jueves, 22 de diciembre de 2022

Según la Conaf, al siniestro que ya está llegando a la Quinta Vergara se le ha llamado "Nueva Esperanza". La alcadesa dijo que ese era el nombre del sector donde comenzó todo. De todas formas, vaya nombre para bautizar un incendio y vaya ironía para los afectados. Son tiempos dantescos en que la esperanza quema pero la suerte escasea.
En mi segundo libro, el incendio, el fuego está presente. Así como lo estuvo en mi vida, también lo está en la memoria del país. Figura abrasando la consciencia en algunas reminiscencias e instantáneas, a ver si alcanzan a significar algo. El fuego, como el tiempo, vuelve a arrasar:

Reminiscencia

14/04/14

Después del incendio ¿qué escribir? pregunta pretenciosa. ¿No sería mejor decir, de entre las cenizas y los escombros de la ciudad, qué puedo arrojar al fuego?

Reminiscencia

17/04/14

En el regreso a la casa donde vivía hace más de un año, me encontré literalmente con la zona cero. La zona antes solitaria por la residencia, estaba irónicamente poblada de voluntarios, bomberos, milicos, emisarios del desastre. En la esquina donde era antes una tienda, dos tipos extranjeros discutían sobre las consecuencias del hecho. Me sumé y les dije: «allí donde no hay nada era mi casa». Asintieron y entonces comenzaron un debate, a propósito del fin de las cosas, sobre la pareja de ancianos del Cerro La Cruz que decidieron quedarse en el incendio y no ser salvados. La tragedia porteña sacó a colación el tema filosófico del suicidio, y con él, directamente, el del amor. ¿Será el fuego la invitación a una libertad que pone a prueba la propia vida? ¿O acaso, en la mediática solidaridad de espantar las llamas, estamos obviando ciertas voluntades que se resisten a ser parte de un sentimiento humanitario, bienintencionado pero, muchas veces, impersonal?

Instantánea

19/03/17

Con la nueva pega me ha tocado ir a los sectores más desposeídos de Viña, prácticamente a hacer patria. Campamento Bachelet, Felipe Camiroaga. Hay un punto en la población Puerto Montt donde solo se aprecia un gran páramo negro donde antes había bosques. Vestigios del reciente incendio. Para llegar a las más de veinte sedes vecinales, caminos de tierra laberínticos, pasajes que conectan como arterias todo el cerro, había que tomar una suerte de locomoción comunitaria, vehículos que los propios locatarios conducían para arrimar a la gente aledaña. Hay códigos que parecen vetados incluso a la propia «gente del centro». Una solidaridad invisible que sin embargo no se distingue de la espontánea amabilidad de los residentes. Debajo de esa capa es muy probable que permanezca latente una historia de miseria y de violencia, que en el fondo no hace distinción social. Que mucho más allá de velos mediáticos late dentro de cualquiera, sea este del centro o del cerro. Lo que sí impacta es la abrupta brecha material entre los pobladores y los transeúntes de la Viña central. Hay ahí como un límite demasiado categórico, casi como si existiesen dos Viñas: la de la maqueta inmobiliaria turística bordeando la costa, y la de la toma de terrenos bordeando el límite del cielo.

Instantánea

05/01/18

Al rato, seguía extrañado con la naturaleza de la situación. Se preguntaba cómo había despertado aquella vez. Incluso se pasaba otro rollo, aduciendo, (esta vez de manera irónica), que era su presencia la que estaba cargada y habría dejado una estela en el lugar que luego desembocaría inevitablemente en el desastre. Después se preguntaba cómo era posible que no alcanzaran a avisarme aquella vez en medio del incendio, agregando, de paso, que era muy probable que quisieran dejarme botado, como diciendo «que este loco se despierte solo». Por supuesto, un humor algo negro que solo nosotros entendíamos. Un acto deliberado de autosabotaje. Una risa sardónica que seguía de inmediato a un gesto de conmoción. El trasfondo era la destrucción de toda una vida, sin mayores explicaciones, pero quizá por eso mismo, por ese tono trágico, el desastre superado, ya asimilado en la conciencia, cicatrizado en la llaga, no merecía, después de todo, más que una nerviosa maniobra de comedia ante la esencia misma de su oscuridad ignota.

Instantánea

25/10/18

Lo cuento a estas alturas ya como anécdota, como herida cauterizada lo suficiente, pero el trauma de ese tiempo aún palpita a ratos, insistente, dándole una y mil vueltas con tal de darle un relato a ceniza, siquiera algún cauce textual que una los cabos imaginarios de aquel absurdo suceso hecho pira. Sin embargo, todos sabemos de sobra que las palabras no alcanzan a dimensionar el tejido de la experiencia. Más aun cuando el tejido viene con la combustión de lo imprevisto. La emoción se vuelve inflamable. Y con el pasar de los años, la experiencia de lo ocurrido también se vuelve inefable.

Hoy por hoy, solo restan las ruinas de la casa, sus ruinas carbonizadas, opacas, aún vigentes, la estructura de una Troya tercermundista, el recuerdo hostigoso como ironía de rescate, una que otra foto de un álbum familiar, carcomido de negro por los bordes y, si queremos ser consecuentes con el recuento, este iluso intento de retrotraer a la memoria lo inevitable, expresado bajo el velo de alguna significación ya demasiado póstuma.

Instantánea

19/11/19

Voy caminando por el plan y de repente suena la alarma de la Onemi, igual a la de ayer. Luego, se escucha en casi todos los celulares de la gente la misma alarma de evacuación por incendio en Rodelillo. Llamo a mi madre que vive cerca, también de fondo se escucha la alarma en cuestión. Su redundancia se hace necesaria, aunque insufrible. Continúa sonando en la ciudad la banda sonora de emergencia, como si fuese un mantra de sacrificio, en el momento que avanza una nueva marcha a través de Pedro Montt. El humo de la lacrimógena comienza a confundirse con el de las cenizas que caen de los cerros. Valparaíso, señal de pánico. Patrimonio del desastre.
Al celular llega una alerta de emergencia de la ONEMI, por incendio forestal en el sector toma Felipe Camiroaga de Viña del Mar. Con un amigo decimos que hay algo detrás, una siniestra trama oculta. Pero el fuego no admite explicaciones, no perdona. Lo sé de primera fuente. Responso por los afectados.