sábado, 7 de mayo de 2016

Kafka en la orilla: re-producción

Durante un ejercicio de creación narrativa en la clase para segundo ciclo, la actividad consistía en continuar un fragmento de la novela "Kafka en la orilla" de Haruki Murakami, siguiendo un tipo de narrador y un estilo de narración ya estudiado. Leyendo las continuaciones de algunos alumnos para su revisión me encuentro con verdaderas joyitas. Sin quererlo al leerlas y corregirlas establecí un pequeño ranking que me permito nuevamente reproducir por este medio, pero antes que nada reproduzco el fragmento de la novela de Murakami en base al cual debían escribir sus creaciones. Una muestra del futuro narrativo en dos jóvenes alumnas: "–¿Cómo te llamas? –le pregunto. 
–¿Yo? 
–Sí. 
–Sakura –responde ella–. ¿Y tú? 
–Kafka Tamura –digo yo. 
–Kafka Tamura –repite Sakura–. ¡Qué nombre tan extraño! Es fácil de recordar. 
Asiento. No es fácil convertirse en otra persona. Pero sí tomar un nombre distinto. Al bajar del autocar, ella deposita su maleta en el suelo, se sienta encima, saca una libreta del bolsillo de la pequeña mochila que lleva colgada a la espalda y garabatea algo en una página con un bolígrafo. Arranca la hoja y me la da. En ella hay apuntado lo que parece un número de teléfono. 
–Es mi número de móvil –dice ella haciendo una mueca–.De momento voy a alojarme en casa de mi amiga, pero si te apetece ver a alguien, llámame. Podemos comer juntos si quieres. No admito cumplidos. Ya sabes, “aun el encuentro más casual...”. Se dice así, ¿no? 
–“...está predestinado” –concluyo. 
–Eso, eso –dice ella–. ¿Y qué significa? 
–La predestinación. Que ni siquiera las cosas más triviales suceden por casualidad." 
Continuación número 1: 
"S: -¿Podría tomarlo como que el destino ha querido unirme a ti por alguna razón?
K: -Tal vez pasemos por momentos donde nos necesitemos el uno al otro.
S: -De algún modo me siento imantada a ti, siendo que apenas te conozco.
K: -Tal vez nos conocimos en alguna otra vida-
Sus ojos no parpadearon. El tiempo y la respiración se detuvieron.
S: -Ya es tarde, debería irme...
K:- (Ella se fue sin decir nada más. Bastó su mirada para aterrarme).
Ambos están convencidos de que los ha unido un sentimiento repentino. Bella es la certeza, pero más bella es la incertidumbre. Imaginan que como antes no se conocían no había sucedido nada entre ellos ¿Pero qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos en los que hace tiempo podrían haberse cruzado? Ese mundo ya no existe para ellos..."
Continuación número 2: "Entonces Sakura tomó su maleta y se alejó por la calle en la más completa oscuridad. Kafka Tamura le observó alejarse entre la nieve que caía, hasta que la silueta de su simpatía no fue más que una borrosa mancha del color de su abrigo viejo.
Consultando su reloj de bolsillo, la hora era la indicada. Ni un minuto más, ni un minuto menos.
Muy lentamente, y luego de comprobar que ya nadie caminaba a esas horas por la acera, se disolvió entre las sombras como siempre lo había hecho desde niño.
Esa noche empezaba su nuevo empleo. A partir de esa noche cualquiera todas las sombras de la ciudad serían su testigo.
Y él, con su sonrisa blanca y afilada, esperaría paciente el amanecer".