domingo, 14 de enero de 2018

Tuve la ocurrencia de pasar frente a la bodega Bacigalupo de Pedro Montt, cerrada hace tiempo debido a la competencia. Pasaba por ahí y ahora su interior contenía otro de aquellos mini casinos que abundan cada vez que se viene abajo un sitio clásico. Sus visitantes embotados con las máquinas tragamonedas, gastando la plata que no ganan en una suerte que no tienen. Verdaderos antros de ludopatía. La imagen al paso fue escalofriante.