Y yo me pregunto, ¿qué hará la sociedad de poetas y escritores chilenos ante la inminente escalada nuclear en el conflicto entre Rusia y Ucrania, que, en realidad, se trata del conflicto entre la Federeción Rusa contra el bloque atlantista occidental? ¿Plegarse a uno de los bandos y dedicarles los más incendiarios versos al bando contrario, siguiendo así la lógica de la división? ¿Desmarcarse para rendirle un tributo poético a la paz (cuando no abunda mucho entre sus lides)? ¿O alentar el acabóse y esconderse bajo un refugio repleto de libros y pegarse la última chimba, la última tertulia literaria, una en donde corra todo tipo de fluidos, y a la que asistan todos, sin lobby, por fin, antes de la noche de los tiempos?