domingo, 27 de junio de 2021

Mi antipostura política

Varios han preguntado por mi postura política, luego de acusar un “cambio de chaqueta”. Cuestión tragicómica. Creo que la postura del antipoeta Parra, de “no dejar títere con cabeza”, resulta particularmente inteligente, en tiempos ideologizados y radicalizados. Como hubiera dicho Nicanor, con su genial irreverencia: “La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas/socialistas y capitalistas del mundo uníos/ antes de que sea demasiado tarde".

Descargos en contra del Estado de excepción

Un Estado de excepción está pensado para superar las consecuencias de una situación imprevista o inmediata. Para eso se conceden algunas medidas extremas como la restricción de ciertos derechos fundamentales, en este caso, la libertad de movilidad y de reunión. Está pensado, justamente, como una excepcionalidad, no como una normalidad. Sin embargo, el Congreso ha vuelto a extenderlo durante otros tres meses, con la excusa de una nueva cepa Delta que arribó hace poco al país. Yo me pregunto, si ya existe un consenso generalizado en torno a la ineficacia de la cuarentena ¿por qué mantenerla, a pesar de todo? El bicho, y eso ya está muy estudiado, no se va a extinguir en el corto plazo, al menos su cualidad de pandemia, y tampoco lo hará completamente, como muchos otros virus que andan pululando en el ambiente, con los cuales convivimos, pero que, al parecer, tienen pésima prensa. Así, como sociedad, habrá que aprender a vivir con los virus, con tal de no morir de inanición o inercia. Por lo mismo, no se justifica un Estado de excepción constitucional indefinido, porque la lógica indica que tendríamos que aprender a convivir también con las restricciones a nuestros derechos de manera permanente, mientras exista el virus. O sea, estamos supeditando garantías constitucionales, supuestamente inalienables, a la eventual e hipotética desaparición del bicho de la faz de la Tierra ¡un absurdo de proporciones!

El Estado, representado por el Ejecutivo y el Legislativo, se han puesto al margen de la legalidad. Corta. Se han puesto al margen de la Constitución (Bueno, eso ya no le importa a nadie). Se han puesto al margen del Estado de derecho, al transformar un Estado de excepción en un estado de normalidad, pudiendo enfrentar la situación pandémica con otros medios sin vulnerar los derechos de los ciudadanos. Esa fue exactamente la razón por la que la Corte Suprema de Ecuador, por ejemplo, le negó ¡OJO! en septiembre u octubre del 2020, al Ejecutivo ecuatoriano, la renovación del Estado de catástrofe. Y esa también fue la razón, incluso, por la que ciudades como Nueva York han decidido levantar las medidas completamente –incluso llenando el Yankee Stadium- luego de que más de la mitad de la población ya tuviera su primera dosis en el cuerpo. Chile, en cambio, fue líder en el proceso de vacunación, con casi un 80% de la primera dosis, y no solo continúan las restricciones, sino que, para más remate, se está hablando de endurecer las medidas.

Chile tiene, al día de hoy, unos de los regímenes de excepción más duros DEL MUNDO, de acuerdo a estudios internacionales. Y no les basta. Y no les basta. Si esto no es biopolítica a gran escala, explíquenme, porque no sé qué otra cosa pueda ser. Encerremos a los “niños” y que no salgan, que no se contagien, que se porten bien, y vivan de nuestra limosna. Ese parece ser el mensaje.

El bicho no se va a ir. Eso es un hecho. Entonces, conviene acostumbrarse al estado de cosas, con tal de seguir oxigenando la vida social. Y si los pro cuarentena quieren repetir para siempre la experiencia del 2020, allá ellos. Se pueden meter en una cajita de fósforos y esperar a que todo pase hasta hacerse viejitos. Pero el resto, tendremos que aceptar que este riesgo es parte de la existencia cotidiana. Y yo, personalmente, no tengo ganas de seguir viviendo ESTO. Esto que seguramente seguirán imponiendo a su antojo a la sociedad, cual menores de edad bajo la tutela de unos adultos, dirigiéndoles la vida como si no tuvieran criterio ni discernimiento propio.