lunes, 29 de marzo de 2021

Serie libros prohibidos: "Serotonina" de Michel Houellebecq

El amor en la mujer es un poder, un poder generador, tectónico, cuando el amor se manifiesta en la mujer es uno de los fenómenos naturales más imponentes que la naturaleza pueda ofrecernos contemplar, hay que considerarlo con temor, es un poder creativo del mismo tipo que un temblor de tierra o un trastorno climático, el origen de otro ecosistema, otro entorno, otro universo, con su amor la mujer crea un mundo nuevo, pequeñas criaturas aisladas chapoteaban en una existencia incierta y de pronto la mujer crea las condiciones de existencia de una pareja, de una nueva entidad social, sentimental y genética, cuya vocación es efectivamente eliminar todo rastro de los individuos preexistentes, la esencia de esa nueva entidad es ya perfecta como lo había advertido Platón, en ocasiones puede adquirir la complejidad de una familia pero es casi un detalle, al contrario de lo que pensaba Schopenhauer, la mujer de todos modos se entrega por completo a esta tarea, se abisma en ella, se consagra en cuerpo y alma, como suele decirse, y por otra parte no hace en realidad la diferencia, esa diferencia entre cuerpo y alma no es para ella más que una disputa masculina intrascendente. Sacrificaría sin vacilar su vida a esta tarea que en realidad no lo es, porque es la manifestación pura de un instinto vital.

El hombre, en principio, es más reservado, admira y respeta ese desenfreno emocional sin comprenderlo plenamente, le parece extraño complicar tanto las cosas. Pero poco a poco se transforma, poco a poco es absorbido por el vórtice de pasión y de placer creado por la mujer, más exactamente reconoce la voluntad de la mujer, su voluntad incondicional y pura (…) Poco a poco, el inmenso placer que procura la mujer modifica al hombre, que le otorga agradecimiento y admiración, su visión del mundo se ve transformada, de manera imprevista accede a la dimensión kantiana del respeto, y poco a poco llega a contemplar el mundo de otra forma, la vida sin una mujer (e incluso, precisamente, sin esa mujer que le proporciona tanto placer) se vuelve realmente imposible y se asemeja a la caricatura de una vida; en este momento, el hombre empieza en verdad a amar. El amor en el hombre es, por tanto, un fin, una realización y no, como en la mujer, un comienzo, un nacimiento; he aquí lo que se debe considerar.