lunes, 28 de junio de 2021

"Disculpe, debe esperar afuera", dijo la cajera del minimarket apenas entramos. Detrás mío, una mujer caminó al cajero. Por unos segundos, el acto de habla directivo quedó volando en al aire, cual bicho. Me quedé pensando, inmóvil, al medio del local ¿a quién de los dos se habrá dirigido? Miré a la cajera buscando alguna respuesta. Pronto, ella se dirigió a la mujer. Esta se dio vuelta al sentirse aludida. La cajera le dijo que si podía esperar afuera, porque se cumplió el aforo de tres personas (en un lugar relativamente amplio). Me di vuelta yo también y la miré por otros segundos, con un rostro como de qué se le va a hacer. La mujer salió del local, diciendo "ay Señor". Tras cerrar la puerta, tomé algunas de las cosas que iba a comprar y repetí "una tontera". La cajera lo escuchó todo, pero siguió sin más, ordenando el estante. "No es nada personal. Son las reglas", dijo, al pasar a pagarle la mercadería.
Para todos los neoinquisidores y censuradores, una frase del romano Suetonio: "En un Estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres​".