lunes, 2 de agosto de 2021

Durante el taller de escritura creativa, les hice escribir a los chicos sobre dos cuestiones: Qué harían si mañana fuera el último día de sus vidas y Qué cosas cambiarían de la sociedad y el mundo. Paso a transcribir la respuesta de una de las alumnas:

¿Qué harían si mañana fuera el último día de sus vidas?

ya que voy a morir, me importaría muy poco la reputación o lo que podría pasar, así que intentaría hacer un Golpe de Estado, haría arder el Sename y lo volvería a crear desde cero, subiría el nivel de educación y haría gratis la universidad, robaría una fabrica de helado e intentaría ir al espacio para morir allá, sería algo único.

¿Qué cosas cambiarían de la sociedad y el mundo?

el Estado, los problemas sociales, el sename, la educación, la forma de vivir, la forma de pensar del mundo, los países que se sienten separados, que volvieran a ser uno y sin complicarse tanto, la gente hace guerras hasta por una isla, y no es hipotético, realmente sucede, realmente hay demasiadas cosas que cambiar.

Esta cabra ¿es revolucionaria, reformista, anarquista o libertaria? Me quedó la duda
"Es imposible combatir el patriarcado, reducir la opresión, promover la igualdad, transformar el capitalismo, salvar el medio ambiente, eliminar la competitividad, disminuir la intervención del Gobierno o llevar cualquier organización como un negocio. Dicho llanamente, estos conceptos son demasiado ambiguos. Recuerdo un sketch satírico del grupo de cómicos de Monty Python en que daban clases para tocar la flauta: soplas por un extremo y deslizas los dedos por los agujeros, decían. Cierto, pero inútil. Simplemente falta detalle. De forma similar, los procesos y sistemas sofisticados a gran escala no son lo bastante reales para hacer posible su transformación unitaria integral. La idea de que sí lo son es fruto de los cultos del siglo XX. Las creencias de esos cultos son infantiles y narcisistas; y el activismo que promueven es lo que una persona resentida y perezosa usa para sustituir el logro genuino. Los axiomas únicos de las personas poseídas por una ideología son como dioses, servidos a ciegas por sus proselitistas". Jordan Peterson, Más allá del orden.