martes, 21 de julio de 2015



Decir ocio es lo mismo que decir escuela. Es lo que muchos profesores no entienden. Las vacaciones, en el fondo, no son un puro receso, un paréntesis, un lapsus dentro de una larga cadena infinita de trabajo. De hecho debieran ser el reino de la acción para lo verdaderamente importante: los asuntos inútiles que alimentan el espíritu, que no necesariamente producen. No comprendo otra forma de cambiar la vida (Rimbaud) o transformar el mundo (Marx) que teniendo el tiempo y el desenfado suficiente para concebirlo. Ahora, realizarlo, es harina de otro costal.

"El poeta pobre"