miércoles, 28 de junio de 2023

Tengo ganas de hacer un taller de poesía. Pienso postular a alguna fundación para financiarlo. Se llamará "Taller de poesía Democracia viva". Se armará una buena camada de poetas "disidentes". Se reservará el derecho de admisión.

martes, 27 de junio de 2023

A esta hora de la noche y a estas alturas de la vida, pienso: "La soledad es el precio que muchas veces hay que pagar por la defensa de la libertad, el amor, las ideas y -por qué no- por la satisfacción de todos nuestros deseos". Fernando Iwasaki.

domingo, 25 de junio de 2023

La muerte de Marat

Jean Paul Marat, uno de los líderes de la Revolución Francesa, fue conocido en su momento como “El amigo del pueblo”, al llevar la bandera de la Nueva República contra el Antiguo Régimen. Con su ímpetu se dio muerte a los reyes Luis XVI y María Antonieta, en lo que se conocería como el Régimen del Terror. Sin embargo, ese mismo sentimiento de venganza en contra de la aristocracia se volcaría contra sus propios correligionarios políticos.

En efecto, la furia de Marat haría de él un verdugo, dispuesto a dar caza a chivos expiatorios del Antiguo Régimen, incluso aunque estos fueran de su propio bando. Muchos de los simpatizantes de la Revolución y seguidores de Marat ya no veían con buenos ojos los métodos bárbaros e inquisidores que se utilizaban para perseguir a todos los llamados “enemigos de la República”. Ninguno de esos enemigos eran acusados con un debido juicio y todos eran ajusticiados en el acto. Fue así que una gran parte de la izquierda republicana se alejó de la visión maratiana, al verla como un agente radicalizado que solo alimentaba el resentimiento y la sensación de caos en lugar de asentar la lucha contra las injusticias del Viejo Régimen.

A través de la prensa de la época (el diario «Journal de la République française»), y mediante el poder que le confería su lugar en la Convención Nacional, junto con el poder de la comunicación y la propaganda, Marat volcó todo su discurso contra los que él llamaba “contrarrevolucionarios” o “traidores de la causa”, “traidores del pueblo”. Ese dardo envenenado apuntó directamente a los llamados “girondinos”, una facción revolucionaria más moderada, en comparación a los radicales “jacobinos”.

Pronto, toda esa operación de odio ciego acabó pasándole la cuenta al legendario Marat. Los girondinos estaban preocupados por la distorsión del sentido de justicia que velaba por los preceptos republicanos: «liberté, égalité, fraternité». Por esta razón, Charlotte Corday, seguidora de la facción girondina, se decidió a darle muerte a Marat. Ella habría sido la orquestó su asesinato. Ahora bien, hay muchas teorías sobre lo que sucedió, ninguna comprobada. La tesis más difundida sostiene que Corday se presentó un 13 de julio de 1793 en la casa de Marat, al cual llamaba “bestia”, con la excusa de presentarle una lista de traidores a la causa revolucionaria, una verdadera “lista negra”. En un momento de descuido, cuando Marat fue a darse un baño, Corday habría aprovechado para clavarle un puñal. «He matado a un hombre para salvar a cien mil», habría dicho Corday cuando fue detenida por el crimen. Luego, ella sería guillotinada, mismo destino que sufrieron los reyes del Antiguo Régimen y, en general, todos aquellos que se oponían al nuevo Régimen del Terror, fueran estos girondinos o fueran antiguos amigos de la causa, convertidos, así, en enemigos por los verdugos revolucionarios. El asesinato del jacobino Marat por parte de la girondina Corday pronto sería usado para convertirlo en el nuevo mártir de la Revolución, y en una excusa política para aplacar a su propio “fuego amigo”.

Maximilien Robespierre, el famoso líder de los jacobinos radicales, fue el que se encargó de inmortalizar la figura de su “compañero de causa”, al encargarle al pintor Jacques-Louis David, un cuadro que retratase su muerte “a manos de la traición”, el cuadro "La muerte de Marat" de 1793. Las copias de esa pintura fueron utilizadas, de ahí en adelante, como propaganda política de la nueva República.

La pregunta que trasciende, hoy por hoy, es la siguiente: ¿Quiénes serían, en este actual escenario, los que están dispuestos a “ajusticiar” a su “fuego amigo” con tal de llevar hasta las últimas consecuencias su idea de la “Revolución”? ¿Quiénes, como Corday, llegarían al punto de eliminar a sus compañeros más radicales con tal de contener la ola nihilista? Imposible no hacer paralelos con lo sucedido en las futuras revoluciones del Siglo XX, y sin ir más lejos, con lo ocurrido en el mismo Chile. En lo sucesivo, la muerte de Marat a manos de Corday sigue incrustada en el inconciente colectivo tras todos los nuevos intentos de insurgencia, como si se tratase de una maldición, una profecía autocumplida o quizá, sencillamente, una cruda lección de historia, que algunos –enamorados de sus propias mentiras- no están todavía dispuestos a aprender, por miedo a ver cortadas sus cabezas, o lo que es peor, estrellarse contra una realidad política que aplasta, una y otra vez, toda idea redentora de la historia.


La crítica al llamado "globalismo" no tiene por qué ser necesariamente un asunto conspiranoico de parte de ciertos grupos "alt right", ni tampoco tiene por qué ser una lucha excluyente de la izquierda clásica. Es más, yo diría que es la crítica "decisiva" del presente, porque en ella confluye la disputa contra el sistema financiero internacional y contra el monopolio del poder político, los cuales actúan en contubernio para conservar su hegemonía a toda costa. Por eso es que podemos ver a gente como Santiago Armesilla, declarado marxista, criticando con fundamentos a la Agenda 2030 y llamándola "agenda de la gran burguesía globalista" y, al mismo tiempo, ser testigos de una partidocracia chilena totalmente alineada con esos propósitos.
"Mi amor, he decidido ser poeta/El salto al vacío que esta decisión implica/es riguroso,/pero a diferencia de las leyes de la física/en la poesía no siempre se cae hacia abajo”. Poema de Gabriel Boric, escrito en su época de diputado. Reemplace " presidente " en lugar de " poeta", y reemplace " poesía" por "política" y tendrá usted un poema más acorde al presente. Buenas tardes. 

viernes, 23 de junio de 2023

Volvió un terrible dolor de muelas, punzante, intenso. Hace más de un año ya había sufrido uno similar. Fui al dentista y este me recomendó la endodoncia si es que quería recuperar la placa dental. Acepté la propuesta, pero luego dejé de ir por lucas. Ahora me pesa esa irresponsabilidad. Ese dolor en la muela puede ser una advertencia, un golpe a la inacción de su portador. El dolor, por ende, siempre es una advertencia. Así lo pude comprobar aquella noche, tras el rostro desencajado de mi ex. Una golpiza puede dejar de doler al rato, pero su réplica se inmortaliza tal cual se inmortaliza el recuerdo sobre el mismo dolor. Nada más real que el dolor. Esa muela doliente no es otra cosa que el cuerpo manifestándose, mecanismo de defensa primigenio, el cuerpo haciendo valer su condición de materia viva. El dolor arde porque lo vivo arde, por eso, y lo vivo duele. Tomando las palabras del gran Omar Ernesto Vega: "cuando el dolor de muelas supera cierto límite, la filosofía queda de lado (...) y un miserable dolor de muelas nos recuerda que somos sólo un poco mejor que los gusanos y las lagartijas, expuestos al dolor, a la decadencia y a la muerte, seres de barro." Definitivamente, un Golem de la existencia. Amasijo de impulsos, aplacados, a regañadientes, por la razón. Sin embargo, la diferencia la hace la voluntad, la voluntad que opera sobre el dolor rugiente. Fui a comprar a la Cruz Verde más cercana un Clonixinato de Lisina, analgésico efectivo, para paliar en algo la dolencia. Fue tanto que la señora que me atendió me ofreció un vaso de agua para tomar el analgésico. Lo bebí rápido y de una sola vez, como quien se toma un golpeado. Al salir de la Cruz Verde, me sugestioné de tal forma que me sentí como nuevo, pese a que el dolor persistía. Se vuelve siempre sobre el dolor y se lo toma como excusa para proclamar que se sufre, que mientras se sienta se puede sufrir y que un dolor de muelas puede ser también un catalizador de los viejos dolores del corazón o una forma de olvidar el dolor con otro dolor. Mañana iré al dentista y seguramente me emplazará a realizar la endodoncia. La muela, mientras tanto, seguirá doliendo, y así también lo hará la noche y su sueño: la materia.

domingo, 18 de junio de 2023

Otra anécdota entretenida a raíz de la lectura de ayer en el Pajarito: al irse la amiga que me acompañó, me quedé solo a escuchar la música. En eso, se me acercó una mujer de negro. Debe haber tenido sus treinta y tantos. A juzgar por su actitud, andaba medio entonada, muy alegre. "¿Por qué tan solito?", me preguntó, con una sonrisa. "Porque sí", le contesté. A todas luces, estaba coqueteando, así que le seguí el juego. "¿Esperas a alguien?", volvió a preguntarme. "No. ¿Y tú?", le devolví la pregunta. Respondió que tampoco. Entonces la invité a sentarse. Sonrió un poco y se fue al baño. Me quedé piola tomando cerveza, hasta que la mujer misteriosa vuelve y se sienta a la mesa, sin más. Luego, me empezó a sacar conversación sobre el libro de poesía. Esa era la excusa. Como la cosa fluía, pedimos un par de cervezas más. Entre sorbo y sorbo, miradas, risas, conversamos y conversamos, hasta que empezamos a tocarnos las manos, como juego. La cuestión era escalar. El copete y la química habían hecho lo suyo. Después, la simpática dama fue a fumarse un pucho. La acompañé a la calle. Siguió la conversa, esta vez en un plano un poco más físico y, de un momento a otro, nos dimos un beso. "¿No que eras un chico bueno?", me preguntó, coqueta. "Lo soy", le respondí, y nos seguimos comiendo, intensamente, contra una de las puertas del bar, a un costado.
La siguiente parte, queda a criterio del lector....

Mini crónica review sobre el lanzamiento de "La niña perro ha muerto" de Carolina Aparici en el Bar Pajarito.

Tiempo que no iba al bar Pajarito. El local mantiene su esencia, pese a los años: esa cosa bohemia, universitaria, cultural, guachaca, además de literaria. Años atrás, recuerdo que un amigo mío que es poeta, el "Guti", junto a Miguel Camus, lanzaron una antología poética llamada "Valparaíso bohemio", que recopilaba los poemas leídos por algunos poetas locales en el bar, durante jornadas de lecturas que se extendieron a través de varios años, y a las cuales no asistí por desconocer todavía el pintoresco medio literario porteño (Mucho tiempo después asistí de manera constante a otras lecturas en otros espacios, al punto de hacerme de un "nombre", pero ese ya es otro cuento para otras crónicas). La portada de la antología tenía la forma del fondo de un vaso marcada con vino tinto. Qué más alcohólico que eso, y qué más poético.

De todas maneras, el Pajarito sigue igual a como lo conocí. Ayer, de hecho, fui al lanzamiento del libro "La niña perro ha muerto" de la poeta y artista Carolina Aparici. No era como las típicas lecturas en donde la poeta presenta su curriculum y su biografía a un público "palo blanco" que ya la conoce, sino que se trataba de una performance híbrida entre la poesía y el teatro, junto a una lectura dramatizada de un extracto del poemario. Ese es el sello de la autora: su capacidad de aunar el género dramático con el lírico en un solo acto, de una sola vez. Una cruz adornaba la escena y unas actrices acompañaban a la poeta y artista en la ejecución de la obra. Estética en acción, al calor de una lectura íntima e intensa, sobrecogedora como sus imágenes, plena de pathos y de esa cosa como herida, tan viva.

Tras la lectura, fui a comprar un ejemplar del poemario. Luego, le pedí a Caro que lo firmara. Al rato, tocaba Juana Ácido, una rockera porteña que también conozco. El ambiente, sin duda, invitaba a la camaradería. Ese era el espíritu, ese era el Pajarito que recordaba en aquellas viejas lecturas poéticas y carretes universitarios, pero el tiempo no pasa en vano, y tampoco perdona. Algunos poetas se van de la escena local; uno que otro pulula por ahí; los que insisten, los que permanecen, contra todo pronóstico, vienen a darle ritmo y respiración, otra vez, a un mundo artístico que sobrevive, a punta de esfuerzo y garra, a su propia intensidad, a sus propios fracasos y a sus propios dramas e intrigas, frente a la decadencia generalizada. Que a la poesía no la carcoma el peso de la noche, que no la disuelva el ácido de las malas palabras ni el veneno de las mentiras. Otra escena es posible, porque otros relatos, porque otros significados son posibles.

sábado, 17 de junio de 2023

El progre poeta Boric

Muchos ya conocen al Boric presidente, al Boric político, al “revolucionario progre”, al líder estudiantil devenido líder espiritual. Muchos, de hecho, poetas y escritores de profesión, amargamente conocidos, le dedicaron poemas, esperanzados en su imagen arborícola, en su dimensión salvífica, pero pocos conocen realmente la verdadera faceta poética del joven mandatario. Años atrás, durante sus años de Diputado, 2018, para ser exactos, Boric había escrito un poema que decía lo siguiente: "Mi amor, he decidido ser poeta/El salto al vacío que esta decisión implica/es riguroso,/pero a diferencia de las leyes de la física/en la poesía no siempre se cae hacia abajo”.

Confesión literaria: el presidente siempre quiso ser poeta, aunque no contaba con que su alma revolucionaria postergaría ese sueño, para sublimarlo luego a través del ejercicio del poder. Gabrielito, sin duda, quiso dar el salto al vacío, el salto cuántico de la política, otrora ese salto de poeta, de imberbe y acomodado combatiente, y ese vacío resultó ser su propia aspiración de gobierno en la realidad política, una realidad que le había estallado en la cara tras el 18 de octubre del 2019 y que, mucho después, le volvería a estallar, solo que ahora desde el oficialismo. Las proclamas, por ende, debían moderarse y los versos debían ser más sutiles y menos afiebrados.

Pensemos, sin embargo, en la poesía, allende la administración del Estado. Boric ha tratado de dejar una impronta poética cada vez que puede. Es decir, ha recitado algunos versos en eventos clave, como para revivir al Gabriel que había decidido ser poeta, mucho antes de haber decidido ser presidente, incluso mucho antes siquiera de haber decidido ser político y pertenecer a la República que siglos antes había expulsado a los poetas por “fabuladores”. Así, en un cónclave de la Enade el año 2022, Boric recitó un poema de Lihn, llamado “Cementerio de Punta Arenas”: “Ni aún la muerte pudo igualar a estos hombres/que dan su nombre en lápidas distintas/o lo gritan al viento del sol que se los borra”. En una clara referencia al tópico de la desigualdad, Boric dejaba entrever que la poesía de Lihn le permitía leer al presente Chile bajo esos mismos términos, de modo que su agenda de gobierno tuviera también su sentido lírico y no solo esa cosa operativa, pragmática, gubernamental, tan propia de la vieja manera de hacer política, tan propia de los “treinta años”, tan propia de los propios padres concertacionistas de su coalición.

Mucho más tarde, durante un encuentro en Tailandia, volvería a arremeter el Boric poeta. En el contexto de la APEC, estuvo de paso en la Universidad Chulalongkorn de Bangkok. Allí leyó frente a estudiantes locales un extracto del Poema 12 de Neruda: “Para mi corazón basta tu pecho /para tu libertad bastan mis alas./Desde mi boca llegará hasta el cielo / lo que estaba dormido sobre tu alma./Es en ti la ilusión de cada día.(…)Acogedora como un viejo camino./Te pueblan ecos y voces nostálgicas.” Acertada elección, sin duda. Y reflejó muy bien la actitud apostrófica del poema, que puede dar lugar a muchas interpretaciones. ¿Será que el hablante se habrá referido al nuevo Chile? ¿Serán acaso esas voces nostálgicas una referencia a sus viejos referentes universitarios, una reminiscencia de sus años de lucha estudiantil, que ahora solo reverberan en su consciencia? El poeta presidente nos va dejando pistas que la ciudadanía debe poder descifrar, para argüir una duda razonable y fundada en un espíritu camusiano, rozando el absurdo, uno en el que “la duda debe seguir a la convicción como una sombra”.

Una última y memorable intervención poética, el poeta presidente la tuvo en la inauguración del Parque Nacional Desierto Florido de Atacama, a propósito del Día Internacional del Medio Ambiente. En aquella oportunidad, Boric tomó mano del poeta nortino Wilfredo Obrador, y leyó su poema Defensa del Desierto en Primavera: “Todos somos aquí, solamente, la contemplación ensimismada de la real naturaleza/(…) La naturaleza ha cobijado el mar de sufrimientos y al dolor ha convertido en sorprendentes y maravillosas maternidades./La sal de la realeza laboral yace como construyendo un nuevo tiempo”. Nuevamente, uno, como ciudadano de Chile podría leer esta cita del poeta presidente entre líneas. ¿Quiénes son aquellos que son la contemplación ensimismada? ¿Ellos, los políticos, o nosotros, la ciudadanía, mirándolos ensimismados, allende el desierto de la realidad chilena? Ese nuevo tiempo al que cita Boric en el poema de Obrador ¿Tendrá algo que ver con el nuevo tiempo para Chile? ¿Tendrá esa novedad alguna relación con el mantra de un Nuevo Orden? Todo, desde ese desierto que simboliza la ilusión del poder, se verá nuevo, florido, pese al peso de la historia, pese a la tradición a cuestas, pese a la inminente noche portaliana, en el horizonte, pese a la sombra del rechazo y al incendio del fuego amigo. 

Son muchos los desiertos que aún asolan el país. Son muchas las florituras que todavía adornan la retórica de nuestros líderes, y ese vacío, ese vacío que el joven poeta Boric pretendió saltar, sigue siendo inmenso. Ese vacío, repítase, siempre fue su propia idea de lo que era la política, de lo que era la política chilena y de lo que era Chile, finalmente. Veamos si nuestro aspirante a poeta y aspirante a presidente logra, con todos los avatares y desafíos a cuestas, no caer “demasiado” hacia abajo, como su poesía lo pretendió, en sus inicios. Si su visión política llega a caer hacia abajo, que al menos la poesía desafíe la gravedad.


viernes, 16 de junio de 2023

"En la soledad no se encuentra más que lo que a la soledad se lleva". Juan Ramón Jiménez.

“En su soledad absoluta un escritor intenta explicar lo inexplicable. Y si uno es lo suficientemente consciente como para saber que no será capaz de lograrlo, entonces es que no es un escritor en absoluto. Un buen escritor siempre trabaja con lo imposible”. John Steinbeck
En una calle a dos cuadras del colegio, cuando caminaba de vuelta rumbo a la estación, un alumno me divisó y cruzó la calle para acercarse. Se trataba de uno de los más conflictivos, al punto de anotarlo prácticamente todos los días. "Profe, disculpe, quería pedirle un favor", dijo el cabro, un tanto apresurado. "Hola, estimado, dígame ¿qué favor?", le pregunté, siempre con el trato cordial, pese a todo. "Necesito quinientos pesos. Por fa, profe", pidió el cabro. Su tono era mucho más modesto que el que solía tener en clases, el cual se volvía disruptivo y, muchas veces, irrespetuoso. Yo tenía suficiente plata para pasarle, pero, en su momento, dudé. No quise darle. Recordé todas aquellas veces que el cabro había interrumpido las clases para escuchar música, gritar en la sala, calentar el asiento o arrojar papeles a sus compañeros. De paso, dirigirse a mí de tú a tú, pasando por alto la distancia. Cavilé unos segundos sobre la mala conducta del cabro, y todo lo que representaba, pero luego volví a mirarlo a la cara. Su gesto parecía sincero. No había para qué guardarle tanto rencor. De esa forma, me tragué el orgullo y saqué mi billetera. "Veamos si anda de suerte", le dije, y escarbé entre las monedas guachas que tenía, una de quina. "Ahí está. Es su día de suerte, estimado". El alumno tomó la moneda de quinientos, satisfecho, dijo que gracias, profe, y se fue rápido en dirección contraria. De haberle dicho que no, cuestión también legítima, el cabro sencillamente se habría ido y se habría conseguido la plata por otro lado, pero me reprocharía el haberle negado ese favor solo por un gesto de resentimiento. Caí en la cuenta de que el cabro era de una forma en el aula y de otra fuera de ella, que resultaba contraproducente de mi parte proyectar al mismo cabro conflictivo de la clase con el caminante de la calle. ¿Y yo seguía siendo el mismo, acaso, tanto dentro como fuera del colegio? ¿O era profesor incluso hasta para prestar plata? Qué más da. Esa moneda prestada era, después de todo, la garantía de un encuentro necesario. Había reconocido al cabro más allá de su mala fama, y él me había reconocido, más allá de mi papel disciplinario en la sala de clases. La moneda se había vuelto el emblema simbólico de este reconocimiento. No le exigiré al cabro su devolución. Solo le exigiré lo único que puedo exigirle: dar lo mejor de sí.

jueves, 15 de junio de 2023

La película "El vacío" de Gustavo Graef Marino, con Pancho Reyes y Javiera Díaz de Valdés como amantes, me vuelve a "reencantar" con el amor, pese a la diferencia de edad de los protagonistas. Sugiere que tu próxima pareja puede que ni siquiera haya nacido todavía, por lo que no habría que comer ansias y vivir no más, construir "tu vida", "tu imperio", mientras tanto.
Vuelven las crónicas escolares. Esta vez, se trata de una crónica sobre un debate hecho como actividad formativa. A probar el pulso de la pluma, nuevamente:

El día martes se realizó un debate de Cuarto Medio en el patio del colegio. Nada mejor que un debate para capear el frío. Fui elegido para ser parte del jurado. Los alumnos tenían que debatir sobre el tema de la Inteligencia artificial. Un grupo estaba a favor de su uso; el otro, en contra. Algunos de los chicos se veían nerviosos. Los más, ya no se sabía si estaban entumidos por el frío o por el miedo escénico. Antes de comenzar el debate, se formó un gran grupo de alumnos espectadores, algunos de ellos con guateros y mantas, haciéndole barra a sus debatientes favoritos. Los profesores del jurado estábamos adelante, con mirada atenta y con las pautas de evaluación en guardia.
Para entrar en calor, el profesor jefe introdujo a cada uno de los debatientes y explicó las reglas del juego, no sin antes sorber un poco de café. Luego, dio comienzo el debate con una primera exposición de cada uno de los argumentos respecto a la IA. Aquellos cabros que defendían su uso en el ámbito de la educación trataban de hilar las frases sin titubear, y buscaban articular las ideas de manera tal que no se detuviese su discurso. De alguna manera, había que sacar las palabras que parecían entrampadas por el clima y por la constante vacilación.
Cuando terminaron, era el turno del grupo opositor a la IA. Ellos hablaron fundamentalmente sobre el capital humano irremplazable en el área de lo social y lo relacional. Lo hacían de tal manera que las palabras salieran prístinas y vencieran la arremetida de la helada, la que se volvía cada vez más intensa, conforme los cabros le daban forma a sus argumentos. Era cierto que las ideas no podían congelarse, pero las palabras sí corrían el riesgo, al momento de ser verbalizadas. O podían sucumbir ante la inseguridad o el exceso de confianza. Así, una vez terminadas las exposiciones, el profesor jefe dio un receso para poder preparar la segunda parte, que consistía en el debate mismo, en la puesta en conflicto de cada una de las ideas. El ánimo de los alumnos hinchas crecía, ante la expectativa, y los cabros debatientes parecían serenos, aunque resintiendo un tiempo que se les venía en contra.
Tras el receso, los cabros volvieron a sus puestos. El debate había comenzado. Todos tenían que participar en algún momento, ya que ese era el requisito. A medida que algunos exponían, los otros esperaban su turno para la réplica. Algunos de los cabros que defendían la IA, concluían que esta no pretendía reemplazar al ser humano, sino que simplemente buscaba desarrollar tareas operativas y computacionales con una eficiencia mayor, en determinadas áreas del conocimiento. Los que criticaban el uso de la IA, señalaban que existían ciertas dimensiones irreductibles a la mecanización, y donde solo podía desenvolverse una mente orgánica. A la larga, algunos de los argumentos contrarios también daban en el punto, porque los opositores a la IA no pretendían que su uso fuera hegemónico en todos los niveles, y los defensores buscaban priorizar el capital humano en cuestiones estratégicas, de modo que la inteligencia artificial pudiera ser utilizada como herramienta para desarrollar luego tareas mucho más complejas, donde se requiera pensamiento abstracto y capacidad de adaptación a un medio cambiante.
Al llegar el debate a su punto más intenso, algunos de los chicos defensores de la IA se quedaron atrás, limitándose a escuchar. La dicción de uno de ellos ya se había visto entorpecida por el frío. El tiempo y el cuerpo lo habían traicionado, en el acto. En cambio, los defensores del capital humano se mostraron sólidos. Uno de ellos se sobrepuso a las interpelaciones. Pese a su inicial timidez, arremetió sin vacilar. La otra, la que parecía ser la líder del grupo, se expresó de una forma impecable. Realmente, se había apropiado del discurso. Se había blindado contra un tiempo adverso, o precisamente fue ese tiempo el que le dio el impulso para seguir, estoica, con sus argumentos, hasta el final.
Un segundo receso se realizó, para poder votar por el grupo ganador del debate. Casi todo el jurado estaba de acuerdo en que el grupo del capital humano había salido victorioso. Si bien el otro grupo tenía mucho respaldo y evidencia, este grupo había realizado un mejor trabajo en cuanto a la articulación de las ideas y las había manifestado con mayor destreza persuasiva. Al conocerse los resultados, algunos entusiastas alumnos que apoyaban al grupo gritaron de emoción y lanzaron las mantas al aire. Los del otro grupo, permanecían callados, aunque, de todos modos, saludaron al equipo vencedor, en un gesto de cortesía. Los alumnos que hacían barra al grupo perdedor se levantaron en silencio de sus puestos, algunos de ellos con manta en mano, y regresaron las sillas a su sala con un trote corto.
El capital humano, pese a la zozobra, celebraba su propia condición en el medio del patio, su propia capacidad para hacer de una interpelación, un desafío, y de una razón, un regocijo. Al mal tiempo, buenas razones.

martes, 13 de junio de 2023

La misteriosa foto de Arthur Rimbaud en París


Una foto de Rimbaud circuló en redes. La publiqué con la siguiente pregunta: ¿Real o creada por IA? En la misma foto, había una leyenda escrita en francés, que decía lo siguiente:

“Foto extraña de Arthur Rimbaud tomada por Ernest Balthazar, un fotógrafo callejero, en París el 1 de noviembre de 1873.

En este día, Rimbaud sale del café Tabourey donde gente alfabetizada, indignada por los recientes acontecimientos en Bruselas, lo responsabiliza por el encarcelamiento y la caída de Verlaine, quien, a su vez, sigue en prisión.

Rimbaud vino a París por unos días para intentar colocar su "Temporada en infierno" entre las críticas de sus amigos. Con pena y perdido, nadie quiere hacerse eco. Es boicoteado en todas partes y se burlan de él en cafés.

Decepcionado, triste, cruza en este día gris el camino de un fotógrafo callejero que le ofrece un retrato en el colodión húmedo. Asombrado por la triste mirada del joven y apenas habiendo trabajado por el aguacero, insiste un poco.

Rimbaud, un poco ido y preocupado, terminó aceptando la fotografía con la que se irá y que encontraremos mucho más adelante en los asuntos de la Madre...” (Traducción imperfecta)

Tras la interpelación respecto a la verdadera naturaleza de la foto de Rimbaud y de la historia ahí relatada, todos estaban de acuerdo en que se trataba de una foto creada por IA, por la sencilla razón de que los registros fotográficos del poeta eran escasos, y solo se tenía constancia de su semblante durante su adolescencia y luego durante su época de adulto en África. “Al parecer la IA se volvió "absolutamente moderna", dijo uno de los comentaristas de la publicación.

Al leer la traducción al español de la propia historia, advertí que se mencionaba lo siguiente: "Así es como podría haber resultado este triste día del 1 de noviembre de 1873 si Rimbaud hubiera conocido de verdad a Ernest Balthazar. Así que ayudé un poco a la leyenda, reorganicé el destino, arreglé el sueño, creando una imagen probablemente no tan lejos de la realidad de un día muy monótono". 

Increíble cómo la IA permite llevar la ficción literaria a otro nivel, derechamente simulando posibles realidades alternativas o "ucronías" susceptibles de reconstrucción narrativa. Un panorama, sin duda, tentador, aunque, al mismo tiempo, perturbador. ¿Qué hubiera sido del poeta si? ¿Qué hubiera sido si esto o lo otro? Múltiples posibilidades infernales, o bien, múltiples extravíos de embriaguez, en los que puede mediar tanto la locura como la belleza, dándose de bruces contra el tiempo más allá del tiempo.
Una cita perfecta de la novela Meridiano de sangre de Corman McCarthy, que sintetiza la ideal del mal encarnado en el mundo. Habla el juez Holden:

"-Imaginad dos hombres que se juegan sus propias vidas a las cartas. ¿Quién no ha oído una historia semejante? La carta más alta. Para un jugador así el universo entero no ha hecho más que arrastrarse hacia ese instante en que se sabrá si se va a morir a manos del otro o este a las de él. ¿Qué mejor ratificación podría existir de la valía de un hombre? Este realce del juego a su estado supremo no admite discusión alguna respecto de la idea de destino. La elección de un hombre sobre otro es una preferencia absoluta e irrevocable y es bien tonto quien crea que una decisión de ese calibre carece de autoridad o de significado. En los juegos donde lo que se apuesta es la aniquilación del vencido las decisiones están muy claras. El hombre que tiene en su mano tal disposición de naipes queda por ello mismo excluido de la existencia. Esta y no otra es la naturaleza de la guerra, cuya apuesta es a un tiempo el juego y la supremacía y la justificación. Vista así, la guerra es la forma más pura de adivinación. Es poner a prueba la voluntad de uno y la voluntad de otro dentro de esa voluntad más amplia que, por el hecho de vincularlos a ambos, se ve obligada a elegir. La guerra es el juego definitivo porque a la postre la guerra es un forzar la unidad de la existencia. La guerra es Dios.-
Brown miró al juez. Holden, estás loco. Al final has perdido el seso.
El juez sonrió."

lunes, 12 de junio de 2023

Se me acaba de ocurrir una idea loca: ¿Y si se hace un programa al estilo Sin Filtros, pero con invitados del mundo poético y literario? ¿Qué personajes de tan ilustres mundos estarían dispuestos a agarrarse las mechas discursivamente con los otros? Lo único seguro es que quedaría la mansaca
“Me han cancelado un montón de veces, pero todavía tengo una editorial prestigiosa que no me obliga a borrar cosas. Llegan quejas, y les han llegado, acerca de mis libros. Dicen que no son suficientemente diversos porque en ellos son todos blancos y que por qué no entro más en profundidad sobre la vida de una mujer de la limpieza procedente de Nicaragua. ¿Pero por qué tengo que escribir de eso? Hay personas que dicen que por qué no sabemos más de esa clase de vidas y, además, que por qué retrato la homosexualidad bajo una lente tan negativa. ¿Y sabe lo que digo? Miren, váyanse a la mierda. Si no quieres publicarme, pues no me publiques. Y si no te gusta mi libro, pues no me leas. Me da igual. ¿Lo entienden? Me da igual, me la suda si me cancelan; me da igual si dicen que no digo lo que hay que decir. Es que yo ya estoy muy mayor para esto. Yo crecí en otro contexto y no puedo entrar en este momento a eso. No puedo conformarme. No puedo adaptarme, así que escribo lo que me da la gana, y si me cancelan, que ya me ha pasado muchas veces, pues allá ellos, ellos se lo pierden. A la mierda todos”. Bret Easton Ellis.

“Ni en dictadura sentía que tenía que cuidar tanto mis palabras como ahora (...) la cultura de la cancelación es satánica y no entiendo en qué nos beneficia. Todos somos imperfectos, no existe la superioridad moral, somos todos una manga de vacunas (...) Este nuevo puritanismo laico pseudoprogresista no ayuda en nada entender las complejidades de la realidad que estamos viviendo”. Luz Croxatto.

domingo, 11 de junio de 2023

He estado con gente de ambos espectros de la política, y puedo dar fe de que en todos hay gente sensata pero también termocéfala. No se trata de la imposición de las ideas, se trata del sano debate crítico, del respeto por los procesos y la disposición en la búsqueda de la verdad, porque, como dijo Santiago Armesilla: "se busca la verdad caiga quien caiga, y si la luz es demasiado cegadora, vuelve a la caverna y mira las sombras".

viernes, 9 de junio de 2023

La instalación del crimen organizado y el “narcofascismo”. Por Lucy Oporto Valencia

"La violencia acaecida desde la asonada de octubre de 2019, hasta la fallida administración de Boric en curso, ha terminado siendo funcional a la instalación del crimen organizado y el narcofascismo. Esto es, la transversalidad de la aniquilación: totalitaria y sin distinción de clase, ni de raza, ni de género, ni de edad, ni de nivel educacional, ni de credo político o religioso, ni de nacionalidad, ni de jerarquía institucional. Es un proceso masivo de disolución en lo indiferenciado, de hundimiento del espíritu, y de complacencia cínica en una maldad absoluta, arcaica y transnacional."

"La ideología, y citaba por aquí a Santiago Armesilla, suele ser un caparazón en el cerebro y el alma, una vestidura que nos engaña sobre nuestra propia identidad (soy lo que pienso y creo) y entonces, cuando esta ideología implosiona, el sujeto ataca, agrede, se desespera. Por eso Armesilla dice “pueden llegar a matarte antes de admitir la realidad”.
Como estas salvajes e inmundas bestias suponen que la realidad es lo que se dice o el modo en que nos autopercibimos a partir de un yo que todo lo abarca destruyendo todo empeño colectivo, esta etapa histórica es, en cierta forma, peor que enfrentar a un fanático nazi o estalinista, que al menos se asentaban en una realidad geopolítica en la que jugaban a favor de sus creencias.
Aquí estamos frente a estas bestias inmundas y salvajes que hasta se atavían con los signos de la rebeldía para venir a someternos y cumplir un mandato imperial del que ellas mismas no se aperciben."

Carlos Balmaceda, sobre los totalitarios promotores del progresismo woke, servil al poder global financiero.

jueves, 8 de junio de 2023

Un 8 de junio se publicó 1984 de George Orwell, un día como hoy, mismo día de mi cumpleaños: "lo más importante no es mantenerse vivo, sino mantenerse humano".

miércoles, 7 de junio de 2023

Hay, en ciertos nichos literarios, convidados de piedra y personas non gratas. También está plagado de feligreses, fariseos y apóstatas, con sus respectivos ritos, cismas e iniciaciones. Como en cualquier club, pueden devenir nichos cerrados, herméticos. Se sabe que puedes recibir invitación, pero nadie te asegura la permanencia. Afortunadamente, el ejercicio clandestino de la escritura, en calidad de creación, encuentra su lugar en la zona más solitaria, alejada del ruido gregario. Su verdadero sitio reside en la órbita de la lectura - universo infinito allende el espacio- y sobrevive a las intrigas y conflictos de sus autores, siempre y cuando no sucumba a la mafia ni a la tentación del oportunismo.
No hubo nada más utópico que nuestro pasado.

No hay nada más real que nuestro presente.

No habrá nada más distópico que nuestro futuro.

martes, 6 de junio de 2023

Una cabra me preguntó en la tarde si acaso había escrito un libro. Le respondí que sí. Ella dijo haber visto mi libro Rinconada en línea. Me mostró en la pantalla de su celu y había googleado el enlace al libro en Linkedin. Dijo asombrarse por el hecho de que su profesor de lenguaje haya publicado. "No se ve todos los días", afirmó, segura, con cierta admiración. Le dije, sin embargo, que ya se habían agotado hace rato los ejemplares físicos de ese libro, por lo que solo podría conseguirlo virtual. "No importa, profe.", aseveró la cabra, no tan interesada en la lectura, aunque sorprendida por la sola posibilidad de su existencia.

¿Cómo llegó a ese libro? El año pasado ya había hecho mención de mi libro a algunos alumnos que me preguntaron ¿El rumor le habrá corrido de sopetón? No importa. El hecho es que ya ese viejo libro circula en el imaginario de ciertos alumnos como si se tratase de un objeto de culto. Pero ninguno de estos cabros, pese a su insaciable inquietud literaria, puede llegar a intuir siquiera la verdadera historia detrás de esa ópera prima improvisada, publicada a la rápida, en una necesidad de quemar una etapa de cronista.

Ninguno de estos chiquillos siquiera se imagina todo lo que representó ese condenado libro: los años de arduo ejercicio poético, las derrotas amorosas, los desaires literarios, los conflictos brígidos, pero también las anécdotas memorables, las situaciones hilarantes y algunos sabrosos detalles de la bizarra vida en el puerto. Algunos de mis mejores y también de mis peores años están contenidos en las páginas de ese libro. Podrá permanecer como un tabú en el olvido, para algunos; podrá perseverar en el imaginario lector de otros; pero ahora podría cobrar un nuevo rumbo, un rumbo más honesto y menos tránsfugo en la mente de mis estudiantes.

Allende la amarga y dionisíaca vida poética en el puerto, el libro podría revivir en forma de recomendación literaria para la escuela. Mucho mejor destino, aunque la propia obra cargue consigo la consciencia de esos años y esos lares. Si llegase a ser leído por mis estudiantes, dicha consciencia habría sublimado su pasado para encarnar otro tiempo, uno ajustado a otras vidas, a otras historias y, por extensión, a otras posibilidades de lectura.

lunes, 5 de junio de 2023

Lo loco, bizarro y pintoresco de tener todavía un blog de escritura (en modo diario y bitácora) es que, después de tanto tiempo vigente, te siguen lectores y visitantes desconocidos. De repente, te llega algún comentario random, el cual pasa por el cedazo del autor, obviamente. El otro día una "usuaria desconocida" me comentó: ¿Y si la vemos? a un artículo sobre los Cuarenta años de Possession (1981) de Andrzej Zulawski. El comentario me causó gracia, aunque a la vez intriga. ¿Quién habrá comentado? ¿Alguien que sigue el blog o alguien que llegó al artículo de forma casual? Uno se pregunta cuántos de esos usuarios entran y husmean en la página quizá con qué intenciones, pero a la larga se asume que el blog, al ser público, será sometido al escrutinio cercano y también anónimo. De lo contrario, solo se contaría con un bloc de notas o con un diario de vida sellado con cerradura, cuestiones legítimas aunque muy distintas de la lógica de umbral del blogspot, con esa calidad de bisagra indiscreta entre el adentro de la página isla y el afuera del océano virtual.
"El deber moral del poeta es restaurar la precisión: la precisión es la verdad", decía Mark Strand. Y hay quienes se dicen poetas y no tienen empacho en mentir con saña. Entonces, no cumplen su deber moral.
El cabro llamado Dante me dijo, esta vez, una frase de su homónimo poeta florentino: "Yo no caí del cielo, ¡subí del infierno! “. Luego, sin más, salió de la sala, rumbo al patio del colegio, vacío.

sábado, 3 de junio de 2023

De regreso de un café en Viña, unos caballeros guarda vehículos cantaban Tus viejas cartas de Los enanitos verdes, a todo pulmón. Uno de ellos tocaba la guitarra. Lo hacían a un costado de la acera, en Av Valparaíso. Parecía la banda sonora del nostálgico, la orquesta del que regresa a casa, temprano, un viernes por la noche, sin otro panorama en el frente.

viernes, 2 de junio de 2023

... Y para bien de la literatura, y en nombre de la poesía, ella zafó de la "cancelación".