sábado, 10 de julio de 2021

Vi el sketch de la franja de Briones. Hilarante. Aunque, pese a no creer en este candidato de la derecha (y en ninguno, en realidad), no deja de ser acertada su premisa de fondo. Lo que mostraba el sketch era a un personaje izquierdista exhumando la tumba de Pinochet, y a un derechista increpándolo por profanarla, pero ambos acababan metidos en el mismo agujero de tierra, discutiendo de par a par. Luego venía Briones con una retroexcavadora y los enterraba a ambos. Se entiende la idea: dejar que la izquierda y la derecha intenten desenterrar constantemente a Pinochet para sus propios objetivos políticos, y volver a enterrarlo todo para “pasar la página”. Es el bucle eterno de la política chilena. Por un lado, socavar todo legado del dictador (cosa que considero necesaria, pero sin rumiar para siempre el resentimiento) y, por otro lado, enarbolar la figura del general como un salvador, sin ningún ápice de crítica. Entre esos dos polos irreconciliables se ha movido la arena política durante más de treinta años. Dos cepas de un mismo virus: el de no superar la historia. Está claro que con el 18/10 este choque de polos encontró finalmente su punto de paroxismo. Yo diría que hay que ir más allá: enterrar tanto a la Dictadura como a la UP, sin que por eso no deba recordarse ni releer el pasado (que no cancelarlo). Apuntar hacia otros paradigmas, otros horizontes, otras visiones. Cuestión difícil por estas altitudes, que no imposible. Comprendo que bajo estos dos símbolos de nuestro ethos sociopolítico hayan convergido prácticamente todas nuestras ideas país, sobre todo, en materia de justicia y de orden social. Mal que mal, fueron parte fundamental de la historia de Chile en el siglo XX, así como lo fueron los pipiolos y pelucones en la temprana República. Sin embargo, si se sigue dilatando in secula seculorum ese círculo vicioso, incluso hasta muy avanzado el siglo XXI, se corre el riesgo de caer en la hemiplejía moral de la que hablaba Ortega y Gassett, esa incapacidad de pensar fuera de la máquina, de pensar de una manera extensa, más allá de la ideología, igual al individuo que sufre de parálisis motora en una parte de su cuerpo, sin posibilidad de reintegración de su vida útil.
En lo que se refiere a la libertad, soy tajante, eso jamás se pregunta, eso no es deliberación. Las libertades esenciales son eso, esenciales. Son derechos que se adquieren por el hecho de nacer, no derechos políticos que los otorga determinado gobierno o Fulanito burócrata en el Congreso. No se le pregunta a cierto movimiento social de aquí, a cierta organización de allá y a cierto líder de acullá qué opina sobre la libertad. Si se pretende deliberar algo, debiera ser para discutir el cómo poder mejorar la prevención del bicho. Por eso, la visión del Gobierno debería tener como prioridad número uno el devolvernos todas nuestras libertades en el acto, no someterlas a ningún juicio de ninguna índole. Lo que me temo, sin embargo, es que el día de mañana se caiga nuevamente en la misma lógica, en la misma trampa con el nuevo Plan Paso a Paso, porque ¿quién determina, por ejemplo, qué debe o no hacerse en Fase de preparación? Pues, lo determina un poder político, una persona, un grupo, bajo criterios, las más de las veces, absolutamente discutibles y hasta rebatibles. Es discrecional determinar tal o cual Fase seguir, al arbitrio de los “expertos”. En suma, no nos están devolviendo nada. Todo lo contrario, nos quieren seguir quitando. Lo que realmente debería pasar es que el poder político elimine el Plan Paso a Paso de una buena vez. Así de simple. Llámenme lo que quieran, libertino, conspiranoico, irresponsable, da lo mismo, pero eso es lo que yo propongo. Tal cual como lo hizo Inglaterra, sin ir más lejos. Tanto que se llama a Chile los “ingleses de Sudamérica” y, en esto, se debería sentar precedente. Inglaterra no solo avisó que levantará todas las restricciones para el 19 de julio, sino que además enarboló los tan menospreciados principios de la libertad, por los cuales lucharon tanto los revolucionarios decimonónicos. Lo que anunció Boris Johnson, al respecto, fue que ese día 19 de julio, las personas van a tener la responsabilidad individual de enfrentarse a la pandemia y hacer esa toma de consciencia siguiendo todas las medidas y recomendaciones sanitarias habidas y por haber, pero contarán con su sagrada libertad para hacerlo y en eso fueron sumamente inapelables. A mi juicio, eso es lo que Chile necesita hoy. Libertad. Hacia ese horizonte se debería apuntar. Levantar todo. Darle cara al bicho, libres. Respirar. Respirar. Respirar. Les doy firmado que esto será lo mejor.