, conceptos que, articulados en función de una lectura filosófica de la contingencia, creo que podrían aventurar una hermenéutica profunda sobre la actual condición humana. En tiempos adversos, se ha vuelto imperioso repensar los presupuestos vitales que teníamos por establecidos. Hablo de la moralidad, de la pugna interna del hombre confrontando su escala de valores con una realidad que se le presenta cada vez más hostil. En el fondo, se trata nuevamente del individuo en conflicto con el otro, con la totalidad y su correspondiente abismo. De ese conflicto surgen los móviles que han sido el motor de su propia historia, y que todavía configuran una constante, acaso remotamente un camino de libertad. Resulta arduo, sin embargo, avizorar uno, hoy por hoy, en circunstancias en que la humanidad entera se ve sometida a una nueva plaga, frente a la cual se obliga (o es obligada) a un confinamiento no solo material sino que existencial. Este escenario acaba siendo el escenario propicio para la aparición del “último hombre” y un crecimiento nihilismo que se deduce inmediatamente de un ataque al sistema inmune de la vida, una merma en la voluntad de poder. La idea de liberación debería pasar, en este sentido, por una toma de conciencia sobre la fragilidad de la propia vida, y por una reafirmación de la propia existencia en función de un espíritu de autonomía que pueda validarse no solo más acá sino que más allá de sí mismo, en lo extensible del mundo, en su apertura a la experiencia. Una vía hacia el superhombre no como una teleología sino que como una pulsión de fuerzas creativas, entonces se vuelve un derrotero posible, una oportunidad para invocar los anticuerpos necesarios contra la decadencia biológica, el sometimiento político de las mentes y las voluntades, y la corrupción de los valores metafísicos sobre los que se asienta la civilización occidental, valores que, por supuesto, si no pueden ser superados, siquiera resignificados, una y otra vez, a raíz de esta nueva crisis, corren el riesgo de volverse más empobrecedores, propiciando un estancamiento de lo humano, contrario al devenir orgánico de la vida que, de una u otra forma, siempre consigue ver la luz en medio de la oscuridad cósmica.

Cristian Warnken entrevistó al ministro de salud Mañalich el domingo. Cuestiones que subrayo: 

1.- Mañalich leyó La peste de Albert Camus más de tres veces. Para él, al país le restan dos escenarios posibles a enfrentar: el planteado en la novela, que implicaría "condenar a muerte segura a muchos ciudadanos"; o la estrategia de gobierno expresada en la llamada "nueva normalidad", que implica aislar a la población en zonas donde se sabe hay un mayor riesgo de contagio. En definitiva, muerte o nueva normalidad. 

2.- Se discutía el año pasado respecto a la eliminación del ramo de filosofía en los colegios, y para Mañalich eso está mal. Cree que hay que cavilar sobre qué mundo, y en particular, sobre qué país se quiere después de la pandemia y Carlos Peña debería ser uno de los intelectuales que pueda pensar ese Chile. Son tiempos de pandemia, y a la vez, tiempos de filósofos, repitió enfático. 

3.-El ministro estuvo a punto de morir. De chico sufrió un accidente en el que perdió el bazo y un riñón. Todo lo que vivió después para él es una yapa. Es decir, toda su vida posterior, incluyendo su puesto de ministro de salud en Chile, sería una añadidura, una casualidad asumida. 

4.- Para encontrar el equilibrio interior, el ministro se vuelca hacia la oración, y se confiesa como un “creyente tardío”. Lo más difícil, según él, sería poder "conciliar la fe en un creador todopoderoso con el darwinismo".

jueves, 21 de mayo de 2020

No sabía que Arturo Prat era homenajeado por los navales japoneses. De hecho, figura entre los tres héroes máximos de la historia naval mundial. 

miércoles, 20 de mayo de 2020

Otro cazabulosresultó que al final los científicos de la NASA no han encontrado ninguna partícula de fuera de nuestro universo, y menos han confirmado que provenga de un universo paralelo en donde las leyes de la física marchan en sentido contrario. Es más, ni siquiera se trata de la Nasa directamente, sino que de Peter Gorham, un profesor de física de la Universidad de Hawai y su equipo, quien explicó la probabilidad de haber descubierto un nuevo tipo de partícula, y que, por lo tanto, se estaría ante un nuevo modelo de la física, pero no necesariamente ante la presencia de un universo paralelo. Esta sería más bien una hipótesis planteada por la revista New Scientist a raíz de los estudios de Gorham, pero solo eso: una hipótesis. La tan bullada noticia sería una malinterpretación del Daily Star, medio que comenzó a rodar la bola de nieve, pese a que, de entrada, en el mismo título del artículo que originó todo se revela que es una teoría y que nunca asevera la existencia de nada, aunque tampoco se descarta completamente, y esa es la gracia del conocimiento científico: que no afirma ni niega nada hasta que no se pueda contrastar ni comprobar con evidencias empíricas. Pero resulta curiosa sobre este punto la responsabilidad de la divulgación científica respecto a cuestiones que suelen darse por sentadas y resultar atractivas para la opinión pública. Hasta leí en redes sociales algunos estados que hacían alusión a un posible orden de cosas que fuera en reversa para evitar la crisis sanitaria. Incluso yo mismo me vi citando a Borges con su Jardín de los senderos que se bifurcan para darle un toque cuántico literario al asunto. Sin embargo, como ya dije anteriormente: el conocimiento científico da lugar a la especulación mientras no se tenga certeza respecto a un potencial hecho o descubrimiento, y en esa especulación puede caber perfectamente todo un universo de posibilidades.

martes, 19 de mayo de 2020

Bill Gates, coronavirus y la agenda oculta

“Hobbes dijo que el poder absoluto no proviene de una imposición desde arriba, sino de la elección de individuos que se sienten más protegidos renunciando a su propia libertad y otorgándola a un tercero” La diputada Sara Cunnial en el parlamento italiano, quien acusó a Bill Gates públicamente por delitos contra la humanidad. 


La Nasa ha encontrado partículas de fuera de nuestro universo tras un experimento de detección de rayos cósmicos. Los expertos han dado un paso más allá y aseguran que se podría tratar de un universo paralelo en el que las leyes de la física serían totalmente contrarias a las que conocemos. 

La literatura ya había ofrecido una interpretación de esa posibilidad con Borges en Los jardines de los senderos que se bifurcan. La hipótesis de los mundos paralelos: 

«En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras. En cambio, en la obra del casi inextricable Ts’ui Pên, el hombre opta —simultáneamente— por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también, proliferan y se bifurcan» 

¿Será acaso la contingencia mundial una disyuntiva borgeana, legitimada ahora por la ciencia? ¿La posibilidad de la bifurcación cuántica hacia otra dimensión opuesta?

Acaso se avanza hacia el recuerdo,
acaso se avanza hacia el olvido primigenio.

Hambre

La palabra hambre fue proyectada sobre el edificio Telefónica durante la noche santiaguina por el colectivo Delight Lab, el mismo que post 18/10 proyectó la palabra dignidad. Esto, bajo el contexto de una nueva ola de manifestaciones que se dio en la comuna de El Bosque, para denunciar la falta de alimentos tras la implementación de la cuarentena total y la demora en la entrega de cajas con provisiones anunciada por Piñera. El colectivo Delight Lab salió a explicar el motivo de la intervención, señalando abiertamente que el virus ha agudizado las diferencias sociales ya visibilizadas durante el estallido social, y haciendo además un llamado a agilizar las medidas de ayuda a los más necesitados para que no ocurran más protestas en plena pandemia. Estos hechos volvieron a encender el fragor social que había estado contenido desde hace un par de meses producto de la crisis. Por lo mismo, el oficialismo y la oposición han vuelto a enfrentarse. Los del bando oficial han insistido en criminalizar y perseguir a los manifestantes más radicales, querellándose contra los que saquean y alientan el desorden público. Mañalich aseguró que ellos “representan un riesgo innegable para la salud de los otros”, y que contribuyen a la prolongación indefinida de la cuarentena. El intendente metropolitano, por su parte, ha señalado que “el coronavirus está muy feliz de que esas personas estén actuando de esa forma", personificando al virus como un agente promotor de la violencia y el caos que está prácticamente en su salsa para poder extender sus influencias. Desde el núcleo más duro del oficialismo incluso han llegado a sostener que estos tiempos de pandemia han sido una especie de tregua para Chile y que los disturbios de El Bosque son orquestados por sectores de la extrema izquierda para preparar una “segunda ola del estallido social” y formar así un escenario tal que propiciará la caída del gobierno y la destrucción por la destrucción. Los del bando opuesto, en cambio, y fieles a su consigna, ven en las manifestaciones de El Bosque otro síntoma de que las cosas se han vuelto insostenibles dentro de un esquema sociopolítico a todas luces excluyente. Un dirigente vecinal de la comuna así lo expresó: “Cuando se trata de delito de cuello y corbata es un error”. Consideran que aquellas manifestaciones son nada más que la respuesta a la llamada “violencia estructural” propia del sistema neoliberal en Chile, el cual ya ha sido expuesto hasta el hartazgo desde el 18/10 y que viene arrastrando sus fisuras, sus heridas abiertas, sangrantes, desde hace décadas, con la necesidad de empujar un nuevo proceso constituyente, y junto con ello, un ingente cambio en el ethos político y la estructura económica del país. Primero, era la palabra Dignidad como bandera de lucha a raíz de la revuelta de octubre; ahora, la palabra Hambre, impuesta como una denuncia y, al mismo tiempo, un llamado de auxilio en medio de una batahola generalizada. Una proyección que crea profundas divisiones, y que viene a reflejar en parte una condición no solo social, sino que existencial, hoy por hoy, en el adn chilensis. El hambre en cuanto denominador común de un descontento orgánico arrastrado con el tiempo. El hambre que resuena ruidosamente en la intemperie y se deja verbalizar estampada contra la noche, mientras el gobierno llama a mantener la compostura a costa de su propia inoperancia, y el virus aguarda invisible, silencioso, durante los toques de queda, su estampida nihilista.


lunes, 18 de mayo de 2020

Antes de bajar del coleto en la noche, había olvidado acomodarme la mascarilla. Durante el instante en que estuve a punto de ajustarla a mi nariz y abrir la puerta del vehículo, una joven atrás, con un tono notoriamente estresado, señaló que para la próxima me la pusiera correctamente. Quería pero no hallaba qué responderle, sobre todo porque tenía razón en señalar mi falta. Confieso que por un momento me enojé al tener ella, una desconocida, ese atrevimiento, pero, una vez cerrada la puerta del coleto, respiré hondo y atendí el contexto de la situación. Mi error involuntario había puesto irascible a la joven, con su correspondiente mascarilla negra, aunque con todo el derecho que le imprimía la medida sanitaria. La posibilidad del contagio, su fantasma, nos había precipitado a ambos a un encuentro demasiado abrupto, pero no por ello menos intenso. Ella había visto en mí una amenaza con cara de hombre, otro latente e irresponsable portador; yo había visto en ella, en cambio, una extraña enmascarada a bordo, otra mujer reprochando, con firmeza, mi total desenfado.

domingo, 17 de mayo de 2020

Javier Milei, el polémico economista libertario de Argentina, se declaró hace poco en contra de la llamada “cuarentena cavernícola” del gobierno, por la sencilla razón de que si se lleva a un extremo, la producción baja a cero y así tampoco se puede consumir ni proveer nada, ningún bien de primera necesidad. Conviene en que la cuarentena fue obligada en circunstancias de que no se sabía muy bien la naturaleza científica ni la capacidad de alcance del virus, pero resultaría a la larga en un arma de doble filo prolongarla demasiado sin tomar un plan de acción seguro que permita salvaguardar la fuerza de trabajo y la circulación del mercado pese a la pandemia. En definitiva, lo que defiende Milei, de acuerdo a su postura liberal, es el llamado “respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo”, el criterio propio, la autonomía que tampoco pueden ser pasadas a llevar so pretexto de establecer controles estatales no suficientemente fundados. La cosa es que estos dichos, que expuso abiertamente en los programas de televisión, le valieron a Milei ser denunciado penalmente por supuesta incitación al delito ¿cuál era ese? Un llamado a la desobediencia civil rompiendo las cuarentenas establecidas por norma. No es novedad el severo castigo que reciben aquellos que salen a las calles durante los toques de queda, sin el requerido salvoconducto. Aquí en Chile, por ejemplo, los beligerantes son detenidos al oponer resistencia y reprendidos con multas millonarias. Nadie cuestiona, en todo caso, que ante un descontrol de proporciones sea urgente tomar resguardos públicos de carácter radical. Lo que se discute más bien es la implicancia que eso pueda tener finalmente sobre la libertad y soberanía de los individuos. A qué punto podría llegarse a lo que Foucault llamaba la práctica del “biopoder”. Milei es enfático en esto, y se asume completamente liberal, por el hecho de que para él el Estado es el problema de base, el agente monopólico del poder por excelencia.
El gran debate ahora es: ¿Cuarentena total o reactivación gradual? Este versus en parte ya había sido planteado durante las primeras semanas del brote en Chile. El enfrentamiento se dio entre los puntos de vista de la presidente del Colegio Médico, Iskia Siches y el ministro de Salud, Jaime Mañalich. Iskia consideraba que era necesario paralizar todas las actividades y apelar a una cuarentena generalizada ante el inminente riesgo de contagio de los chilenos, priorizando su salud antes que nada; y Mañalich advertía que paralizar todo hasta nuevo aviso era una medida extrema en vista de la todavía incierta curva de contagio, señalando que no debía descuidarse el sector productivo. Ante esta disyuntiva, se planteó el falso dilema entre salud vs economía en el contexto de la creciente pandemia. Esto constituye una falacia por la sencilla razón de que ese dilema solo respondía a una polarización política en las perspectivas de Iskia y Mañalich respecto a la influencia del virus, y también por el hecho de que una cosa no puede concebirse sin la otra para que el orden social retome su curso a pesar de la crisis. En efecto, una medida restrictiva en aras de la protección a la salud pública es contraproducente porque afecta directamente el ámbito laboral y empresarial: muchos negocios pueden quebrar, o muchos trabajadores pueden ser despedidos sin remedio, por lo cual se ha hecho necesaria la instauración de una Ley de protección del empleo que pudiera salvaguardar la fuente de ingreso de muchas personas, la cual incide a su vez en su salud como condición base para poder seguir desenvolviéndose en sociedad. Por lo tanto, el tema de la salud y la economía no pueden entenderse bajo una simple dicotomía, sino que son conceptos tan imbricados entre sí que desarrollan un continuo. Y así deben concebirse en relación a su coexistencia con el virus. 

Pese a estas cuestiones, se ha vuelto a instalar en la palestra el planteamiento entre puntos de vista irreconciliables. Ante la cada vez más amplia escala de mortalidad que ha alcanzado el covid 19, se ha optado poco a poco por la medida de la cuarentena total, medida que ya había sido celebrada por Iskia y que ahora el oficialismo parece acoger con cierta reticencia. Las razones son categóricas. Dado el explosivo avance de la pandemia, el gobierno ha tenido que implementar una estricta cuarentena en el área metropolitana de Santiago, la cual seguramente se aplicará a regiones, conforme a la evolución del panorama. Todo esto habla del fracaso en el tono triunfalista del gobierno, que creyó que el pico de contagio ya había pasado, motivo por el cual se ordenó inicialmente un regreso a una “nueva normalidad”, y posteriormente, un “retorno seguro”, con tal de volver a empujar la economía del país. Pero no contaban con que todo se descontrolaría y habría que realizar un abrupto giro de guión, para no precipitar aún más el desastre sanitario. 

Considerando lo anterior, resulta paradójico que en un principio aquellos que se mantenían escépticos frente al avance de este nuevo virus, llamándolo incluso “montaje del gobierno” para frenar las réplicas del estallido social y para postergar el proceso constituyente, ahora le exigen al propio Estado que instaure de manera gradual el confinamiento total de la población. Y aquellos que promulgaban con fuerza la eventual campaña de normalización ahora se planteen decretar, en palabras de Karla Rubilar, “la cuarentena total en la RM y en todo el país de ser necesario”. Al parecer el virus ha tenido un impacto tal en el status quo que ha hecho pisarse la cola y ha obligado a desdecirse a ambos extremos de la política. 

Sin embargo, el dilema ya no pasa por oposiciones binarias, ni por salud vs economía, ni por cuarentena absoluta vs regreso a la rutina, sino que pasa por cómo reabrir la economía sin arriesgarse a un repunte de los contagios. Un grupo de científicos de Israel ha propuesto una solución razonable: la regla del 10-4, o sea, 10 días en cuarentena y 4 yendo al trabajo o a la escuela, aprovechando el período de latencia como punto débil del virus. Esta es una idea que suscribo, y que debería ponerse en práctica, porque ya no se trata de someter a la gente a un encierro deliberado con la excusa de la seguridad, ni tampoco de llevarla a una exposición irresponsable con el pretexto de la normalidad, sino que de encontrar un punto de equilibrio entre el repunte de la actividad económica y el combate sostenido contra el patógeno. Simplemente, no se puede estar encerrado toda la vida, pero tampoco se puede subestimar el peligro de la intemperie.

viernes, 15 de mayo de 2020

jueves, 14 de mayo de 2020

El ministro Mañalich llamó “viroterrorismo” a la difusión de datos sobre el covid que él considera falsos. La subsecretaria de salud, Paula Daza, precisó que el término hace mención a “aquella información que produce angustia o dolor”. Ante esto, salió al paso Nicolás Muena, investigador de la Fundación Ciencia y Vida, quien criticó su uso, pues a su juicio se confunde con el bioterrorismo, consistente en ataques terroristas usando agentes biológicos, lo cual no guarda ninguna relación con los bulos. De hecho, para Muena, el propio mal uso de esta palabra sería a su vez un auténtico bulo. Hay una evidente imprecisión léxica en la construcción del término, por el simple hecho de que su morfología no agrupa ninguna referencia a lo informativo, únicamente une virus con terrorismo, volviéndose así un concepto redundante e innecesario. Sin embargo, y pese a esa falencia, sabemos en el fondo a lo que apuntaba Mañalich gracias al contexto que rodea su neologismo pandémico, y ese contexto dice relación con el estado de alerta, con el “pánico viroterrorista” que podría inundar a Chile tras conocerse malas nuevas desde el exterior. Su creación lingüística respondería a una creciente sensación de hostilidad que se estaría respirando en el ambiente, de ahí la asociación del virus a las falsas noticias, que a su vez presuponen la existencia de un enemigo reconocible a combatir: el de las comunicaciones que desafían la verdad oficial. De ese modo, Mañalich, usando la propia jerga del presidente, personaliza lo que puede constituir, perfectamente, una verdad incómoda, un peligro público. Vuelve un anatema todo aquello que no entronca con su línea de pensamiento, con su manera de gestionar la crisis. Todo aquello se vuelve inmediatamente un enemigo del Estado. Entiende que el tejido del bienestar social no puede ser invadido por ninguna clase de anticuerpo crítico ni sugestivo, porque eso sería dejar a las personas a su suerte, confinarlos sin remedio, confrontarlos con el riesgo mortal de la autodeterminación.

miércoles, 13 de mayo de 2020

Lo de Giorgio Jackson y el rollo en torno al fraude de las donaciones de la mitad de su sueldo a instituciones de caridad, que en el fondo se trataba de platas destinadas a fondos de su propio partido, “Revolución democrática”, con fines a todas luces instrumentales, refuerza una vez más la idea de que en materia política la deshonestidad es una condición sine qua non. Es cosa de preguntarle al principal crítico de Jackson, el ex precandidato presidencial del Frente Amplio, Alberto Mayol, quien dijo que "en política, la mentira y omisión son compañeros de ruta, y Giorgio es talentoso en ello". Años atrás, el autodenominado gurú, Eduardo Bonvallet, también lo criticó y se enfrentó cara a cara al diputado, invitándolo a regalar su dieta, diciéndole directamente que le dejara de mentir a la gente (con la cual tanto se lavan la boca los políticos al momento de enarbolar sus muy buenas intenciones). Por otro lado, el oficialismo ha festinado con este golpe moral, tanto así que han emplazado al otrora beatífico Jackson a pedir perdón frente a todos los parlamentarios, y de paso, “frente a todo el país”. Incluso Chile vamos se ha propuesto llevar a Jackson a la Comisión de Ética por “infracción a la buena fe”. Esos dimes y diretes de la política, esas alusiones constantes a la transparencia, a la probidad, a la integridad, en donde cada uno le reprocha al otro lo bajo que puede caer, lo mal que lo ha hecho, o le celebra al de su camada lo alto que puede llegar a ser, o lo bien que lo ha hecho, de acuerdo a su propio nicho de intereses, no es otra cosa que la mecánica del poder mostrando sus plumas de pavo real para ganarse la aprobación de todos sus feligreses. Sea del bando que seas, ya sea progresista, conservador, liberal, tiránico, al entrar en terreno político la cosa se mueve así. Un constante tira y afloja entre dignidad, egoísmo y reputación. Eso quedó demostrado de manera magistral de parte del legendario profesor Walter White en Breaking Bad. Por muy bueno que seas o pretendas ser, el poder te pasará la cuenta, porque este, en el fondo, no le pertenece a nadie. Una vez lo posees, te posee.

lunes, 11 de mayo de 2020

Durante el día del alumno salió una noticia que señalaba el retorno a clases de los estudiantes chinos. Ellos están siendo monitoreados mediante brazaletes electrónicos para detectar el covid 19. Estos brazaletes inteligentes miden su temperatura en tiempo real. Los padres pueden vigilar la situación a través de una aplicación móvil. En caso de temperatura elevada, el brazalete envía una señal a los profesores, quienes alertan a la policía. Parece que Byung Chul Han no estaba tan errado al señalar que el modelo chino, si bien ha demostrado eficacia en el freno del contagio, lo ha hecho a expensas de un estado de hipervigilancia digital (mejor dicho, un “feudalismo digital”) que puede exportarse a Occidente y que coquetea peligrosamente con la idea de un control total sobre las libertades de cada individuo. Biopolítica pura y dura.

Por otro lado, informaron que en Singapur ya se está probando con tecnología robótica, en específico, con la implementación de perros robot de nombre Spot, de la agencia Boston Dynamics, los cuales cuentan con un software personalizado desarrollado por GovTech, la agencia de tecnología del gobierno de Singapur, y caminan libremente por los parques públicos del país con la función de recordarle a las personas que deben seguir las medidas de distanciamiento social necesarias para prevenir los contagios por covid 19. Todo lo anterior recuerda a aquel episodio de Black Mirror llamado Metalgate, en el cual un perro robot de similares características estaba programado para destruir humanos en un contexto post apocalíptico. Aquí, por supuesto, y como siguiendo el manifiesto de la robótica de Asimov, Spot está llamado a procurar que se cumplan las medidas de seguridad para evitar la propagación del virus, pero no deja de sonar distópica la idea de un Estado de bienestar con estructura de ciencia ficción, monopolizando el uso del poder tecnológico en aras de un pretendido orden social. 

Los creadores de Black Mirror habían dicho que no era necesaria otra temporada para el año 2020, ¡porque la contingencia mundial ya es un episodio por sí solo! Y basta pensar en los alumnos chinos y los perros robots de Singapur para declararse, definitivamente, un actor de reparto. 

sábado, 9 de mayo de 2020

David Icke se ha llegado a preguntar lo que parece imposible: ¿existe el virus? Producto de esto fue censurado por Youtube y Facebook. ¿Desinformación delirante o escepticismo conspiranoico? Juzguen ustedes.
Nicolás Morás, un libertario argentino, comparó a Julian Assange con Cándido de Voltaire, de quien destacó que “el optimismo es la manía de pensar que todo está bien cuando todo está muy mal”. En un contexto mundial donde la libertad de expresión está siendo cuestionada, bajo la excusa de una creciente censura amparada por el establecimiento de una supuesta “verdad oficial” con respecto al coronavirus, Assange, el Cándido de nuestros tiempos, corre el peligro de ser extraditado hacia los Estados Unidos, lo cual significaría literalmente dictar su condena de muerte. Por lo mismo, Eva Joly ha repetido, de forma categórica, que “si Julian Assange es extraditado, es el fin del estado de derecho en Occidente”. Tal cual como se lee.

viernes, 8 de mayo de 2020

Primero fue el murciélago grande de herradura chino (Rhinolophus ferrumequinum), sindicado como el sospechoso número 1 de ser el portador del brote de coronavirus, razón por la cual todos los murciélagos en el mundo (y, dicho sea de paso, todos los chinos) fueron considerados, de un momento a otro, como villanos, potenciales agentes de contagio (recordando un tanto el miedo primigenio a la figura del vampiro). Tiempo después, surgió una alerta sobre una aparición de “avispas asesinas” (Vespa mandarinia) en Estados Unidos, la cual habría sido vista en territorio chileno ante el aviso de un agricultor que aseguró haber capturado una. El peligro representado por estas avispas sería enorme, por el simple hecho de que atacan a las abejas, la especie más importante del planeta, (según muchos científicos) que corre el riesgo de desaparecer y, junto con ella, nosotros mismos. Sin embargo, el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) descartó la supuesta presencia de estas avispas en Chile, señalando que se trataría más bien de otra especie, la Vespa orientalis, originaria de Asia y Europa meridional, con hábitos muy similares a la conocida chaqueta amarilla. Ahora, y tras el inicial miedo al virus del murciélago y al presunto ataque de las avispas asesinas, surgió otra amenaza: las polillas gitanas. Una de estas especies sería, casualmente, asiática (Lymantria umbrosa). Al igual que las avispas, también estarían asolando el sector de la agricultura en Gringolandia, y constituirían un peligro potencial para los recursos naturales y el medio ambiente. Es increíble, pero el panorama mundial de escozor ante la pandemia, con el país norteamericano como uno de sus principales blancos, llegó a tal punto que ha traído consigo una suerte de sugestión colectiva, que configura a su vez un escenario propicio para la reinterpretación de un posible apocalipsis a la antigua, con plagas incluidas. Un verdadero bestiario pandémico del cual los poderes fácticos pueden valerse perfectamente para promulgar, una vez más, la política del terror y del control.

martes, 5 de mayo de 2020

Post coronavirus

Para Michel Houellebecq,"no despertaremos, después del confinamiento, en un nuevo mundo; será lo mismo, sólo que un poco peor”.