martes, 12 de junio de 2018

Nadal, aplaudido por todos, luego de su undécimo Roland Garros, hasta por Federer. En esta noche fría, sin atributos, me hace recordar los dichos de Robert Musil: "El triunfo de un caballo de carrera o de un deportista es inapelable, medido sin discusión". En cambio, qué son las glorias de los escritores en comparación con esos triunfos olímpicos, puras victorias pírricas, victorias imaginarias, aplausos protocolares, derrotas convertidas en glorias interiores, madeja existencial vuelta materia de exhibición.