viernes, 7 de diciembre de 2018

Noam Chomsky, 90 años (post repetido): A Chomsky se le criticaba, durante las pruebas de gramática, que, por un lado, se declaraba anarco sindicalista y anti sistema y, por otro, establecía jerarquías gramaticales con sus modelos lingüísticos. En la desesperación académica subyacía el animal salvaje que toda escritura reclama, pero en el mismo proceso se sacrifica la lógica de ese su sistema. El universo de esa lógica, tan poco anárquica en la realidad pero coherente en la abstracción, expresaba dos facetas de un mismo rostro. Rechazábamos el orden abstracto porque solo veíamos el impulso revolucionario, siempre tan agramatical, pero potencialmente infinito. Lo recuerdo ahora que leo algo sobre un discípulo de Chomsky, y presenta también un lado b: lingüista, pero poeta. En uno de sus libros señala que "el lenguaje sirve también para no hacer sentido". Se llama "Cualquier hombre es una isla". Un libro de lingüística, pero también de poesía. En el fondo, a pesar de reprobar el ramo, la anarquía también tenía su propia gramática, su estructura profunda.
Afuera el sonido de los pajaritos por la mañana se confunde con el de los vehículos marchando a la pega. Por dentro, lo único que suena son las ganas de seguir durmiendo.