lunes, 29 de enero de 2024

María Luisa Bombal: una obra, un crimen (mini artículo)

Cuentan que la escritora María Luisa Bombal protagonizó un baleo en pleno centro de Santiago. Era 27 de enero de 1941. A las 5 de la tarde, la Bombal salió del café del Hotel Crillón, vestida con un elegante vestido blanco de seda. A lo lejos, vio cruzar a su ex amante, Eulogio Sánchez, con otra mujer. “Sinvergüenza”, le gritó. Entonces sacó una Mauser 4 milímetros y le pegó cuatro veces, hiriéndole el brazo, en un frustrado intento de homicidio. Algunos testigos dijeron que después de balear al hombre, la Bombal gritó: "¡Soy la única culpable"!

Años antes, Eulogio habría roto con la Bombal, motivo por el cual ella incluso intentó quitarse la vida con un arma encontrada en el departamento de su propio amado. Mucho después, se enteró que este se casó. Entonces la Bombal, dispuesta a todo, se propuso acabar con él, para vengar su corazón herido. Por este hecho, la escritora fue condenada a cuatro años de cárcel, pero finalmente consiguió ser absuelta, ya que Eulogio retiró los cargos en su contra.

Tras esta calamidad, nunca más volvieron a verse. A la Bombal le preguntaron una infinidad de veces por ese sangriento episodio. Sin embargo, ella siempre se negó a hablar. Siempre dio respuestas vagas hasta callar y guardar silencio de manera definitiva. “Al matarlo, mataba mi mala suerte, mataba mi chuncho”, confesó tiempo después.

En 1947, más de seis años después del balazo a su ex, la Bombal escribió una novela inédita llamada "Casa de niebla". Y se iniciaba con una advertencia: "No habrá asesinato ni asesino, pero sí existirá un crimen". Según dicen, en la novela la protagonista habita una mansión en la que mora un fantasma. El misterio sobre un crimen intenta ser revelado, y ese misterio dice relación con un adulterio que acaba impune.

¿El de su amor? ¿El de su sueño?

¿Será que la Bombal le disparó, en clave onírica, a la literatura realista de la época? ¿No serán las letras una sublimación de sus pasiones y de su crimen?

“¿Por qué es usted tan trágica?”, le preguntó un profesor de francés a una Bombal de 18 años, luego de leer su cuento. "Era la imaginación que se adelantaba a lo que yo era", señaló años más tarde, al recordar la anécdota.

Ella, la "madrina del realismo mágico", "fundadora del gótico", la "madre de todos los escritores latinoamericanos contemporáneos", según Carlos Fuentes, había hecho de la literatura su propia sueño nebuloso y de su escritura un fulminante y despechado disparo contra los esquemas estancos de una realidad ortodoxa.

El psicólogo Daniel Benavente, perito de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, hablaba de que, en la actualidad, existen varios “apartheid” simbólicos, consecuencia de una sociedad polarizada que idealiza a unos y devalúa a otros, bajo una lógica tribalista. La falta de matices, el sesgo confirmatorio, la ofensa, la escasez de reflexión, de empatía y de aprendizaje, en síntesis, la ausencia de inteligencia emocional, constituyen síntomas de una enfermedad que se expresa en el plano de la cultura. Así, el sistema límbico promueve el favoritismo; el cerebro reptil, promueve la violencia visceral ante la intolerancia; y el neocórtex, sin su capacidad reflexiva, acaba proyectando una visión bidimensional de la realidad, selectiva. Supe sobre las reflexiones del psicólogo en un seminario que dictó llamado "Bomberos Emocionales, el paradigma del Equilibrio Social”. La cuestión esbozada por él entronca perfectamente con la idea de la atomización del individuo en un marco de relaciones cada vez más líquidas como huella de la posmodernidad, aunque también se relaciona con la existencia de grupos con posturas monolíticas, el fenómeno de “barra brava” vivido en lo social durante los períodos álgidos de los procesos políticos chilenos del último tiempo. Se vivenció en carne propia el grito de la “patota” en contra del adversario político, la neutralización del otro en los enfrentamientos discursivos y los ataques personales cada vez que fulgía el disenso legítimo frente a tal o cual tema. Me pregunto hasta qué punto este fenómeno analizado de manera certera por un perito tiene un alcance en cada uno de los aspectos de la vida en comunidad y permea inclusive la orgánica misma de las instituciones no solo a nivel nacional, sino que global.
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