lunes, 6 de febrero de 2017

Suena Burning Heart de Survivor por la radio, y mientras ocurre no puedo evitar pensar que los golpes en la vida (sí, esos de los que hablaba César Vallejo) son los que dejan, los que impulsan la aventura interior. Los golpes al ego, al orgullo. Los sucios golpes. Cuando se resienten la existencia toma un sabor más intenso, una mezcla de vergüenza y de estoicismo que encandila la voluntad. Cuando eso pasa, reconoces que la mano que alguna vez arrullaste en forma de corazón, puede también volver a instalarse en el rostro pero en forma de puño, y eso es lo que logramos subrayar al final de la jornada: el tierno sarcasmo de las cosas que se aman. La mano que escribe sobre los golpes es a la vez la misma que sueña con la belleza.