martes, 12 de febrero de 2019

La muerte es lo único verdaderamente inclusivo. No discrimina a nadie.

El gran silencioso

“Con el tiempo, he responsabilizado mucho a mi medio familiar, su visión de las cosas del mundo y de la vida. Hubo una determinación por el tiempo histórico que nos tocó vivir y, por otra parte, una determinación familiar. Madre comunista, dos hermanas comunistas. Se almorzaba materialismo histórico y se cenaba materialismo dialéctico. Eso hoy me da un poco de molestia. No tuvieron la capacidad emotiva de enseñarme otros caminos posibles. Me hubiera gustado que me mostraran otro tipo de cuentos, otras literaturas”. Cuenta Ricardo Palma Salamanca en su última entrevista a The Clinic. Durante su período en el CAS, confesó haber leído a los franceses, a los rusos, a los gringos. Lo que me llamó más la atención fue que mencionó el Viaje al Fin de la Noche de Céline, con quien aprendió que una persona “no puede ser evaluada sólo por su postura política”. También mencionó a Ernst Junger, leyendo su libro Radiaciones; Junger, que fue soldado del ejército alemán. Encontró en este un autor que se permitía ver la vida desde distintas fronteras y convertirse en varias personas, “sin quedar atrapado en una sola”. Además leyó a Mijaíl Bulgákov y a William Faulkner. Finalmente hizo, junto a otros presos del Lautaro, una revista literaria que se llamaba Incesto. Conversábamos sobre esto con un amigo vía inbox. El cambio que llevó al ex guerrillero a declararse un “reformista”, luego de un profundo proceso de madurez y asimilación de sus fantasmas, y luego de una lectura atenta de otros referentes distintos a los de la izquierda tradicional, supuso desmitificar su figura de héroe, de la cual dice estar hastiado, para volcarse al exilio del anonimato y a una aspiración mucho menos colectiva y más personalísima. De hecho, señaló en la entrevista que está en las antípodas de los discursos pomposos y que, hoy por hoy, su principal aspiración es “pasar desapercibido”. Incluso, dijo que su mayor sueño es el olvido. Se trata de la postura del guerrillero veterano que busca dejar atrás la carga histórica de sus acciones para ir hacia una búsqueda individual. Sin proponérselo, Palma Salamanca, el nihilista renovado, está adoptando la figura política ilustrada por Ernst Junger, la figura del “gran silencioso”, de aquel que se retira de la vida pública con tal de oponerse moralmente a todo lo que lo rodeaba y por fin reencontrase consigo mismo y ser su propia autoridad. El que otrora fuera el ícono revolucionario de Chile escogió, como salida, el camino íntimo del silencio.