sábado, 13 de enero de 2018

Dante 2018

Un catedrático argentino radicado en yanquilandia, Pablo Maurette, fanático de La divina comedia de Dante, tuvo la idea de ir subiendo por twitter los cien cantos de la obra, uno por día, para que lo leyese su comunidad y se generase un verdadero círculo virtual en torno al libro. A pesar de lo arriesgada de la idea, tuvo éxito dentro de su círculo y la cuestión va creciendo hasta ser transformada en un hashtag: #Dante2018. Maurette señalaba que este "viaje por el infierno de la red" serviría como un llamado a redescubrir otros mundos a través de la lectura online, en un medio que suele ser no propicio para ello. Contra toda expectativa, la campaña Dante 2018 ha ido sumando adeptos y potenciales lectores de todas las latitudes. Las menciones al etiquetado incluso se han extendido, y lo han hecho hacia la obra de Borges y Bioy Casares. Para rematar el fenómeno, una cuenta virtual de nombre Dante_2018 concluyó que: "los Twitteros que se quejaban de la vida cotidiana ahora encontraron el ‘hashtag’ perfecto para también quejarse del cielo y del infierno”. ¿Qué lugar ocuparía la internet en todo esto? ¿El domo (virtual) que reúne tanto el infierno como el purgatorio y el paraíso? ¿La metáfora cibernética de la búsqueda iniciática? o ¿La conexión que hace posible el encuentro con los otros y con el otro mundo, aunque esa conexión sea invisible, limitada?. Fascinante definición de la red social como el viaje dantesco, de parte de Maurette, solo que sin garantía de salida o de iluminación alguna. Una vez que se entra, no hay ahí un Virgilio de vuelta, tal vez solo la obstinada persistencia del usuario conectado a su matriz .