martes, 21 de mayo de 2024

La historia señala que a Valparaíso se destinaron los restos de los héroes caídos en combate. Prat, Serrano y el Sargento Aldea. Allí reposan, en la cripta bajo el monumento que da la espalda a la mar. Y esa mar, infalible , imponente, sigue haciendo cosas tremendas que no puede evitar, como diría Hemingway, o es ella la que verdaderamente tiembla ante nosotros, como diría Vasco da Gama.

En la mazmorra interior (poema)

Bajo puntas de cristales que caen desde el techo, 
me preparo para lo que viene y me muevo a hurtadillas
esquivo las piedras y miro sobre el muro una imagen bizarra.
La he buscado entre tales sombras
no reconozco nada más que un velo
¿Es esa la belleza detrás de la revelación?

Mientras me sumerjo en lo más profundo de la mazmorra,
trato de encontrar la respuesta al enigma 
la solución definitiva a la incógnita, el diamante escondido en su interior 
y no encuentro otra cosa que una serpiente mordiéndose la cola.
Todo a mi alrededor comienza a moverse sin sentido 
vaivén de historias, devenir, zigzagueo 
perdida la gramática, perdida la palabra 
La discordia toma lo suyo y se convierte en rectora 
Titiritera del tiempo, condensa intensidades de espacio
y quizás la caverna sea solo un reflejo de su furia
y la infausta búsqueda solo una digresión del tiempo.

Si continúo en la profundidades, sería fatal retroceder 
no hay equivalencia en la contradicción 
a medida que avanzo, la paradoja crece y se alimenta
su resolución trasciende el cuerpo y se vuelve etérea
y todo lo que asoma por fuera son imágenes chamuscadas 
visiones ilegibles y endebles, 
¿Se puede seguir avanzando, allí donde ya no queda nada?
Y creo que ya no siento a mis ojos, las imágenes se han contraído
y la caída de la penumbra en el fondo de la caverna
deja al desnudo una corriente que mana poderosa
La corriente que no tiene nombre, que podría arrastrarnos para siempre.

Aquella corriente negativa, no conduce a ninguna parte
no puede superar el vacío de las páginas en blanco 
sin antes empaparlas de puro flujo, demasías e incoherencias 
no hay espacio que logre superar la contradicción vital
y la corriente mana intempestiva, pujante un golpe de frío me trae de vuelta
y regreso al misterio del principio, brillante en su incertidumbre.

La luz del alba se cuela en los intersticios 
resplandece y ciega mi capacidad de lenguaje 
las palabras zozobran, secas en su redundancia 
busco ganar algo de coraje, soltando mi lengua, 
abriendo el corazón sangrante
mas no hallo el piso para sostenerme 
ni la muralla para proferir las imprecaciones.

¿Qué es aquello que todavía no deja revelarse? 
¿Qué es aquello que todavía permanece oculto y se resiste al iniciado?
Una voluntad ciega, un azar unilateral me impele a la introspección 
el ojo vuelve a abrirse y ahora me interroga
en pixeles fragmentados se deja ver la sombra definida 
la burla de una realidad descarnada hecha fábula, hecha leyenda 
¿Verdadera o falsa? No importa, se cava en la palabra como se excava en la sombra 
arqueología esotérica, pervertido deseo milenario, farsa evolutiva
Fracciones enteras de la misma indefinida mitología,
salta la duda, y tu rostro vuelve, invicto, a la memoria, 
Revelación de revelaciones 
carne doliente de una vida fugitiva 
espejo del error y la vergüenza.

"Yo no tengo formación, tengo obsesión, que es más importante que la formación. Y lo que trata de hacer el ojo literario es muy distinto al ojo de la ciencia, al ojo del conocimiento. La lógica de la literatura no es la fría lógica de Von Neuman o de Gödel, es una lógica de pesadilla, donde las cosas tienen un valor y su opuesto, donde los monstruos son los que nos salvan, donde los héroes están imbuidos de un poder que no es propio de ellos. En sus mejores momentos, nos recuerda que estamos habitados por cosas, que, por mucho que escudriñemos la realidad, la mayor parte del ser humano va a seguir siendo un misterio. Por mucho que digamos que hay reglas que subyacen, esas reglas siempre van a ser oscuras para nosotros. La literatura es como una estudio de la sombra. Es la sombra, y no la luz, la que nos interesa."

...

"Lo que a mí me interesa desde siempre son los fundamentos, los absolutos, las esencias de las cosas, lo que te lleva hasta ciertas áreas: la religiosidad, el misticismo, la filosofía y a la ciencia, que no deja de ser algo con lo que escudriñar en los fundamentos. Y a lo largo de este camino al final caí en la literatura, que es una forma muy particular de entender el mundo pues es capaz de recoger las lecciones de todo el ámbito humano sin tener una verdad propia, como una religión sin credo. La literatura es como creer en un dios que no tiene nombre."

Benjamín Labatut, en entrevista.
Pasé a la Librería Nueva San Cristóbal de Avenida Francia, (la antigua que antes quedaba en Independencia), para resguardarme de la lluvia. Allí eché un vistazo a los libros de poesía, luego de ver unos cuantos de narrativa. Esperaba encontrar algo chileno, así que hurgué en el segundo piso. Había antologías de poesía en edición escolar, y di con algunos ejemplares porteños. Justo en la misma fila que una Antología de poesía chilena de la Generación de los 60 o de la dolorosa diáspora, selección de Thomas Harris, encontré un par de antologías en las cuales yo participé: “Veinticinco peldaños de poesía porteña” (2009), de Agrupación de Poetas Itinerantes Rubén Darío de Valparaíso y “Plexoamérica, Poesía y Gráfica Morelia – Valparaíso” (2012), de Centro de Investigaciones Poéticas Casa Azul, Ediciones Universitarias de Valparaíso. Ambos ejemplares estaban cubiertos de polvo, en un rincón. Fue una extraña sorpresa encontrarse en las páginas de esas viejas antologías y en esa librería, sin proponérselo. Esos libros, aunque no míos, en estricto rigor, aúnan un tiempo, una voz y un registro. Viéndolo en perspectiva, las palabras impresas allí porfían su visión y abrigan un refugio más allá de la tormenta, un refugio legible, rudimentario y nostálgico.