Una alumna me envió durante la madrugada unos poemas que me pidió revisar. Según ella, se quedó toda la noche escribiéndolos. Tenemos aquí, sin duda, una escritora en bruto:
I
Se alza el sol, perpetuando
la eterna y dolorosa
rutina del amanecer,
el nacimiento de un nuevo día,
levantándose sobre los restos de
La noche prontamente resurrecta.
Se alza el sol
tal cual como ayer,
y el día previo, o mañana
y el día siguiente,
se alza el sol
todos los días y sin embargo
me quita el aliento cada vez
que soy enceguecida por
su halo de luz, como si jamás
hubiera visto tal cosa.
II
estamos tan vacíos,
saltamos de cama en cama,
y buscamos y buscamos
no sabemos bien qué
quizás nada, o lo que sea
algo que nos mueva,
nos sacuda, nos cambie,
pero tenemos miedo
a las historias que duran
tenemos miedo,
porque sabemos que
de algunas
dura más la huella
que la historia,
que donde te falle
la memoria
van a estar las cicatrices,
así que elegimos
estar vacíos
porque es mejor
Que estar tristes.
III
no sueño con estatuas
ni monumentos
quiero sangre
en el pavimento,
mi poesía y florezcan brotes
del concreto inerte,
quiero perderte, Cordura,
porque en tu ausencia habita
el arte, y los días que perdí
todo aquello que anhelo
habita allí donde no estás.
pero te vas y me vuelo,
me extravío en un camino recto,
desencuentro las constantes
que rigen y estructuran
todo aquello más allá
del velo de la locura,
y todo lo que encuentro acá
acá se queda,
¿de qué me sirve hallarlo
y que sea solo mío?
quiero posar en las manos ajenas
los versos delirantes de fiebre,
pero el sentido se pierde
se torna incoherente
en la sanidad necesaria
para regalar ese fragmento
de inconsciente,
y parece adrede la tortura
de reclusar mi cúspide
a la más pura soledad.
IV
Estoy dispersa esta noche, soy solo polvo, lágrimas y reproches, rimas trilladas, poemas zigzagueantes y versos inentendibles.
A fin de cuentas tal vez soy más de lo que creían pero aún así menos que suficiente, lo que hay de mi nunca alcanza para la gente que quiero, y este destino austero sigue cruzándolas en mi camino.
A esas personas ausentes me refiero, para las que nunca sirvo, las que acechan todavía mis escritos de porquería con sus siluetas traicioneras escondidas tras la métrica.
V
A veces me siento como
Poco más que un olvido
Esperando a pasar.
Y hago el duelo
Por esas huellas a borrar
De cada paso del camino,
Por cada detalle a desdibujar,
Por los momentos que ya
No serán recuerdos.
La intrascendencia se siente,
A veces,
Como un puñal en el pecho
Una guillotina sobre mi cuello,
Una sentencia.
Acecha mis pesadillas,
Con sus sombríos paisajes
Un mundo frío en el que
No existo para nadie
más que yo.
Un mundo en el que
No me inventan otros ojos
Ni delinean otras manos
Mi contorno.
Donde no queda nada de mí
En las personas que atesoro
No queda nada de mí.
No queda nada.
VI
para ti a quien el mundo le duele tanto
Se enturbia el velo de la noche
en el reproche
de un vestido sin colgar,
desteñido de tanto lavarle
sangre que hace tiempo
ya no está.
Pero el vestido ya no
es vestido sino metáfora,
porque retazos de tela
talla ocho no alcanzan
a representar la idea
de lo que tengo para contar.
Así que delimito la historia
en el vestido, como una foto,
para ver si también
desaparece
alguno de estos días
quién sabe como,
por esas vueltas de la vida.
La historia es así:
Hay un vestido rosa.
(no, no, la foto es más grande)
Hay una nena de vestido
(o quizás más chica)
Hay una mancha de sangre
Una tarjeta y cocaína
¿Quizás heroína?
Un pendiente tirado
Un diente en el piso
Un puño tembloroso, quizás,
Un labio partido,
Lágrimas sin sal.
La historia es así
y nunca cambia.
Aunque la sueñe
todas las noches
y la piense y recuerde
cuando no sueño.
Nunca la reescribo
y siempre vuelvo al vestido
que se fue y no pude sacarle
la puta mancha de sangre
pero sí el rosa
de tanto lavarlo
aún siendo ya tarde.
Perdón
perdón por la espera
es que las manos me tiemblan
y se me resbala la tela
voy a ayudarte, tranquila,
voy a limpiar el desastre
Incluso si no es hoy, voy a seguir intentando
Hasta que el vestido esté pulcro
O simplemente deje de existir