martes, 8 de noviembre de 2016

Un compañero de tesis, me acuerdo, hizo una lectura libre sobre la novela de Yuri Herrera "Señales que precederán el fin del mundo". En la novela, la protagonista se llama Mákina, una joven mexicana que deberá embarcarse hacia Estados Unidos en busca de su hermano perdido. Ayer en el debate con Trump, una de sus promesas iba a ser justamente la construcción de un muro en la frontera con México. El viaje de Mákina dice relación con la mitología azteca. Nueve caminos. Hasta llegar a Mictlán. La tesis de aquel compañero buscaba obviar la consabida interpretación del "tercer espacio", tópico por ese entonces de moda en nuestra escuela. Se alejaba de lo meramente tópico, literario, en pos de una lectura político-económica de la novela. Tomando el ejemplo de Mákina, recuerdo que postulaba la ilusión del viaje, la superestructura que lo envuelve todo, de la cual el propio motivo de la migración y el narcotráfico forman parte. En resumidas cuentas, de acuerdo a su tesis, el sujeto en la novela se hallaba -como la propia palabra lo dice- "sujeto" a condicionantes que lo sobrepasan. Lo mismo puede extrapolarse a las elecciones presidenciales en Yanquilandia. De repente, ante los ojos de los candidatos, todo el mundo aparece dividido entre sujetos como Mákina que creen ir hacia alguna parte, y sujetos como los policías fronterizos que propician una cacería sin fin. Una gran cortina de humo, como en la novela misma, cuando la protagonista se percata de que, en realidad, vaya hacia donde vaya, siempre se hallará con un atajo directo hacia el Inframundo (americano).