lunes, 13 de febrero de 2023

"Amnesia selectiva es la historia". Megadeth, Hangar 18.

Ovnis en Estados Unidos, China y Rusia: ¿un nuevo orden ufológico o resurgir del misterio extraterrestre?

“Inventario de formas de vida extraterrestre

En estado de suspensión criogénica

Amnesia selectiva es la historia

Parecía previsto pero quién lo sospecharía”.

Megadeth, Hangar 18.


Un globo chino fue visto sobrevolando el estado de Montana en Norteamérica. Se habló de presunto espionaje en el contexto de una potencial Tercera Guerra Mundial. Tan pronto como fue detectado el globo, apareció un misterioso “ovni” en Alaska, el cual, dicen, fue derribado fácilmente por unos cazas yanquis. El gobierno chino, por su parte, también advirtió la presencia de un “ovni” sobre las aguas de Qingdao. De inmediato, lo asociaron a una provocación de parte de Washington, Gringolandia. Tiempo después, una imagen compartida en algunos medios rusos mostró otro “ovni” que surcaba la región de Rostov. Habría sido atacado por drones, según contó el gobernador de la región.

Frente a esta seguidilla de hechos bombardeados y relacionados con supuestos “ovnis”, no se puede creer de buenas a primeras en los relatos del poder, sin antes leer entre líneas. De partida, instalar la posible existencia de “ovnis” en el discurso mediático –cuestión que se creía reservada a las películas o a la investigación especializada de carácter ufológico- ya habla, por sí solo, de un gesto político. Conviene precisar que la palabra compuesta “ovni” (objeto volador no identificado) no necesariamente está asociada a la hipotética existencia de extraterrestres. Solo refiere a eso: a objetos voladores cuyo origen misterioso no puede ser identificado y, por lo tanto, permite la especulación sobre su naturaleza. Sin embargo, hace poco salió una noticia del Pentágono, en la que el coronel de la Fuerza Aérea estadounidense no descartaba que los tres ovnis interceptados después del globo espía pudieran tener origen extraterrestre, afirmación desmentida luego por algunos oficiales de seguridad nacional, que niegan de plano cualquier posibilidad.

Tras este auténtico conflicto, surge un hecho decidor que lo puede cambiar todo: el hecho de que la ONU haya dado victo bueno a la creación de una oficina OVNI, propuesta por un estado al norte de Italia. El proyecto detrás de la oficina tiene por nombre Proyecto Titán y habría sido gestionado por Paolo Guizzardi, en nombre del Centro Ufológico Nacional de Italia. “En el contexto de conflictos, como en Ucrania, es este tema el que puede promover una cooperación positiva, de modo que podamos ayudar a resolver un enigma al que todos nos enfrentamos. Puede unir a nuestro planeta y contrarrestar nuestra tendencia al conflicto”, dijo Guizzardi, consultado sobre la importancia de su proyecto para el futuro. En resumidas cuentas, se trataría del primer intento por crear una verdadera “agencia internacional” para reconocer la temática OVNI como una temática de relevancia global. Todo esto crea un escenario de secretos militares, espectáculo bélico y elaboradas conspiraciones, un campo nutrido para la ufología, y otra variable inesperada que se suma a un panorama mundial cuasi apocalíptico.

Al leer sobre la implicancia que esta nueva “variante ovni” pueda tener para el curso geopolítico del mundo, he caído en la cuenta que muchos agentes alternativos ya habían informado sobre la posibilidad de que ocurriese un evento como el que estamos viviendo, es decir, un evento en el que los ovnis sean materia de discusión oficial, a la vista de los acontecimientos y con el telón de fondo de una “nueva Guerra Fría”. Así, por ejemplo, los conspiracionistas que creían de manera ferviente en el caso Roswell de Nuevo México, afirmaban que todo lo ocurrido allí permanecía como “secreto de Estado” bajo el concepto del Proyecto Azul, concepto popularizado por una serie llamada Proyecto UFO, precursora de los Expedientes Secretos X. Aquel concepto tendría relación con estudios por parte de Fuerzas Aéreas para determinar si los ovnis suponían un peligro para la seguridad nacional. En cierta forma, la idea de este proyecto del pasado cobra resonancia en la contingencia del presente: o bien hay cuestiones sobre la temática ovni que fueron limitadas al ámbito de la cultura pop y la especulación ufológica; o de verdad siempre fueron secretos de Estado que están saliendo a la luz precisamente ahora, con un sentido y un propósito todavía no del todo transparentes. Misterio secular o una muy sofisticada “cortina de humo” para avanzar en los planes de control mundial.

Aunque la evidencia salte a la vista para el pasmado ojo público, ya acostumbrado a suficiente pánico, coacción y mentiras durante estos tres años, también existen agentes que optan por “no creer”. Se podría decir que estos agentes ven en el fenómeno OVNI solamente otro espejismo en el oasis del poder, otra arma de los poderes en las sombras para crear una narrativa y someter de nuevo a la población a su arbitrio, como ya lo habrían hecho con la plandemia y el tratamiento político de la guerra entre Ucrania y Rusia. Tenemos el caso de la Dra Carol Rosin, vocera de Wernher Von Braun, el destacado ingeniero aeroespacial de la Nasa, artífice de las misiones Apolo a la luna. Carol Rosin afirmaba que los yanquis tenían una estrategia de “guerra mental” muy elaborada: primero, los rusos serían identificados como los enemigos; luego, los terroristas; los siguientes, asteroides; y, por último, aliens. Esa sería, según ella, la “jugada final”, construir armas espaciales contra extraterrestres y justificar, por ende, un estado de guerra perpetuo.

También existe un documento de la Revista Año/Cero número 55, del año 96, llamado “Nace el Proyecto Delfos”. En él, se explica que treinta investigadores del fenómeno OVNI se reunieron en Gilet, Valencia, para acordar que “todos los estudios futuros que se realicen sobre el tema sigan los puntos de los que consta el Manifiesto del Proyecto Delfos”. Algunos puntos del manifiesto citados en el documento señalan que:

“1. El fenómeno OVNI es total o parcialmente extraño al problema de la vida extraterrestre. 2. Muchas de las manifestaciones del fenómeno entran en los dominios de lo parafísico. 3. Estas manifestaciones no son más que una de las múltiples facetas de un plano existencial o universo oculto extraño a nuestro mundo material y su interferencia debe insertarse en el contexto de un verdadero complot, orientado hacia un nuevo orden mundial. 4. Este plan ha interferido en la normal evolución del hombre, y abarca la manipulación psíquica, la sugestión y el control telepático.”

En el documento, se habla de un Proyecto Delfos que apuntaría a “contrarrestar la finalidad de la acción subversiva” de aquel plan. Se trata de un hallazgo que revela dos cuestiones resonantes con nuestra coyuntura: primero, la probable existencia de un complot relacionado con el nuevo orden mundial, conspiración que cobra vida en la dinámica del escenario geopolítico; segundo, la idea patente de un plano existencial o un universo oculto extraño a nuestro mundo, tal vez, por qué no, vetado a nosotros, los mortales, pero ya conocido por otros.

Se puede decir que tras la explotación de la temática OVNI efectivamente hay todo un entramado de intereses políticos internacionales que nos hacen suponer un “voladero de luces” o algo todavía más rocambolesco, como lo señalado por la teoría conspirativa del Proyecto Blue Beam. Pero nada de eso desacredita lo que muchos ufólogos han concluido, de acuerdo a sus investigaciones: que la temática OVNI encierra en sí misma un misterio humano y más allá de lo humano. Puede que los derribos y avistamientos recientes, con la vocería de las potencias, reavive la discusión ufológica, relegada casi siempre a la clandestinidad y a una reputación conspiranoica, y toque replantear la discusión pública sobre temas como la posibilidad de vida inteligente en el espacio, la existencia de multiversos o de “mundos dentro de este”, tal como rezaba Paul Eluard, citado en algunos libros esotéricos de Plaza & Janes.

Por mi parte, el tema OVNI resultó mucho más estimulante que el tema Virus, así que pretendo indagar en los libros de un amigo, Sergio Sánchez Rodríguez, escritor experto en estos temas, quien escribió una obra de cuatro tomos llamada “Érase una vez en Ovnilandia”, una suerte de obra total sobre su perspectiva de la ufología y todo lo que ella involucra, ya sea lo terrestre como lo extraterrestre. Ha quedado demostrado que el OVNI puede abducir la imaginación del más escéptico.
Fuentes: 






Foto de un OVNI tomada entre Santiago y Valparaíso por el director del Centro de Radiación Cósmica de la Universidad de Chile, 17 de marzo de 1968.