lunes, 15 de julio de 2013

Plan lector



En una de esas fantasías trasnochadas que surgen al leer planificaciones y libros de clases (corpus literario del profesor promedio) se me ocurría que la lectura no es sino otra cacería de si mismo, otro placebo con su propio efecto y causa en sí. Quizá subrepticiamente se sepa esto a nivel estatal y los libros sean considerados sustancias ilícitas generando una especie de magnetismo que, al contrario de otras drogas, se vuelva cada vez más inmaterial hasta el punto de convertirse uno en un fantasma teatral, digamos que tus amigos, tu pareja, tu familia, inclusive tus padres te dejan, al consumir (o sea, al leer) te vuelves cada vez más invisible, pero provocando en ti esa suerte de suspenso indefinido y visceral que es el sexo o la muerte, o, por otro lado, esa sustancia y su consiguiente lectura sea un arma altamente venérea, no en el sentido bolañiano de Literatura más Enfermedad o de una bomba anti natural como Galeano afirmaba, sino que en el nivel de una comprensión lectora tal que generase una fisura sangrante de la moral en sus lectores y adictos. Imaginemos un Chile paralelo donde exista semejante grado apocalíptico de comprensión lectora, y en el universo escolar, tópico tan de moda en la contingencia: las directoras de colegio menopausicas y con complejos edípicos que leyesen Madame Bovary caerían en grados de histeria tales que el proyecto educativo en su integridad se desmoronaría, los libros de Cioran serían la nueva sofisticación existencial del bullying, donde un grupo de pendejos déspotas ilustrados eligiesen qué páginas o fragmentos serían los más dolorosos para sus compañeros depresivos, y los profesores de prontuario dudoso y vida conyugal deficiente leerían a viva voz fragmentos de Henry Miller a sus alumnas con la excusa de integrar la lectura al curriculum, de provocar calor y erotismo a un curriculum abstracto desprovisto de cualquier clase de sana humanidad. Ideas que se le ocurren a un recién egresado de pedagogía en lenguaje, mientras pienso cómo mierda voy a pagar el condenado título.