miércoles, 20 de mayo de 2020

Otro cazabulosresultó que al final los científicos de la NASA no han encontrado ninguna partícula de fuera de nuestro universo, y menos han confirmado que provenga de un universo paralelo en donde las leyes de la física marchan en sentido contrario. Es más, ni siquiera se trata de la Nasa directamente, sino que de Peter Gorham, un profesor de física de la Universidad de Hawai y su equipo, quien explicó la probabilidad de haber descubierto un nuevo tipo de partícula, y que, por lo tanto, se estaría ante un nuevo modelo de la física, pero no necesariamente ante la presencia de un universo paralelo. Esta sería más bien una hipótesis planteada por la revista New Scientist a raíz de los estudios de Gorham, pero solo eso: una hipótesis. La tan bullada noticia sería una malinterpretación del Daily Star, medio que comenzó a rodar la bola de nieve, pese a que, de entrada, en el mismo título del artículo que originó todo se revela que es una teoría y que nunca asevera la existencia de nada, aunque tampoco se descarta completamente, y esa es la gracia del conocimiento científico: que no afirma ni niega nada hasta que no se pueda contrastar ni comprobar con evidencias empíricas. Pero resulta curiosa sobre este punto la responsabilidad de la divulgación científica respecto a cuestiones que suelen darse por sentadas y resultar atractivas para la opinión pública. Hasta leí en redes sociales algunos estados que hacían alusión a un posible orden de cosas que fuera en reversa para evitar la crisis sanitaria. Incluso yo mismo me vi citando a Borges con su Jardín de los senderos que se bifurcan para darle un toque cuántico literario al asunto. Sin embargo, como ya dije anteriormente: el conocimiento científico da lugar a la especulación mientras no se tenga certeza respecto a un potencial hecho o descubrimiento, y en esa especulación puede caber perfectamente todo un universo de posibilidades.