martes, 1 de septiembre de 2015

Diógenes el cínico



Diógenes de Sinope, el cínico, pateando el sentido común de pobres y ricos desde antes del siglo V AC. El imaginario construido en torno a la figura de Diógenes, a pesar de su desparpajo, sencillez y soledad, siempre al alero de la luz pública, codeándose con los nobles y a la vez con el pueblo, por supuesto, solo para ridiculizar sus formas de concebir y vivir la vida. En la actualidad nos llega solamente el eco de esa rebeldía en forma de Síndrome, completamente opuesto a lo que Diógenes en su momento representaba: la acumulación de cosas inútiles sin otra razón que la miseria, cuando en su tiempo él simbolizó el desprendimiento y el estilo de vida trashumante. Pienso en la infinidad de Diógenes anónimos que pululan hoy por hoy, en Valparaíso, en las grandes urbes, sin otra filosofía que su anonimato, incluso más reales que el cínico de la leyenda. Los que caminan por ahí no poseerán el nombre de nuestra figura, su voz apenas retumbará en las esquinas de noche, pero por eso mismo nos pertenecen, porque reflejan lo que en el fondo somos: perros detrás de un hueso, siempre en busca de un tonel llamado futuro, éxito, felicidad, olfateando algún rastro de humanidad entre las masas, creyendola pérdida en el ruido de los que anhelan un nombre para venderse a los cínicos de siempre:

"Buscó Alejandro Magno a Diógenes, de enorme fama, del cual se reían por su rechazo a vida material alguna. Cuando finalmente lo encontró, le hizo la siguiente proposición: “Tú, Diógenes el Cìnico, pìdeme cualquier cosa, ya sean riquezas o monumentos, y yo te lo concederé”. Contestó Diógenes: “Apártate, que me tapas el sol”.

"Un día Diógenes estaba comiendo unas lentejas y llegó Aristipo, un adulador del rey. Le dijo Aristipo: "Si fueras sumiso con el emperador no tendrías que comer lentejas". Diógenes contestó: Si te hubieras acostumbrado a comer lentejas no tendrías que adular al rey".

"Alejandro Magno encontró al filosofo mirando atentamente una pila de huesos humanos. Diógenes le dijo: “Estoy buscando los huesos de tu padre pero no puedo distinguirlos de los de un esclavo”.


La necesidad nociva de querer suplir todas las insuficiencias de una vida común y corriente con realidades hechas a la medida de uno mismo, esa fue en un principio nuestra noción de poesía....