domingo, 20 de marzo de 2022

Otro fragmento más del futuro libro:

"A la salida un tipo nos seguía hablando de los poetas de los 80, de quiénes eran los mejores y de que nos hacía falta publicidad y sentido del negocio. Lo seguíamos para dilatar la noche. Frente a un café prometió difundir las lecturas, en un idioma ingenieril que no entendí. No nos invitó a nada. No había dinero. Sí había noche. Pero ya no había poesía, no porque Aristóteles España haya muerto, no porque el Premio Nacional valiera callampa, sino porque nuestra cabeza ya estaba en otra parte, así como la vida, según un poeta francés de cabecera. Entonces volvimos a casa a pie, procuré que nadie más nos siguiera, saqué las llaves, escribí esto. Llegué a la idea de que ella, brillante por sí sola, recordaría exactamente lo mismo, excepto la parte de los poetas. Medité a mi manera en la soledad de la página".
Otros extractos de mi futuro libro "A destiempo", para quienes aún se dignan a seguirme:

"Las intenciones siempre ocultas de los otros, son el arte de la sugerencia. Solo podemos expresar lo que no se ha dicho. Solo podemos juzgar lo visible. Sin embargo, detrás de eso, existe todo un iceberg de posibilidad, hundiéndose hasta el fondo. De un libro, por ejemplo, solo se deducen las páginas, todo el trabajo de edición, de escritura, de publicación está implícito, escondido, de alguna forma, y hay que reconstruirlo, o derechamente, imaginarlo. En una tierra vacía se puede instalar un vertedero, un supermercado o una nueva plaza. En una pieza vacía, a oscuras, se puede reconstruir más de alguna historia insomne. Pienso en todo esto, mientras la puerta del refrigerador, vacío, me sugiere querer comprar mercadería para la semana. Es el vacío que exige su porción de mundo, nuevamente, aunque no fuese precisamente por razones elevadas ni ambiciosas, sino que por simple necesidad, palabra tremendamente subestimada.

...

El hombre público está sujeto al gesto imposible de mirar. Su voyerismo desea a medida que se distancia. Como es debido, miro allí donde la mujer de la esquina ya dejó su sombra en los sujetos de mirada extraviada. Precisamente porque la mirada está perdida es porque no tengo nada que perder allí. Obedezco a la pulsión como buena mascota del deseo, también como buen militante del aburrimiento. Asumo por un instante el rol de funcionario de esas energías, frente a las mujeres solitarias que enseñorean las miradas y el sistema y el universo que en su bella indiferencia recicla nuestra desesperación, para que los próximos Platones de la historia continúen viendo en el movimiento de los astros la sombra del amor.

¿Qué pretendo ensayar con esto? que aquel progreso, que aquella razón, que aquella historia, que aquel sistema no existen sino como la zona cero de todas las miradas perdidas. No hay futuro en lo absoluto más que el de esas miradas perdidas en la plaza pública. Solo la figura de sal de nuestras fantasías que voltea mirando con una mezcla de horror y de compasión. El mundo es, mejor dicho, en palabras de Camus, el vértigo de esa angustia, de aquello que simplemente se distancia, se expande, a medida que se desea. Dejar ir lo que se desea, he ahí la mirada, la historia, la escritura".