domingo, 17 de agosto de 2014

El robo del siglo

El robo de los "ladrones del siglo", pocos reconocen el verdadero arte que hay detrás de una gran acción criminal. No se trata tanto del valor de lo que se roba, ni de qué hacer con el botín, se trata del acto de robar por si mismo, por eso no cabe apreciarlo solamente con los ojos interesados en el dinero. Decía Bertol Brecht: "qué es robar un banco comparado con fundarlo". En definitiva el robo de aquellos sujetos, más allá de si tiene alcances morales o políticos, de si su acción fue digna de Robin Hood, es preciso concebirlo desde el gesto, incluso si se quiere, desde el estilo, puesto que semejante empresa demanda inteligencia, astucia, hasta creatividad. Es el punto en que el robo se vuelve arte, en que es una jugada maestra, un ajedrez oscuro, y se sitúa más allá de cómplices y de victimas. Apuesta por la perfección, quiere pasar desapercibido y al mismo tiempo provocarlo todo. Los dadaístas nos enseñaron que la originalidad es difusa, que hay que volver a las fuentes para constatar que solo quedan sombras. Entonces el robo se vuelve una célula marginal pero necesaria: Es el agente destructor que le permite a sus cómplices experimentar las manchas del guion.