lunes, 8 de julio de 2024

El simbolismo de la noche en Occidente, Guillermo Mas Arellano

"Para Mallarmé, la poesía es un acto nocturno y silencioso reservado para los insomnes más impenitentes: donde el yo desde el que se escribe, e incluso la propia escritura en sí misma, se afirman negándose y se crean destruyéndose, como pura «teología apofática». A Mallarmé, además, le llamó Valery «Orfeo redivivo»; y, en este sentido, conviene recordar una máxima de Blanchot: «No escribimos lo que somos; somos los que escribimos». Conecta con lo escrito por Foucault: «El ser del lenguaje no aparece por sí mismo más que en la desaparición del sujeto». Porque la cuestión del yo en literatura y su cuestionamiento es una constante.

Así, Descartes escribió «Pienso, luego soy»; Cervantes le hizo decir a Quijote «Yo sé quién soy»; Dios afirmó ante Moisés «Yo soy el que soy»; Pascal sentenció «el yo es odioso»; Rimbaud revolucionó con su «yo es otro»; Quevedo confesó «Soy un fue, y un será, y un es cansado»; y Canetti dejó escrito «Buscan en mis ruinas. Pero yo soy la mía». Este total de aseveraciones se podría resumir en la cita de Juan de la Cruz que concluye: «Desamparo del espíritu en tiniebla». Hablamos, por supuesto, desde la primera persona: la del sujeto moderno occidental. Apenas nada: «una sombra que se va»."

Las profecías de Houellebecq en "Sumisión". Pedro Fernández Barbadillo

"El creciente distanciamiento, ya abismal, entre la población y quienes hablaban en su nombre, políticos y periodistas, conduciría necesariamente a algo caótico, violento e imprevisible. Francia, al igual que los demás países de Europa occidental, se encaminaba desde hacía mucho tiempo a una guerra civil, era una evidencia". Michel Houellebecq