lunes, 11 de mayo de 2020

Durante el día del alumno salió una noticia que señalaba el retorno a clases de los estudiantes chinos. Ellos están siendo monitoreados mediante brazaletes electrónicos para detectar el covid 19. Estos brazaletes inteligentes miden su temperatura en tiempo real. Los padres pueden vigilar la situación a través de una aplicación móvil. En caso de temperatura elevada, el brazalete envía una señal a los profesores, quienes alertan a la policía. Parece que Byung Chul Han no estaba tan errado al señalar que el modelo chino, si bien ha demostrado eficacia en el freno del contagio, lo ha hecho a expensas de un estado de hipervigilancia digital (mejor dicho, un “feudalismo digital”) que puede exportarse a Occidente y que coquetea peligrosamente con la idea de un control total sobre las libertades de cada individuo. Biopolítica pura y dura.

Por otro lado, informaron que en Singapur ya se está probando con tecnología robótica, en específico, con la implementación de perros robot de nombre Spot, de la agencia Boston Dynamics, los cuales cuentan con un software personalizado desarrollado por GovTech, la agencia de tecnología del gobierno de Singapur, y caminan libremente por los parques públicos del país con la función de recordarle a las personas que deben seguir las medidas de distanciamiento social necesarias para prevenir los contagios por covid 19. Todo lo anterior recuerda a aquel episodio de Black Mirror llamado Metalgate, en el cual un perro robot de similares características estaba programado para destruir humanos en un contexto post apocalíptico. Aquí, por supuesto, y como siguiendo el manifiesto de la robótica de Asimov, Spot está llamado a procurar que se cumplan las medidas de seguridad para evitar la propagación del virus, pero no deja de sonar distópica la idea de un Estado de bienestar con estructura de ciencia ficción, monopolizando el uso del poder tecnológico en aras de un pretendido orden social. 

Los creadores de Black Mirror habían dicho que no era necesaria otra temporada para el año 2020, ¡porque la contingencia mundial ya es un episodio por sí solo! Y basta pensar en los alumnos chinos y los perros robots de Singapur para declararse, definitivamente, un actor de reparto.