lunes, 29 de febrero de 2016

¿Quién ganó el Oscar?

¿Quién ganó el Oscar por la Historia de un oso? ¿Chile o los puros artistas? El dilema del momento. Eso se podría aplicar perfectamente también para el fútbol. A mi parecer, la copa en estricto rigor no la gana Chile, la ganan los futbolistas. Cuando la gente participa del triunfo de unos compatriotas apela a una cuestión sentimental, a un sentimiento de unidad colectiva. Resulta bonito saber que ellos no solo se representan a si mismos, sino que también representan algo más grande, llámese país, estado, humanidad, etc. Que la obra que ellos realizan está pensada no solo por egoístas razones, sino que además resulta una especie de ofrenda hacia el mundo. La obra le pertenece al mundo (aclaro, no solo a Chile). Los autores no pueden alegar propiedad allí sin pasar por arrogantes. Pero en la práctica el esfuerzo y la consecución del logro le corresponden al ganador o los ganadores. Aunque, por sùpuesto, nadie está del todo solo. Nadie, en efecto, crea o logra algo desde la nada. Cuando uno defiende una tesis, por ejemplo, (guardando las debidas proporciones) se la dedica, como es usual, a todos aquellos que sin su presencia o su ayuda no hubiera sido posible el desarrollo de esa obra. Es parte de un protocolo valórico. Ahora bien, hay un abismo de diferencia entre ganar un Oscar y sacar un título. Pero si uno va al meollo del asunto, quienes escribieron su obra, quienes se sacaron la cresta, aquellos que sudaron la gota gorda, aquellos que lo dieron todo por algo que los excede se llevan los méritos correspondientes. Apelar a que el premio por ese logro se lo ganó Chile o cualquier otra entidad abstracta es más bien parte de un rollo diplomático.

Meruane


1

A propósito de lo de Meruane anoche, un amigo me envía lo siguiente: "Evocar también a Thomas Hobbes, y su concepción metafórica del Estado como la gran bestia bíblica; máquina poderosa y monstruo devorador de los individuos. O sea, la MASA. Entonces Meruane=Hobbes.... Jajaja". Sin duda alguna, Meruane hizo historia anoche. Desenmascaró a la Masa como lo que es: Un Monstruo. Hizo historia como el humorista hobbesiano por excelencia.


2

Otra cosa a propósito de Meruane: El verdadero terror no es tanto el miedo escénico. La pifia del público, sin embargo, equivalía a la muerte en la Antigua Roma. El emperador, escuchando la voz de la masa, ya hubiese matado a Meruane, por ejemplo. El verdadero terror hoy en día es que eso se viraliza a todo el mundo en cuestión de segundos, multiplicando la ignominia a la millonésima potencia. No hay margen de arrepentimiento. La imagen del artista se crucifica y banaliza sin piedad, mediante un ejército de memes y videos. Hoy la muerte es más bien simbólica. El artista es ejecutado por la opinión pública, bajo la sucia garra del espectáculo. No importa si fue fome o no lo fue. Lo que importa es que Meruane fue un gladiador. Mostró la cara fea del Monstruo. Meruane, el humorista estoico. Meruane el humorista kamikaze de Chile.


3

No pequemos de hueones: Meruane nos paseó a todos. Meruane es en verdad el Ed Wood del humor. Su rutina en el fondo consiste precisamente en la construcción de un personaje humorista fome. Es tan malo que llega a ser bueno en lo que hace. Ahora la gran duda es si el público fue realmente estúpido y no captó esa jugada pifiándolo por no ser literalmente entretenido ni estar a la altura de los otros humoristas, o el público fue astuto y lo abucheó a propósito para seguirle el juego, demostrando que fueron también partícipes de su sarcástica rutina. A juzgar por el público en su mayoría acéfalo oyente de reggaeton, me inclino más por lo primero.