domingo, 23 de abril de 2023

Enrique Lihn: el poeta que incomodó a la izquierda y se burló de la derecha vuelve a Buenos Aires (fragmento)

"Polémica y asertiva, la carta de Lihn (1929-1988) tomaba distancia de los artistas del exilio, sobre todo de aquellos que se arrogaban la representatividad de la cultura chilena, así como del arte proselitista. “La partidización de los escritores los convirtió, generalmente, en políticos de segunda mano y en protagonistas muy discutibles de una cultura populista y no popular”, anotó.

En esas líneas, se revelaron también las cicatrices aún sensibles de sus querellas con la izquierda durante la UP. Con su habitual frontalidad, la carta dice que entre los invitados hay personas de las cuales desconfía. Algunos de ellos, convertidos en funcionarios del gobierno de Salvador Allende, procedieron “como usuarios agresivos de su ideología, críticos y censores oficiales. Politizados de la noche a la mañana, tuvieron el fanatismo y la ceguera de los conversos; entraron a los partidos en el poder y cerraron la puerta detrás de ellos, para resolver, a puertas cerradas, el problema del cuoteo.

Habló también contra los ideólogos del destierro y los fabuladores que exageraban los atropellos y recorrían el mundo como “fantasmas acomodados”. “Las tragedias, injusticias y transgresiones reales de los Derechos Humanos no debieran necesitar del oportunismo de esos radioteatralizadores”.

Resistido por la izquierda y sospechoso para el régimen militar, Lihn escribía sin filiación partidista."

Sé que sonará a cliché, pero algunos de mis encuentros sexuales más memorables siempre han sido al abrigo de la lectura de un libro de poesía, durante la madrugada, con el relajo a tope, después de una noche de copas, música y conversación. Claro está que la química con la compañera propiciaba la magia, pero el hecho de leer un libro como "previa" tenía su cosa de rito secreto, decadente y, por lo mismo, romántico. El hálito al momento de la intensa lectura tenía su cuestión magnética, allende las páginas. Había un significante en el libro que le daba un plus de significado íntimo. Ahora vuelvo sobre algunos libros, recreo la nostalgia sobre algunos versos y sus pasajes, y escucho en mi cabeza retumbar las risas, los sollozos y los secretos al oído como si se tratase de una orquesta metafórica. Continúo con la mirada sobre la biblioteca, sobre la cama y sobre la mesa donde, ebrios, cambiábamos el mundo y no puedo dejar de recordar las páginas allí leídas, carbonizadas por la intensidad en la memoria. Esas páginas de poesía fueron la antesala de la carne y el legado de su inmolación, testigos de su caída ante la pasión humana. Lo único que nos sobrevivió fueron esas páginas, su rumor de trasnoche, allende el tiempo y su ruptura.
Tengo en mi pequeña biblioteca algunos libros de regalo firmados por un par de ex amigos de la U y del mundillo literario. Unos, que tuvieron un valor de amistad; y otro, que tuvo, en su momento, un valor sentimental. Ahora que esas personas ya no están en mi círculo, permanecen, sin embargo, esos ejemplares ahí, como un recordatorio de lo que fue o lo que no pudo ser, o una ventana indiscreta al pasado y una invitación sarcástica a su lectura. ¿Qué hacer con los libros regalados o con los libros de autoría de personas que ya no existen para ti, o que por abc motivo se restaron de tu vida? Lo mismo digo de aquellas personas a las cuales les regalé uno que otro libro, y ahora ya no están. ¿Qué sucede con los libros? A la larga, es lo único tangible que sobrevive al desastre de las relaciones humanas. Sobrevive en cuanto evidencia del desastre o en cuanto artefacto autónomo, mundo aparte independiente del mundo y sus giros de guion. Sería bueno hacer ese ejercicio. Por mi parte, yo conservo los libros de cada una de aquellas personas, sencillamente porque no tienen la culpa de nada.
-Nombres de libros ficticios e imaginarios en algunos de mis cuentos: Atardecer y transmutación, Lapsus, Ópera prima, Mar desierto.

Y ustedes, camaradas de letras ¿Han escrito libros sobre libros? ¿Hay libros en sus textos?

-He inventado libros inexistentes: "Machen y Lovecraft conversan en el Purgatorio". "Crónica de los viajes de Abdul Al-Jazred, el Árabe Loco". "Un ermitaño en la corte del rey Akbar". "Borges y el esoterismo occidental". "Los libros perdidos de Teodoreto de Ciro". "Concisa, verídica y polémica relación sobre el origen de los Rosacruces". Todos, con autores imaginarios. Y uno firmado por mí: "Mis amores de adolescencia", con las páginas (unas 150) completamente en blanco: nada hubo ahí.