sábado, 3 de diciembre de 2022

Después de comprar el libro La poesía chilena no existe, pasé por Bellavista para ver un puesto de libros callejeros y estaba la versión literaria de la película Bajos instintos, traducida como Instinto Básico, de Richard Osborne. Nunca supe de la existencia de este libro hasta ese instante, por lo que procedí a comprarlo. Me vi, entonces, con La poesía chilena no existe y con Instinto Básico en mi poder. De pronto, surgía en mi cabeza una asociación inesperada. ¿Y si mezclamos el ensayo crítico sobre la poesía con la atmósfera apasionante de amor, sexo y violencia? De ahí podría surgir una hipotética novela rompedora, un futura obra de suspenso erótico con un trasfondo antipoético, porque sus propios ingredientes implicarían el aspecto más salvaje de la poesía. Este fortuito ready made literario era la señal, y todo en la propia escena del crimen. La musa se rebelaría contra lo establecido. La poesía se volvería violenta. La novela hablaría de la decadencia, el eros y la muerte.