martes, 28 de enero de 2014

Heavy metal: un oscuro y enigmático origen

¿Quién inició el “metal pesado”? Existen muchas teorías y muchas de ellas provienen de la literatura, como, por ejemplo, aquella versión que defiende al escritor William S. Burroughs, como aquel que acuñó el término en su novela de 1962 The Soft Machine, incluyendo al personaje "Uranian Willy, the Heavy Metal Kid" (Uranian Willy, el chico "Heavy Metal"). En su siguiente novela, del año 1964, titulada Nova Express, desarrolló aún más el concepto de "heavy metal", convirtiéndolo en una metáfora de las drogas adictivas. Allí se destaca el uso frecuente del sonido como agente liberador de la vida programada y la alienación causada por un mundo cada vez más mecánico.

En el ámbito de la escritura del rock, se ha señalado como origen del término a un crítico quien en 1967 dijo que la música de Jimi Hendrix era "like heavy metal falling from the sky". Durante mucho tiempo, la creación del término fue atribuida al crítico de la revista Creem, Lester Bangs, que lo utilizó para describir una performance del grupo MC5 de Detroit en 1968. Bandas como Iron Butterfly, Cream, Steppenwolf y, por supuesto, Black Sabbath fueron consideradas influencias del género del metal pesado.

Entonces ¿Cuál fue el origen del heavy metal? No se sabe. Y no importa. Hay que concebir ese origen difuso como el mito que echa raíces en el sonido eléctrico del siglo, el metal como una oveja negra que en algún punto de la evolución y de la familia del rock adoptó como suya la dimensión más cruda y oscura de las cuerdas, una especie de pacto mefistofélico con los demonios del rock and roll.

No es tan aventurado señalar que el rock alcanzó su madurez en los setenta. El propio Lester Bangs decía incluso que el movimiento "murió" el año 73. En ese trasfondo, en plena época hippie, es cuando comienza a germinar, desde la psicodelia más dura y el blues más grave, este engendro sonoro que fue instalando de forma definitiva, aquellas tinieblas a través de la revolución de las flores, un sabotaje necesario para enfrentar a los oídos profanos con el sonido que vino a invertir las máscaras, a desatar la caja de pandora musical, el sonido que enfrenta los horrores (la guerra, el frenesí moderno) e inunda las mentes con esas sombras para la realidad.

Blue Cheer está entre las raíces, entre los riffs de leyenda que iniciaron esta caravana. A mi modo de ver, merece el salón y el sótano del rock. He aquí una forma de justicia.