viernes, 15 de julio de 2016

El Tila




Fui a ver la película sobre El Tila. Lo que me llamó más la atención no fueron tanto los detalles de los asesinatos y motivos que tuvo para hacer lo que hizo, sino el hecho de que pretendía escribir unas memorias en una máquina de escribir que el juez Carlos Carrillo le regaló, a fin de mantenerlo bajo custodia hasta su sentencia definitiva. Luego se sabe que se suicidó ahorcándose con el cordón de la propia máquina de escribir, atándolo a los barrotes de la ventana de su celda y aprovechando un corte de luz en la cárcel para llevarlo a cabo. No he sabido de casos de escritores que se hayan suicidado con el cordón de su máquina de escribir. En ese sentido El Tila, sin llegar a ser un escritor, y siendo simplemente un asesino, y también a su manera un escritor frustrado, fue un pionero. Esa relación entre escritura y asesinato, no del todo trabajada. Sobre el papel pretendía arrojar lo que sus actos no podían esclarecer. Ni lo que toda la justicia del mundo podía descifrar: el caos de su mundo, y, paradójicamente, la lucidez de su mente.