martes, 26 de julio de 2016

Siempre hay algo inexplicable en la palabra placer. Será porque no tiene otra explicación que si misma...

Adicción

Me acuerdo de los dichos de un compadre al cual le preguntaban por qué solía tomar café aun habiendo sol. Simplemente respondía: -Lo hago por la cafeína-. Otra vez, cuando era invitado a tomar cerveza para la sed y "la calor", él siempre repetía: -La cerveza por el alcohol, viejo, por el alcohol-. Es lo que hago casi siempre, en parte: tomar café para echar a andar la máquina, tomar cerveza para adormecerla. La gracia de la adicción (que cualquiera en cierto grado tiene), es precisamente esa falta de lógica, o, mejor dicho, la creación de una lógica demasiado personal, rayana en lo surrealista.