jueves, 5 de noviembre de 2009

Umbría y Solana



Las hermanas de la noche y el día,
ensañadas, ellas mismas, en sales mesiánicas,
incautan ya sus calibraciones,
su perenne dualidad en palabras:

Solana: Heme aquí esparciendo la troposfera.
Sin prescindir del tropo,
he de cuajar los cabellos del verbo articulado.
He de lubricar mis milenarias pubis
con las virtudes cardinales,
y sellarlas en alucinaciones.

Umbría: Heme entonces aquí.
De mí tu magnificencia no puede prescindir
Bien sabes que con tu exuberancia
sólo acaricias el humor
de una temporada austera y maquinal.
Con mi activa mundanal
tu gracia no acaba por pulverizarme.
Heme en momentos de transición
y transgresora en vitalidades árticas,
pulsando las 4 estaciones ,
heme siendo el aceite de tu sentido y malogrado verbo

Solana: De ti no he de prescindir tal vez,
pero tu energía hipertensa,
no avasallaría si no fuera por mi gloria dilatante,
por la realeza de cada uno de mis miembros
mis titánicas uñas son tu proyecto
mediano pero fructífero.
Entre tus miles de sombras contingentes,
eres la real majadería que permite
una de mis cuantas retóricas.

Umbría: En tal caso, colibrí de métricas,
mi caos intrínseco es la única matriz
de aquellas retóricas.
Tu falacia de equilibrio lucérico
es solo dibujo no fidedigno de lo total.
Tu todo vaga contenido en mi nada
y nada sobre su jalea de transparencias.

Solana: He aquí, entes poiéticos, a la doncella de lo nulo,
la nulidad absoluta la propicia como a su cruce,
una oleada de electrones es su libido y utopía,
sombría terca como vocifera tu estampa de nombre
déjate caer entre los sustratos
y tendrás un futuro primitivo
que rectificará tus malezas.

Pronto tus embustes se verán corroídos
por las forestas danzantes del mundo de las ideas,
y por mi ratio supremo que todo lo ennoblece.

Umbría: Tu altanería produce veneno y estanque,
tu simetría es una síntesis de horros cobardes y preciosistas.
Mi flexibilidad de bambú te cautivará,
y tu ságoma vacilante e infinito
remembrará su seudónimo.
Tu tamaño de fogatas técnicas
secularizará, os aseguro.
Su arte de embellecer el azar
es ultimátum para la supremacía de los impulsos.
Una tempestad de plomo dispersará
su belleza halitosa, caprichosa,
y será corruptible a la recreación misma del caos primigenio.
Sumid, hermana Solana,
y callad tu dogma versal,
intransigente, de inframundo

Solana: ¡Cuánta profanación junta he contemplado
despabilada ante el alba de nuestro padre!
Si vos más que nadie has de saber
que de mi rectitud se hace pública tu procreación.

Callad tu deglutir sanguíneo
y fragmenta la vena que he de regalarte
más por pena que por estética,
y regocíjate ante aquel poder superlativo
que ha de descender sobre ti
¡Como rosas bélicas! Quítate de mí ahora
Mancha impávida, y ni el verbo te resignificará.

Umbría: Despechada y circular,
tus pecados, tus almenaras trágicas
que apabullas sobre mis entes,
no son sino la máscara de un estilo insurrecto.
No eres más que una pangea flemática, que cobija y desarma
hoy nuestro drama efímero y tu proverbial existir.
Has de perecer junto con tu trauma de ságomas,
bosquejados de lascivia y respaldados de ambición,
y junto con la misma pangea te disolverás
de toda desgracia disonante
que tu reino de gestiones recelosas engendra.
Tu fin contenido en mi no tiempo, Solana.
Bruja de los estupefacientes morales.

Solana: ¡Este es el colmo de los colmos!
Has violado la más resguardada prudencia,
¡He de regularte! ¡He de abarcarte! ¡He de contenerte!
No fallará mi ratio y te volverás
hueste conceptual administrada entre imágenes
¡He de regularte! ¡He de tapizarte!

(Solana se despliega en un maremoto de reflejos conexos,
Mas umbría permanece fiel a la tierra de donde germina su maternal caos).

Las hermanas retroceden,
terminan colados sus respectivos dones
simplificados en la aventura
de su imaginaria dualidad.

Así sus voces disímiles en caos acaban,
expirando la perturbación
De su propia asimetría, al final de la jornada.




2007