viernes, 1 de septiembre de 2017

Servicio de funerarias en la radio. De fondo suena “Con su blanca palidez” de Procol Harum.
"A mi me tinca que usted no se va a acordar de nosotros cuando salgamos". Ante la repentina declaración de la alumna, respondía de una forma un tanto cínica: "Pero no sea pesimista. Claro que me acordaré de ustedes. Claro que me acordaré de usted". Le respondía de esa forma, bajo una aparente formalidad, aun sabiendo que su declaración era tan honesta como cierta. La chica por su parte respondía de vuelta: "Y ¿por qué habría de acordarse de nosotros?". Antes de pensar siquiera en volver a dirigirle la palabra, con la mirada fija, un compañero se interpuso y le replicó: "Por habernos hecho clases, por ejemplo". Como era habitual, no habían pescado demasiado la clase ni sus objetivos, pero con ese diálogo errático daban a entender que en el fondo todo esto no es sino un proceso, una etapa sujeta a un recuerdo fugaz y luego a una memoria selectiva. Intuyeron en parte lo esencial: que la misma lógica escolar se aplicará, tarde o temprano, a todo orden de cosas. Recuerdo, olvido y luego el infaltable aparato de la ficción, eternoretorneando el sentido, haciendo de las suyas, volviendo a la vida lo que le conviene, escondido, camuflado bajo la forma del aprendizaje y la experiencia.