jueves, 3 de noviembre de 2022

“Profesor, no sé por qué me tinca que el otro profe al que echaron, va a volver un día al colegio disfrazado de Guasón y nos va a matar a todos”, afirmó una alumna. Lo dijo muy seria. ¿Realmente creyó, en algún momento, que sería un escenario factible? Por lo demás, la imagen del “lobo solitario”, el anti social vengador siempre está asociada a los estudiantes inadaptados. Que una alumna lo haya asociado, esta vez, a un profesor humillado, aunque fuera de pura broma o imaginación, indica que el hastío con el sistema se palpa aún en al aire. ¿Consecuencias de un malestar más vigente que nunca? Es probable. Ya no son los estudiantes los renegados del sistema; lo son también los profesores, muchos de ellos, frustrados, perdidos y desequilibrados. La sombra del Guasón, pues, se mete hasta en el tejido del curriculum educativo, busca poseer algún cuerpo en los entrecejos de la burocracia del Estado, nutrida de personajes grises. Sintoniza con el encabronamiento y rima con el resentimiento del espíritu; solo cambia de ropaje e indumentaria.