martes, 19 de abril de 2016

Que se jodan

"Cuando un periodista preguntó a David Simon, creador de la serie de televisión The Wire, qué premisas había seguido para desarrollar su proyecto, la respuesta fue la frase (mítica ya): “Sólo una: que se joda el espectador medio”. En una industria cultural que parece caer inevitablemente en una espectacularización y banalización constantes, como afirma Vargas Llosa en su último ensayo sobre la muerte de la alta cultura, sorprende comprobar que aun existen creadores que rechazan al público mainstream y buscan una excelencia de complejidad intelectual aun a riesgo de no ser comprendidos". Una premisa que va no solo de la mano del formato serie, sino que perfectamente aplicable al formato texto. "Que se joda el lector medio". Parece ser el rosario de moda de muchos de los escritores emergentes que se dicen vanguardistas. Que se joda el lector en general. Un compañero escribiente anónimo, conocido por sus salidas sarcásticas y su narrativa un tanto intempestiva, me comentaba sobre una nueva técnica para narrar: Joder no tanto a partir de la narración, sino que joder la narración misma y a su narrador. En palabras chilensis, el compañero decía: "Cagarse al narrador culiao". Ponía a modo de ejemplo una escena en la que de repente un tipo x se tope con alguien en una esquina de la avenida, y ese alguien resulte ser alguien conocido, y comienza a partir de ellos una conversación que va subiendo de tono, hasta que sin motivo alguno se propicia una balacera en el contexto de una redada policial, y el narrador de punto fijo en la narración, que se creía protagonista, muere por una bala loca, pero sigue la historia, en otro punto, ahora a raíz de aquella balacera. Un golpe de gancho a la diegesis. Un poco como lo hacían, guardando las proporciones, los hermanos Cohen en la película No country for old men, matando al veterano de Vietnam que huye con el botín millonario al principio de la película, con quien ese espectador medio se encariña para luego joderlo todo. Con aquel ejemplo el compañero intentaba graficar una posibilidad narrativa de esta nueva premisa de "cagarse al narrador". Mover el piso, hacer perder el timón, desenfocar la lectura, en suma: Que se joda todo. Ese parece ser el modus operandi de ciertos escritores: Demostrar que todo es una completa joda. Pero partiendo por demostrar, sin embargo, la condición previa de esta bizarra ley: que ellos mismos sean la joda por antonomasia.

Que se joda el espectador medio.
Se vive y se muere, en la medida de lo posible. No hay otra verdad...