viernes, 21 de marzo de 2014



"Sin embargo, tu destino es amar lo peligroso, lo peligroso que hay en ti y fuera de ti, besar los labios del abismo contando con ayudas tenebrosas para el triunfo final de todas tus empresas y tus sueños cubiertos de rocío en el amanecer. De lo contrario agradece y retírate hasta el fondo de la memoria de los hombres"

Altazor, Temblor del cielo.







La fortaleza de la soledad


Buscando un texto de César Aira, de repente la red me redirecciona (como una mano oculta) hacia una página donde se habla del lado "humano" de Superman, de hecho la página con tinte de psicología auto ayuda corona a Superman como el héroe invencible y al mismo tiempo el más solitario, y se pone a divagar sobre la doble lectura clínica de los comics, y la figura de Superman como la del extraterrestre que exiliado en tierra lejana (paradójicamente la nuestra) no tiene más remedio que camuflarse bajo el disfraz del ciudadano humano común, una especie de flaneur llevado a límites cósmicos, tiene el poder que nadie tiene pero su verdadera fuerza radica en su soledad, en esconderse, en sumirse a la masa para adoptar sus códigos de moral y de justicia (no porque realmente simpatice sino que porque en realidad se siente solo, moraliza porque quiere comprarse un amigo)... el punto de vista me intrigó tanto que seguí buscando y di con el libro de Jonathan Lethem titulado "La fortaleza de la soledad" igual que el escondite del superhéroe... el libro que habla sobre la relación entre dos amigos, uno blanco y otro negro, en Brooklyn en plena época del racismo ... ahora bien ¿qué posible relación puede existir entre el famoso escondite de Superman y el libro de Lethem sobre la América racista? eso es lo que no me deja dormir por ahora (y me descoloca, de hecho, más que el contenido mismo de lo que encontré, el cómo se presentó esa asociación y a propósito de qué ¿navegar por la red es fortaleza de la soledad? yo diría más bien la soledad que se imagina a si misma ¿la soledad como atributo principal de los superhéroes? yo diría más bien el poder inverosímil que es extraño al mundo... aburrimiento inmortal, duro como el acero, que se viste de moral por miedo a simplemente navegar por el universo)



miércoles, 19 de marzo de 2014

Hoy clase particular en Con Cón. Una hora de tercero medio. Dictar en casa ajena, pensar medio en serio , medio en broma (aunque más en serio que en broma), que con el digno capital de profesor de estado, de sobra se podría arrendar (o incluso comprar) una casa por esos lados y aparte de vivir, dictar clases particulares a la mala (y pasarse por la raja al Ministerio y su metafísica curricular. Dios ha muerto, con él el Mineduc) El escenario de las dunas, justo frente a la casa colegio, esboza el horizonte de la cultura, puro desierto, sin embargo bello, y detrás el nicho, del pobre profesor y su acaudalado alumno, jugando a que se cambia el mundo, cuando solo se juega al definitivo cambio de roles: el profesor que aspira a un hogar, que usa todo el saber de contrabando por una vista hermosa, pero desoladora, y el alumno que aspira en cambio al exilio, a saber para salir lo más lejos posible, ojala sin saber más de casas ni de materias (pero con la salvedad de que puede volver cuando quiera, está salvado, la aspiración de uno es otra mentira que le creí al ministerio, aún no muerto)

martes, 18 de marzo de 2014

El ladrón del cerebro de Borges

Tentativa de argumento : Un lector facineroso se roba el cerebro de Borges... así como un científico se robó el cerebro de Einstein para hallar la clave de su genialidad y ponerla en manos de la nueva ciencia... claro está, que en el caso del lector no sería la búsqueda de la inteligencia ni la del prestigio académico, sino que la inmersión irremediable en el laberinto de la memoria... ¿para qué? la idea es comprobar que no haya salida a ella... con el primer cerebro quieren ametrallar al mundo con teorías, con el segundo cerebro, quieren controlar la vida misma pero paradójicamente acabarían náufragos, inundados de olvido, como en el cuento "la memoria de Shakespeare", donde al ser ofrecida esa memoria, sería como si se ofreciera el propio mar... se le revelaría a los ladrones de mentes, que simplemente "aquella cosa que son, es aquello que les permitirá vivir".

Carta al editor fantasma

Luego de salir de una especie de limbo existencial he intentado contactar vía telefónica, mas ni pizca ni migaja de respuesta (seña de humo ni eco siquiera) he recibido. (Temo que nuestro célebre editor se haya transformado en fantasma) No obstante, quería precisamente hacer factible la posibilidad de reinstalar algún vaso comunicante a través de la presente plataforma virtual (dando por supuesto que sea posible alguna clase de comunicación a través de tan intangible medio). Las preguntas que me asaltan en este minuto son las siguientes:

¿Está vivo? (pregunta ni tan retórica ni tautológica).

¿Aún anda sobre dos patas?

¿Qué tal el libro del veterano de las letras Renán Ponce?

A raíz de lo último pues sale a colación el asunto que nos convoca en calidad de escribidores ¿qué será de la poesía?

Ahora bien, en lo que respecta al trabajo oficioso tortuoso y fatídico del "libro" que aún permanece en larvario estado... quisiera proponerle una junta en algún rincón del vasto espacio tiempo para seguir con lo ya agenciado.... Espero se encuentre en óptimas condiciones para tamaña empresa. Yo por mi parte continúo haciendo girar la rueda hacia el contrasentido, esperando nada tranque, mientras la escritura se vuelve una especie de penitencia subterránea. Es preciso sacarla a flote, y echar una mano de los "entendidos en la materia" quienes milagrosamente como si se tratase de una mano amiga y divina, pongan los respectivos puntos sobre las íes, los recursos que basten y sobren, y las letras e ideas en los lectores de turno (especies en vías de extinción hoy por hoy).

En vista y considerando que semejante texto sea digno de ser leído no ofrece garantía alguna de réplica. Sin embargo he ahí la gracia y maravilla de todo esto creo yo... el absurdo como punto de partida... ya que nada te asegura que seamos leídos más allá de nuestras propias narices .. En fin, sigue siendo un placer contar con tu iniciativa... Yo por mi parte, persisto invisible, única condición quizá de quienes pululan a ratos furtiva y porfiadamente en estas veredas y en estas palabras, balbuceos, frágiles, efímeros, tercos, que zozobran con el gas de la risa (la carcajada sardónica de quien conoce el "fin").

Fin del comunicado.

PD: el abismo pareciese a ratos una especie de pantalla.

Horas y horas de nada, y recibe como respuesta el siguiente mensaje:

Querido, tu mail está increíble, me he reído, como estoy viviendo lejos del mundanal y pecaminoso Valparaíso he quedado sin teléfono por opción propia, pero necesito que me envie su número para llamarlo de inmediato y agenciar, como dicen los ingenieros comerciales, una reunión y además, como dice el viejito pascuero, entregarle algunos libros de regalo, gratis, eso es lo increíble, y sobre su libro, este saldrá primero que el de Renán, así que envíe su número ya que necesitamos hablar... un abrazo.

Claro está, que la idea de publicar en última instancia, nunca fue una necesidad gravitante, pero se decidió apostar, probar suerte con algún sujeto que más o menos fuera entendido. Sin mayor resultado que la expectativa, y que la "agencia" llevada al paroxismo tal, en que esa misma instancia se vuelve lo único tangible, al margen del proyecto libro que solo existe como como hipótesis, como cheque sin fondo, como fenómeno espectral.

Por lo mismo, el mundo editorial, desde esa experiencia estrecha y desconociendo aún otros esquemas, se me ha hecho solo otro correlato engañoso. Es preciso rumiarlo muy bien, antes de confiar un proyecto "libro" a modo de objeto o de producto, sin aún haberse "demorado" como hubiera dicho Gonzalo Rojas, sin haberse sentado ni caído lo suficiente para madurar en el ejercicio oscuro, clandestino, del oficio personal.

El libro se valida, pero resulta ya inviable como producto, porque se prostituye la obra, que es independiente del formato. Existe internet, existe la gran nube digital, y pagar por un libro vuelve la obra un sucedáneo económico.

Conviene separar la relación escritura/negocio. No son mente y cuerpo. Hay que aprender a desaparecer. Nunca se escribirá bien si se le teme a la muerte, decía Hemingway. El escribir debiera ser una lucha interna con el mundo, para sobrevivir existen otros oficios. En última instancia, esos podrían ser los verbos que le saquen el jugo a la experiencia. "Demorarse", incluso "nunca llegar" pero porfiar, sin compromiso, esa la consigna.

viernes, 14 de marzo de 2014

Pensar en la escritura como se piensa en un arte de la guerra... de hecho el libro de Sun Tzu puede ser leído como un verdadero tratado escritural. Están los que ganan por masacre y se vuelven vacas sagradas, los canónicos; los que acumulan botines y asaltan cualquier clase de trono, los escritores que tienden a best seller; y los que atacan el flanco enemigo (la institución) desde su carácter experimental, los vanguardistas de la forma, siguiendo la máxima del maestro: "todo aquello que se pueda definir tiene forma, y todo aquello con forma puede ser vencido"... son los salvajes de la estética, los que vuelven su obra un monumento subterráneo. Pero lejos de esas denominaciones corrientes se encuentran aquellos que conciben en la vida, mejor dicho, el campo de batalla definitivo: los que solo atacan con una obra maestra para luego desaparecer, son los verdaderos ninjas de las letras, en la línea de Rulfo, o incluso como Kennedy Toole; y los que se defienden con la ausencia absoluta de escritura, aquí los bartlebys, los que "prefieren no hacerlo", y levantan su invisibilidad como tregua contra la obligación de escribir, de sumarse a las rencillas materiales de la literatura... en el fondo más que una guerra, ven en todo eso un juego donde apuestan renunciando, pero en el fondo no renuncian, apuestan por volverse mitos de si mismo... lectores ante todo, proclamadores, que traducen y traicionan, en sentido estricto, traidor encarnado, obra encarnada... 

Se amanece siempre cada mañana con esta angustia de la influencia, no puede simplemente obviar la historia y escribir porque sí... ante el desengaño vital por encumbrar todo un proyecto de esto, y la escasa expectativa sobre hacer de esto un trampolín social (porque en el fondo no tiene pasta de especulador, solo cuenta con su infierno personal para seguir), siempre cae precipitadamente en la tentación de escribir (ni siquiera publicar) unas cuantas líneas para el bronce y luego simplemente enamorarse de la vida.. solo debería publicarse himnos nacionales, tratados de utilidad pública, textos científicos, etc... el resto en realidad, los que escriben en silencio, son en realidad monjes rabiosos, que transcriben la experiencia para luego esperar la tormenta y morir estoicamente : no hay juego, no hay proyecto ni beneficio en eso, solo hay la tregua con uno, la belleza de solo mirar al mundo con la mirada vacía (como quería Tolstoi, dejar de escribir solo para luego ver en la sociedad un desfile de zapatos) Cada quien está haciendo de todo una página en blanco, aunque fuese sobre una roca o frente a una pantalla, solo está esa rueda que sigue, que porfía, y encarna el despropósito, apuntando a lo que sea.... solo quiere apostar al caos, y dejarse caer, como una ruleta eterna.

lunes, 10 de marzo de 2014

Extraña e inquietante la sequía de la mente, no sabes qué cresta va a salir de ello, mantiene un suspenso que en el fondo sabes cómo acaba (una especie de masturbación textual) , lo mejor cuando no existen expectativas, no está esa presión maldita no del mundo, este gira y envuelve, sino que del yo y de la imagen frente al otro... solo se recurre a los sentidos nuevamente, para luego dejar que el ansia cobre forma y escriba ciertas materias, no importando su resultado... no es el automatismo de los surrealistas, es solo la impotencia contra uno mismo que se sublima en forma de textos, claro está que resultan tanto motivo de vergüenza como de satisfacción, divagaciones de un pobre diablo que en vez de darle saliva a sus palabras le da tinta, y ya sueltas afuera vuelvo a respirar, un poco de placer para de nuevo quedar vacío, abrir nuevamente la ventana y pensar en la cita que se suspendió, por la tarde, y en la figura que coronará el próximo paso en falso.

viernes, 7 de marzo de 2014

Carta a una ex

Carta enviada a N. V. el 2012, luego de un reencuentro de ex compañeros: 

Hola querida, pasaba por estos lares a dejarte un pequeño saludo a la distancia. Mucha agua ha corrido bajo el puente, muchas vueltas ha dado la tierra. Te parecerá raro que después de tanto tiempo quiera comunicarme contigo, pero sucede que la memoria es un objeto frágil, y por lo mismo muy valioso. Schopenhauer, filósofo alemán decía sobre ella que "La memoria es un ser caprichoso y tornadizo, que se puede comparar a una joven muchacha: a veces se niega a dar lo que ya ha dado cien veces; y, en cambio más tarde, cuando menos se espera, lo da sin que uno lo pida". Y, por lo mismo, tengo muy buenos recuerdos de ti y en general de toda esa época en aquel colegio. Creo cada vez más en las experiencias de la infancia como un verdadero hogar poético. También decía Enrique Lihn al respecto en su célebre poema La pieza oscura: "¿Qué será de los niños que fuimos?", y continúa así: "Nada es bastante real para un fantasma. Soy en parte ese niño que cae de rodillas, dulcemente abrumado de imposibles presagios, y no he cumplido aún toda mi edad, ni llegaré a cumplirla como él de una sola vez y para siempre". 

A mi me hace mucho sentido este poema. Con respecto a lo que te estoy diciendo, a menudo nos olvidamos de la infancia una vez crecemos, pero la realidad muchas veces nos lleva a pensar que, mientras mayores somos, el niño dentro de nosotros juega con más entusiasmo, y es así como he querido expresarlo contigo. Honestamente los años pasan, las vidas cambian, se entrecruzan, se desvían, vuelven a desaparecer, se reencuentran o se van definitivamente, pero lo que puedo decirte es que, las más de las veces, la rueda de la vida gira pero sigue su camino, persistente y férreo, a través del cual podemos nosotros, en tanto seres hechos de tiempo y de espacio, encontrar algo de aire y de respiro para comenzar nuevos ciclos, quizá indefinidos, indeterminados, pero auténticos, propios, en compañía de los nuestros, de los que ya fueron y de los que serán, en nosotros, para nosotros. 

Te recuerdo como una chica agradable, simpática, linda, a pesar de no haber tranzado lo suficiente contigo. Como ya te dije, el tiempo tiene sus caprichos y su corazón, por lo mismo tiene sus giros inesperados, impredecibles, que le dan ese toque misterioso pero atractivo. "Este es un mundo extraño", claro que lo es y, por lo mismo, vale la pena, situaciones extrañas como esta son un ejemplo. Por un lado, tampoco creo mucho en el destino desde una perspectiva determinista, casi por intervención divina, sino que prefiero pensar, precisamente, en la maravilla de la casualidad y del azar, el inocente azar que ahora nos convoca a entablar una comunicación, que nos invita al juego de esos niños que fuimos y que podremos ser nuevamente. 

Espero podamos compartir algún día. Me gustaría verte de nuevo en persona, sinceramente. No sé si estarás de acuerdo, pero facebook, a pesar de todo, excluye parte importante de la comunicación humana. En el lenguaje participan todos los sentidos conjuntamente: tacto, gusto, vista, oído, olfato. Por lo mismo, te propongo un día nos juntemos para conversar lisa y llanamente sobre las cosas de este mundo y del otro, sobre lo humano y lo divino. Incluso si te parece podríamos organizar una junta con los ex compas del colegio, cosa que me parecería genial. Yo, por mi parte, he intentado hacerlo, y persevero en eso. Hasta el momento, he agregado a algunos entrañables, y es por ahora contigo con quien he querido restablecer ese tan preciado vínculo. 

Como podrás ver, las palabras se hacen escasas para expresar lo que quiero decirte y, por lo mismo, desearía decírtelas cara a cara, persona a persona, sin tapujos y con absoluta confianza. 

Muy bien, la escritura no ofrece garantías. Querida, toma este mensaje como una apuesta, un regalo, un arrojo, un aliento, de mi parte. 

Nos vemos en algún otro rincón del tiempo y del espacio inconmensurable. 

¡Adiós! 

Después de terminar, acabé con un tema "Los libros de la buena memoria", porque le gustaba Spinetta. Por supuesto, ella leyó el mensaje como "visto" (ley del hielo máxima), y respondió al día después, algo así: "Cómo no me voy a acordar, q bueno que me agregaste, me alegro saber que estés bien. Gracias por tus palabras, un abrazo", y solo un par de meses restaron para que me desagregara sin más, alegando distancia y falta de tiempo. En fin, no importa tanto la anécdota patética (por supuesto que ya perdió el interés, lo que fue tiernamente ingenuo), como el hecho de reconsiderar la escritura de cartas desde un ángulo distinto, desde la puesta en abismo de aquel que escribe en el borde del otro, como si sobre el deseo se tendiese una cuerda floja que ni la razón ni la correspondencia pueden tensar lo suficiente, hasta la próxima instancia donde la posibilidad de un encuentro solo puede traducirse en aquello que se sintió muy fugazmente, y muy cercano a aquella memoria que vuelve como un borrón en el papel, escribiendo los días en ausencia. 

Es interesante ese juego, hasta qué punto conviene enunciar o simplemente callar lo ocurrido, qué factor de tipo emocional o ficcional permite el vacío de lo ocurrido entre texto y texto, e incluso, si es necesaria, en última instancia, la implicación abierta de aquel otro aludido, o basta, hasta cierto punto, la pura interpelación dirigida hacia el otro (dialogo sordo) en cuanto motivo de lo que se escribe, llegando incluso a que el otro aludido cobre voz y que, al volverse cínico en su descrédito, paradójicamente reafirme el lazo establecido por el tiempo, después de que el contacto en la vida real se haya congelado y solo reste la ficción como recurso o como trinchera. 

Considero que ese debiera ser el horizonte de los que escriben en tono intimista: el diario y la carta como géneros que explotan la tensión entre el afuera y el adentro, y bien es sabido que el corazón solo se revela en ese conflicto. En materia de sentimiento, se trata en definitiva de maniobras musicales: qué es aquello digno del silencio y qué es aquello urgente que toque, que exprese hacia aquel otro en correspondencia con el mundo, como campo de batalla del posible romance. 

Es probable que Oscar Wilde, Rilke, el propio Kafka, hayan cultivado la carta por una intuición parecida: por el rigor que pule el estilo del sentimiento. Pretende que la ficción deje de ser la gran mascarada del corazón. Solo le permite agitarse, respirar, nuevamente, en el pedazo de mundo que se tiende entre aquellos que, creyendo comunicarse, se desnudan, sin otro lenguaje que su asombro y vergüenza, de saberse queridos, de saberse por siempre desconocidos.


lunes, 3 de marzo de 2014



La relación entre el acto de escribir y el acto de desear el sentimiento hacia una mujer es más estrecho de lo que venía sospechando, va más allá de la ficción, inunda la misma intimidad del escribiente aislado del afuera, el mundo del sentimiento, su corazón es suyo, le pertenece, pero sólo puede hacer que viva en los demás mediante su oficio solitario. Piglia, el oráculo de este día, menciona algo respecto a la dimensión epistolar de ese ejercicio, un "te escribo, luego existo" aplicado al propio animal literario cuando escribe el mundo: "En octubre de 1921 Kafka entregó sus cuadernos a Milena. (“¿Has encontrado en el Diario algo decisivo contra mí?”). Lo mismo hace Tolstói con Sofía su futura mujer (y ella nunca se lo perdona) y también Nabokov con Vera. En distintos momentos Pavese piensa en esa posibilidad (“lo escribo para que ella lo lea”)." Entonces, ¿qué le queda a los solteros, a los cesantes del amor, en materia de escritura? solo el vestigio de relaciones que fueron, la idealización o en otro extremo la absoluta contingencia de su propio ser deseante. Escribir como proyecto sentimental significa confiar mi creación a ese otro deseadp, el arrojo de una creación que sin expectativa de ser leída y correspondida, es pura apuesta, un juego de dados que no abolirá el azar del corazón, en caso de que la persistencia e incluso la porfía escritural encarne en la figura de aquella otra, en forma de una promesa, secreto o invitación: mi relación misma con ella a través de la escritura es la buena nueva, es más bien la tragedia por esa mujer invisible que los textos, las noches y el insomnio se encargaron de coronar , y que solo puede estar frente a ti, cuerpo a cuerpo, en forma de aquello que no puede ya decirse, escribir de ella nos vuelve inmediatamente seres más acá del lenguaje, ángeles, bellos pero invisibles para el mundo...

domingo, 2 de marzo de 2014

Hace poco escuché por ahí un dicho de un autor, que escribe y ama los videojuegos: "El escritor tiene que ser un hacker de la palabra". Atractiva pero demasiado ambiciosa. Parece que no recuerda a Burroughs. Quien escribe, como mucho, es hackeado por el lenguaje. Aspirar a hackear el mundo es mucho decir. Mejor dicho: Es el mundo quien nos hackea. No somos piratas, todo lo que decimos es un error de programación.