martes, 26 de febrero de 2019

Wattpad

"¿Dónde poder leer y escribir?" preguntaba mi hermana chica. Pregunta un tanto genérica. Yo pensé inmediatamente en la Severín, pero al rato habló de una aplicación llamada Wattpad. Según lo que contaba, era una plataforma virtual que podía ser usada en ordenador o en aplicación para android, y en la cual se publican toda clase de textos, eso sí, con la restricción de material intelectual protegido por copyright.
Si no hubiese sido por ella jamás me hubiese enterado de la existencia de la aplicación. Podría describirse grosso modo como una mezcla entre Tumblr y predicado.com, antigua página web mexicana donde subía uno que otro relato o poema, solo que este tal Wattpad tendría el propósito exclusivo de difundir material de desconocidos, a la par que obras clásicas.
Me di la paja de buscar la aplicación en Google Play y efectivamente figura como una plataforma social de narrativa. Bajo su nombre se deja leer la leyenda "Donde las historias viven". Primer slogan emocional. Luego bajé para cachar las reseñas de la aplicación. Una positiva y otra negativa. La primera decía básicamente que Wattpad permitía a los escritores novatos "realizar sus sueños". La segunda explicaba que solía ser una buena aplicación para leer, pero se había vuelto una "maldita aberración para ganar dinero con anuncios, monedas, logos, historia de paga".
A raíz de esas dos reseñas, me encuentro en la disyuntiva. ¿Instalar o no Wattpad? ¿Con qué motivo? ¿Leer desde el celu? ¿Buscar otro sitio donde publicar las mismas cosas que publico por acá, para hacerse más conocido o, mejor dicho, conseguir otra buena cantidad de retroalimentación que en el mundo análogo se reduce a un círculo muy cerrado?
Igual el fenómeno de la lectura y la escritura en línea no deja de ser menos. Te pone inmediatamente en la posición dilemática de lo análogo y lo digital, sobre todo para quien se crió todavía al alero del libro físico, pero que hoy por hoy se ve íntimamente ligado a la pantalla como una segunda membrana social, como un reducto vicario de la experiencia.
Le doy otra vuelta al famoso Wattpad pero algo en mí se resiste aún a bajarla ¿Cierta reticencia cínica? Imagino un escenario posible de lecturas a distancia a raíz de su batería publicitaria ¿Síntoma de mi congénita pulsión digital? Sigo leyendo las reseñas y todas se mueven en la ambivalencia. Al menos no sé de ningún escritor más o menos reciente que haya confesado haber instalado la aplicación, y que le haya ayudado a tener un mínimo de reconocimiento efectivo.
Wattpad te promete un acceso a la nube para la lectura y la escritura, te conmina a una comunidad literaria en la nube, pero se sabe que en estas lides ningún artefacto ni artimaña garantiza el oficio y mucho menos el éxito, cuestión que muchos aficionados, engañándose a sí mismos, buscan con el ánimo de soslayar su miseria personal.
Algo bloqueado por la indecisión, salgo al living del depa y me pongo a teclear la máquina de escribir Royal que allí se encuentra al lado del router, puesta como un objeto decorativo, junto a una lámpara gigante. Lo que aún queda de análogo en mí, ese fantasma de lo material, no pudo resistirse a la tentación de jugar con las teclas y escribir ahí un texto improvisado, un garabato catártico, un texto arrojado únicamente a la nube de la imaginación, a la red antisocial de la inutilidad.
Continúo con ese juego y ese ruido estruendoso de los dedos sobre las teclas, lo único tangible por el momento, y aplaco así esa hambre análoga. Acto seguido, vuelvo al notebook y escribo este texto con Wattpad aún conspirando en mente. Producto de esta disyuntiva sin resolver, se está destinado a vivir en un limbo y a alternar indefinidamente entre dos mundos. Lo que yo creo como un oficio genuino no se ha vuelto otra cosa que una neurosis, a medio camino entre el idealismo y la desilusión, amen de los medios y las circunstancias.
La frase que más me quedó dando vuelta de Dino Gordillo: "Todo ha cambiado". Y efectivamente, lo ha hecho. Lo único que ha permanecido imperturbable con el tiempo fue la naturaleza de su rutina. De pronto, Viña se volvió Viva el Lunes. De pronto, creía estar viendo RecTv en lugar de Canal 13. Ese ímpetu nostálgico, esa retromanía humorística selló su presentación.