martes, 26 de noviembre de 2024

La existencia es un éxtasis

Según Mario Cesar Ingénito, la etimología de “éxtasis” viene del griego "ἔκστασις" (ékstasis), que se compone de "ἔκ" (ék), que significa "fuera de", y "στάσις" (stásis), que significa "estado" o "condición". Se refería a un estado de trance místico, donde la persona está “fuera de sí”. Luego, pasó a significar también un estado de entusiasmo o de goce intenso, de ahí, el nombre de la droga juvenil, y del renombrado “estado extático”. Resulta increíble que "éxtasis" tenga un parecido etimológico con "existir". En ambos, se usa el prefijo "ex" que significa "fuera de". Para el caso de existir, viene del latín “exsistere”, compuesto de “ex” (afuera) y sistere (tomar posición, estar fijo). La etimología es paradójica a la vez que reveladora, por eso para Emerson la existencia es un éxtasis. Sería un éxtasis cristalizado, fosilizado, situado.

Deus in Machina

En la Capilla de San Pedro, Suiza, han hecho un experimento: colocar una figura de Jesús que interactúa con sus adeptos por Inteligencia Artificial y que puede dialogar en más de cien idiomas distintos. El experimento se llama “Deus in Machina”, del latín, “Dios dentro de la máquina”. Los responsables son Philipp Haslbauer, Aljosa Smolic y Marco Schmid, de la Universidad de Artes y Ciencias Aplicadas de Lucerne (HSLU) y el Laboratorio de Investigación y Realidad Inmersiva. Para algunos, supone un plausible nexo entre ciencia y religión. Para otros, menos optimistas, supone alguna clase de herejía posmoderna y transhumana. Los devotos más acérrimos ya han puesto el grito en el cielo. “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”, señalan, citando a Mateo 24:11-25. Más allá de esto, lo que está entre líneas es un mensaje contundente: la IA será la nueva fe. Hay que pensar que cada nuevo avance está programado y tiene un propósito. Se lanzó hace poco un juego de rol donde las IA son dioses. Se llama “Mutant Crawl Clasics”. Retrata un mundo devastado postapocalíptico. Es ese un escenario digno del fin de los tiempos: androides replicantes con voz mesiánica. Los tecnócratas materialistas serán los nuevos sacerdotes. El Dios al que se abocan es un Dios sin metafísica, un Dios demiúrgico. Incluso la ciencia será una fuente de milagros y devoción. Sin duda, ya lo es.