lunes, 24 de junio de 2024

La literatura, "el laboratorio filosófico". Breve conversación con el escritor Jorge Collao.

J.C: Los mitos son reales en tanto mito.

Yo: No entran en la lógica de lo verdadero y lo falso. Su fundamento no está en la comprobación empírica. Reside en su carácter fundante y dador de sentido. Extrapolemos eso mismo a las religiones.

J.C: Pero el riesgo ahí está en el mito institucionalizado. En institucionalizar el mito.

Yo: Creo que es parte del devenir humano. Desde el comienzo de la civilización que han existido los conflictos y las guerras. La paz perpetua es solo una utopía. Un asunto complejo y fascinante. Da para largo.

J.C: Pero para eso tenemos la literatura, nuestro "laboratorio filosófico", como diría Ted Chiang.
Si hay algo que me hizo desconfiar profundamente de las ideologías modernas es su excesivo materialismo y su distorsión o negación del aspecto mitológico y trascendente de la existencia. Llegué a esta epifanía luego de un proceso de reflexión muy personal. Encuentro que su matriz filosófica está limitada a lo inmanente, a lo terreno, a lo observable. En ellas, no encuadran los sueños, los planos sutiles, los dioses, los espíritus y prácticamente ninguna cosa que no sea tangible. Todo es superchería para el dogmático materialista. Aun la ciencia antigua, premoderna, no estaba reñida con el mito y se abría a la posibilidad de lo fantástico e inconmensurable.