martes, 6 de junio de 2023

Una cabra me preguntó en la tarde si acaso había escrito un libro. Le respondí que sí. Ella dijo haber visto mi libro Rinconada en línea. Me mostró en la pantalla de su celu y había googleado el enlace al libro en Linkedin. Dijo asombrarse por el hecho de que su profesor de lenguaje haya publicado. "No se ve todos los días", afirmó, segura, con cierta admiración. Le dije, sin embargo, que ya se habían agotado hace rato los ejemplares físicos de ese libro, por lo que solo podría conseguirlo virtual. "No importa, profe.", aseveró la cabra, no tan interesada en la lectura, aunque sorprendida por la sola posibilidad de su existencia.

¿Cómo llegó a ese libro? El año pasado ya había hecho mención de mi libro a algunos alumnos que me preguntaron ¿El rumor le habrá corrido de sopetón? No importa. El hecho es que ya ese viejo libro circula en el imaginario de ciertos alumnos como si se tratase de un objeto de culto. Pero ninguno de estos cabros, pese a su insaciable inquietud literaria, puede llegar a intuir siquiera la verdadera historia detrás de esa ópera prima improvisada, publicada a la rápida, en una necesidad de quemar una etapa de cronista.

Ninguno de estos chiquillos siquiera se imagina todo lo que representó ese condenado libro: los años de arduo ejercicio poético, las derrotas amorosas, los desaires literarios, los conflictos brígidos, pero también las anécdotas memorables, las situaciones hilarantes y algunos sabrosos detalles de la bizarra vida en el puerto. Algunos de mis mejores y también de mis peores años están contenidos en las páginas de ese libro. Podrá permanecer como un tabú en el olvido, para algunos; podrá perseverar en el imaginario lector de otros; pero ahora podría cobrar un nuevo rumbo, un rumbo más honesto y menos tránsfugo en la mente de mis estudiantes.

Allende la amarga y dionisíaca vida poética en el puerto, el libro podría revivir en forma de recomendación literaria para la escuela. Mucho mejor destino, aunque la propia obra cargue consigo la consciencia de esos años y esos lares. Si llegase a ser leído por mis estudiantes, dicha consciencia habría sublimado su pasado para encarnar otro tiempo, uno ajustado a otras vidas, a otras historias y, por extensión, a otras posibilidades de lectura.