martes, 10 de enero de 2017

Neo nietzscheana

Dios ha muerto, pero sus sicarios siguen vivos.
Al salir a dejar las bolsas de basura del día detrás de la rendija en la plaza de los sueños, me doy cuenta que el contenedor verde ya no se encuentra ahí. Leo en la rendija al menos cuatro direcciones distintas sobre el actual paradero del contenedor. Ninguna me lleva a puerto. Recorro más de una cuadra con las bolsas de basura, hasta que se avista en la Avenida un pequeño basurero. Deposito allí los bultos. De vuelta, el espacio baldío donde se hallaba el contenedor sigue ahí, ahora repleto de cajas y de desperdicio. Al parecer, bajo la plaza de los sueños ya no existe el espacio que delimita la antigua basura de sus habitantes. Denótese y destáquese la metáfora.
Uno de los libros que le encuentran a Prairie en The Oa es La Ilíada de Homero. Otro dice relación con El libro de los ángeles. De acuerdo a una segunda lectura, Prairie, más allá de la realidad de lo que contaba, sería, de este modo, un "ángel", no en el sentido religioso del término, sino que en su sentido etimológico original. Un ángel, del latín angĕlus, que a su vez deriva del griego ἄγγελος, 'mensajero'. Prairie además compartiría con Homero la cualidad oral del imaginario que despliega. Todo lo que cuenta lo hace saber a los suyos en una suerte de reunión íntima. Prairie, entonces, sería algo así como la mensajera de un metafísico cuento de hadas, la relatora de su propia novela de formación sobre dimensiones y resurrecciones. Que haya sido verdadera o falsa la totalidad de su historia no influye en su cualidad de ángel, puesto que su mensaje ya ha sido entregado. (Aunque no comprendido). Su ficción ya ha dibujado alas sobre la realidad de los otros.