sábado, 23 de enero de 2021

Twitter ahora arremete contra Antifa, censurando cualquier cuenta, organización, librería o negocio asociado al grupo radical, tras los disturbios ocurridos el Día de la Inauguración del gobierno de Joe Biden. Incluso periódicos como el Washington Post, (mismo que fue atacado por Trump en su tiempo), están empezando a echar a periodistas con un perfil de izquierda más dura, ahora que Biden llegó al poder. Esto se puede explicar sencillamente haciendo un símil con lo que pasa en Chile. Los Antifa representarían a aquellas bases radicalizadas de la extrema izquierda. Durante el período previo a las elecciones, este grupo fue responsable de sabotear los últimos momentos del mandato de Trump en pleno auge del Black Live Matter, provocando un descontento social, similar a lo que ocurrió en Chile con el 18/10, aunque, por supuesto, con factores históricos y contextos distintos. Dicha situación de descontrol político fue utilizada convenientemente por los demócratas para hundir la ya alicaída imagen del presidente y propiciar la necesidad de una alternativa a la derecha más recalcitrante, una presidencia más acorde a los “tiempos progresistas”. Y la figura representante de esa opción era nada menos que Biden. Una vez en el poder, el descontento nuevamente se hizo sentir, ya que Biden se comienza a perfilar como un presidente menos revolucionario y más reformista, en el sentido de que busca la vieja política del diálogo, la negociación y la unidad, cuestión que, para los grupos de izquierda radical, resulta del todo contraproducente. En definitiva, y si hubiera que analogarlo con el caso chileno, Biden se levanta como una especie de “Piñera demócrata”, o un “Piñera de centroizquierda”. De cierta manera, la visión que tanto la izquierda como la derecha en Estados Unidos tienen de Biden, se aproxima a este símil con la representación que se hace de Piñera en nuestro país. Este último es considerado para toda la izquierda en su conjunto como un fascista de ultra derecha. Prácticamente un dictador. En cambio, para la propia derecha, es considerado un presidente blando, demasiado permisivo, inclusive propenso a ceder con la visión del progresismo. En el fondo, Piñera se mueve hacia un sector u otro de forma acomodaticia. Algo muy similar pasaría con el caso de Biden. Para los pro Trump sería casi como un comunista, cosa errónea, dado que Biden figura más como un demócrata tradicional, un impulsor de cambios graduales pero no sistemáticos. Para los Antifa, por su parte, sería un neoliberal, puesto que reculó en adoptar medidas tales como la nacionalización de ciertos servicios básicos. A raíz de esto, grupos Antifa salieron a organizar luchas en las calles a modo de protesta contra este nuevo gobierno “amarillo”. Fue así que Twitter y gran parte de la prensa oficial yanqui salió en masa a censurar estos actos e intervenciones de los Antifa. ¿qué se puede concluir de todo esto? Pues que el mismo grupo que en su momento atacó al fascista Trump, respaldado por la oposición, ahora sufre la censura del poder alineado con los demócratas. Nadie sabe para quién trabaja. Los grupos llamados radicales, al constituirse como antisistema, promueven el caos para derivar en un hipotético orden nuevo, pero ese mismo caos puede ser utilizado por uno u otro bando del poder institucionalizado para dar la sensación de inestabilidad y atacar al bando enemigo. Antifa, muy a pesar, fue usado por los demócratas y los opositores a Trump. Y Twitter, compañía privada que se pretende imparcial, cortará la cabeza mediática de quien se oponga al poder vigente, sea este del color que sea.