miércoles, 25 de marzo de 2020

3 polémicas sobre el Coronavirus en Chile


-Frente al mal sanitario, los reos en las cárceles de Santiago 1 han salido a manifestarse en un intento de fuga masiva. Muchos de ellos, heridos ante la represión, y en evidente estado de desamparo ante las inhumanas condiciones del sistema carcelario. Sin un orden, sin stock de limpieza, sin siquiera agua. El director ejecutivo del Observatorio Social Penitenciario, Galo Muñoz, ha dicho al respecto que: “Si entra el virus, entra la muerte”. 

-Don Francisco ha sido enfático en señalar que la Teletón se realizará de todas formas, este 4 de Abril, en medio de las críticas al sistema de salud pública en Chile y a su manejo absurdamente deficiente por parte de Mañalich. Las redes sociales no han tardado en pronunciarse, criticando el ánimo lucrativo del show, pese a su intención de fondo. “En el Teatro o en la casa. Como sea, voy a estar. Lo haremos, aunque sea con señales de humo”. 

-El panorama para el desarrollo del plebiscito constitucional se ve cada vez más incierto. En un principio, aún ante la inminencia del virus, se había optado por realizarlo de todas formas. Ahora que ya ha pasado a la fase 4, y los casos aumentan más que la aprobación del propio presidente, los partidos políticos se han puesto de acuerdo para aplazar la fecha del plebiscito, incluso hasta fin de año. Los mismos que habían llamado al coronavirus “un tongo comunicacional”, ahora le reprochan al gobierno su ineptitud para combatirlo con inteligencia. 

Como es evidente, el virus no ha hecho más que precipitar algo que el 18/10 ya había conseguido revelar con determinación: la completa crisis estructural e institucional del país. El virus no impulsa ninguna revolución, ningún ataque al corazón del sistema, como señaló Zizek; solo desestabiliza aquello que ya viene débil de fábrica, sin contemplaciones. Solo abre el hoyo negro que los propios líderes ya habían estado socavando hace rato.


Fui el otro día a la sede de la AFP Habitat a revisar el motivo de la baja estratosférica en mi total ahorrado (una extraña preocupación que nunca había tomado en serio merced a la urgencia del contexto). Para variar, una fila gigante de afiliados, todos distanciados a un metro del otro, afiebrados, nerviosos. Al llegar mi turno, le pregunté a la secretaria cuál era el condenado motivo de esa baja tan abrupta. Ella me respondió que se debía básicamente a la baja del valor de la cuota, y que eso era por la merma en la fluctuación del mercado a nivel mundial. No convenía, según ella, cambiarse de fondo, puesto que el riesgo era mucho, y que convenía quedarse en el fondo que estaba hasta que los valores se regularizaran. “Así que no se preocupe, no es que le estén robando, es solo culpa del coronavirus”, señaló la secre, como en una suerte de irónico consuelo involuntario.