domingo, 19 de mayo de 2024

Lucy Oporto: “La veleidad y travestismo de Boric es parte de un plan y una forma de manipulación”

-“Pensar que ante un nuevo gobierno de derecha y centroderecha no volverán los octubristas a intentar lo mismo ¡y más! sería desconocer la enorme fuerza del mito”, escribió el historiador Gonzalo Rojas esta semana. ¿Comparte esa idea?

-Leí su columna. Él se pregunta por la proyección del octubrismo. Entiendo el octubrismo como lo definió José Joaquín Brunner, es decir, relativo a quienes se identifican con la revuelta antisistema del 18 de octubre y el significado político-cultural de un levantamiento contra el Estado y sus instituciones. En cuanto a Rojas, estoy de acuerdo con él en sus grandes líneas, efectivamente ese movimiento puede volver a surgir. Pero me distancio de su entendimiento del mito: él afirma que remite a un pasado inventado. Pienso de manera casi opuesta, que el mito, en realidad, condensa una serie de eventos que en algún momento fueron reales. Es un poco la definición que propuso René Girard. Yo suscribo eso, así como las relaciones que establece Jung entre el mito y el inconsciente colectivo. Es otra manera de entenderlo. Por ejemplo, la imagen simbólica del perro es una imagen muy arcaica y ambivalente: por un lado, es un animal noble, que ayuda al ser humano y da alegrías a los niños, pero su vertiente maligna es siniestra. Por eso, en las religiones antiguas, en el islam y en el judaísmo, es considerado un animal impuro, porque come carroña. El problema de los perros salvajes o asilvestrados, como diríamos ahora, ya se veía en esos tiempos.

Lucy Oporto

La ignorancia, la estupidez y el prejuicio. Aforismos desaforados, de Carlos Iturra (fragmento )

Hacer una afirmación es optar por uno de los pétalos de la rosa de los vientos de afirmaciones posibles que rodea al objeto de la afirmación. Un escritor demasiado honesto se demoraría en añadir a cada afirmación que hiciera, todas las restantes afirmaciones lógicamente posibles.


Lo malo de poseer una biblioteca es que se vive junto a la evidencia de todo lo que no se alcanzará a leer.


Toda verdad es una pregunta.


Los grandes poemas son los que intentan llevar la expresión a la nada: van del ser al cero; solo el silencio es veraz; solo la nada incluye lo absoluto, o no sería nada…


Me encuentro a veces en un estado en el que siento que ningún razonamiento podría impresionarme, ninguna razón convencerme.


Lo mejor que se puede lograr con las palabras no es hacerlas decir lo que dicen, es hacer que digan los silencios vacíos que hay entre palabra y palabra.


Un escritor debe ser diestro también en el arte de eludir lo que ignora.


Casi toda palabra es como una moneda, muchas son como un dado, y unas cuantas parecen poliedros.


De poco sirven los presagios, como se ve en la historia o en la literatura, pues el golpe lLega siempre desde donde era más inimaginable.


La inteligencia cree razonar libremente, cuando no hace sino fluir como el agua, por donde se le da.


Te doy mi palabra...

-¿Sólo una tienes?

*

-Te doy mi palabra...

-Yo te la cedo...

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Nunca des tu palabra, puedes volver a necesitarla

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Sé da la palabra, mas no la cosa

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“Hace un tiempo te di mi palabra.” “Sí, ¿y?” “Te agradecería que me la devuelvas”

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Dar la palabra, o sea el Verbo, logos, conciencia


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-No me des tu palabra, gracias, ya tengo la mía...

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El hombre no tiene mayor poder que la palabra “no”, pues con ella puede vencer a Dios

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Después que alguien da su palabra lo lógico sería que se quedara callado.

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-Acepto tu palabra. Aunque preferiría una letra… ¡O un cheque!

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-No es necesario que me des tu palabra, pero puedes prestármela…

-Mejor se la doy a otro.

*

-Tantas veces me has dado tu palabra que ya tengo para un diccionario.

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-¿Tu palabra, ese mero flato?

*

-Tal como das tu palabra luego la rompes. Solo la palabra escrita, irrompible, dura, perdura.

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-¡Me diste tu palabra, y no la mediste!

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-¿Te di mi palabra…? Seguramente, pero no recuerdo cuál de todas…

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-Te doy mi palabra...

-Gracias, pero no sabría qué hacer con ella...

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-Si acepto tu palabra, ¡quizás qué tendré que aceptarte después!

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“Los caballeros cumplían su palabra.”

“Por eso se extinguieron.”

*

Detrás de muchas palabras no hay más que palabrería, pero detrás de la palabra dada, suele no haber nada.