lunes, 27 de noviembre de 2017

Fast thinking

Salen memes y publicaciones sobre un texto en el ítem de Comprensión lectora que complicó de sobremanera a los estudiantes en la PSU de Lenguaje: el texto sobre los fast thinkers. Resumiendo, según lo que señalaba Pierre Bordieu, estos vendrían siendo los intelectuales de la nueva era, sujetos influenciados por la mentalidad televisiva e inmediatista imperante, que priorizan la eficiencia por sobre la reflexión, que conjugan peligrosamente la urgencia y la productividad. Estos fast thinkers, según Bordieu, no serían neutros, sino que adoptarían las teorías académicas de moda con un marcado grado de interés y adhesión ideológica. Así mismo, si determinada idea o campo teórico deja de ser útil, serían capaces de dejarlo por otro sin mediar culpa ni arrepentimiento. La cosa es que este concepto de los fast thinkers y su texto para la PSU significó, para los estudiantes, un verdadero dolor de cabeza. De repente cavilé sobre la propia estructura de la prueba, pensada para un formato y una mente instrumental, una resolución mecánica de test en la que la alternativa funciona como la única posibilidad de respuesta, en la que elección aparece mediada de antemano por una lógica implacable por rígida. La propia prueba, más allá del polémico texto del cual se hace mofa, tendría ella misma una forma de fast thinking a gran escala. Sus creadores entonces no serían otra cosa que fast thinkers que adecuan un discurso a un nivel estándar de conocimientos. Y aquí vendría lo realmente interesante: los que responden la prueba, digamos, sus lectores, sus protagonistas, acabarían siendo tanto sujetos experimentales como agentes incómodos, encarnando bajo su propia desesperación la posibilidad del error como anatema o tubo de escape, para un formato que subyuga la inteligencia. Así no habría otra salida a esa desesperación post traumática que el meme, siempre fresco, inmediato, jocoso, acorde al humor posmoderno estudiantil del momento, demonizando el lenguaje impersonal, y riéndose hasta del mismísimo futuro. El meme como la nueva inteligencia, el otro fast thinking de los que no tienen (todavía) academia, ni acaso futuro.
Amiguites de la red social. Buenos días. Por si acaso, y para que quede claro, Occidente no sucumbirá ante la curia yihadista, ni ante el agujero medio ambiental, ni tampoco bajo una intempestiva guerra nuclear. Lo hará enarbolando su propio y sacrosanto sentido de la corrección política a todo el orbe, revolcándose en el fango de su propia hipocresía civilizatoria. Eso. Pueden seguir con lo suyo. Muchas gracias.