martes, 16 de marzo de 2021

En circunstancias de que el Colegio de Profesores insiste en regresar a clases presenciales solo durante la fase 4 por motivos sanitarios, muchos estudiantes han manifestado, paradójicamente, el deseo de volver al colegio. “Quiero ver a mis amigos”, decía uno. “Por aquí no entiendo mucho, me distraigo”, manifestaba otra. Les hice saber que desde la próxima semana comenzaría a implementarse el plan de clases mixtas. Una alumna preguntó cómo iba a ser. Le respondí que se irían sumando diferentes grupos por curso, haciendo clases a los que estuvieran en la sala y, al mismo tiempo, a los que estuvieran en la casa, por medio de una cámara conectada a un data y el necesario ancho de banda para la conexión en línea. A varios les pareció una idea extraña, y no los culpo. ¿Cómo era posible que hablara con unos en sala y con otros a distancia? Sería una suerte de clase en presencia y en ausencia. En lugar de semi presencial, semi fantasmal. A raíz de esto, bromee con los cabros sobre la posibilidad de que en un futuro las clases fueran con hologramas de cada uno de nosotros. Algunos rieron y dijeron que no era hueveo. Francamente, así como van las cosas, y con las nuevas políticas de gestión escolar en medio de la pandemia, es muy probable que las nuevas tecnologías hagan del colegio una realidad virtual, con la excusa del peligro por contagio. Así como existe una nueva normalidad, que crea la sensación de un antes y un después y la necesidad de un “reseteo”, asimismo, me temo que se avecina una nueva escolaridad, considerando a las clases del pasado como sistema antiguo. Pura educación analógica pre covid.